Las acciones de Martes
Martínez se están encargando de quitarle su disfraz y mostrarlo ante
toda la opinión pública en su real catadura represiva que en nada se
diferencia de la de Pedro de Jesús Candelier ni de ningún otro anterior
a él Los
hechos de sangre que se han repetido en penúltima semana de agosto igual
que la anterior siguen constituyendo una espiral luctuosa que equivale a
echar más lecha al fuego, sembrando de obstáculos los sanos deseos de la
ciudadanía de superar este clima de violencia creciente. Los
muertos y heridos en la barriada de Capotillo, durante el día jueves de
esta penúltima semana de agosto, nos están reafirmando en nuestra
convicción de que la Jefatura de la P.N. y esta misma institución, están
actuando ciegamente aferrados a la voluntad de sembrar el país de cadáveres
y ahogar las esperanzas del pueblo en sangre. Marte
Martínez, el general y Jefe de la P.N., se hizo de la falsa idea de que
su hipócrita sonrisa y dos o tres melifluas y simuladas declaraciones
respecto a los métodos científicos de investigación, eran suficientes
para engañar al pueblo y a los anhelos democráticos de la nación. Pero sus mismas acciones se están encargando de quitarle su disfraz y mostrarlo ante toda la opinión nacional en su real catadura represiva que en nada se diferencia ni de la de Pedro de Jesús Candelier ni de la de ningún otro anterior a él.
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