“Yoísmo”
de Rafael Hipólito Mejía le induce a dar la espalda al país ante la
posibilidad de desastre que representaba “Lili” Resultó
extraño que, aún bajo el anuncio de peligro de desastre por la posible
entrada al territorio nacional del ciclón Lili, Rafael Hipólito Mejía
se mantuviera parado en dos patas en cuanto a su viaje a EE.UU. por 10 días,
que finalmente está llevando a cabo. La
gente sensata se ha dado cuenta de que algo personal y de gran peso hace
que Rafael Hipólito Mejía lleve a cabo dicho viaje a los EE.UU., y que
lo hubiere hecho aún cuando el ciclón Lili hubiese arrasado con el país. Insistimos
que un Presidente no puede darle las espaldas a su país frente a hechos
catastróficos. Pero para Rafael Hipólito Mejía eso nada cuenta ni mucho
menos le importa. ¿Por
qué un viaje al extranjero del Presidente del país llueva, truene o
ventee? Más
aún, en una persona tan yoísta como Rafael Hipólito Mejía. Este
tipo de actitudes son las que confirman la naturaleza indolente y
antipopular del gobernante de turno, a la vez que corroboran como buena y
válida la circulante versión de que una enfermedad cancerosa a nivel de
las tripas afecta a Rafael Hipólito Mejía. De
ser cierto, al país y al pueblo se le debe decir en qué pie se está
parado, para que no se produzcan situaciones imprevistas y puedan suceder
cosas desagradables. Que
se le informe con mesura y propiedad al país y al pueblo del asunto, si
no, que se desmienta. La
finalidad de que impere el sosiego y la necesidad de cerrarle la puerta el
sobresalto es lo que nos lleva a insistir en este último aspecto.
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