La ciencia y la religión son dos concepciones opuestas y
contradictorias entre sí Eso que tiene el tal Mario Bonetti en
vez de Academia de Ciencias debería llamarse Academia del C Hemos
leído en la prensa amarilla que la institución de que es dueño el
nombrado Mario Bonetti, y que él denomina Academia de Ciencias, ha
investido no sabemos de qué, a un obispo católico mexicano de nombre
Samuel Ruiz. Óigase
bien, una supuesta academia de ciencias premiando y celebrando las hazañas
de difusor y practicante del oscurantismo de un religioso. Y
lo más pintoresco de todo es que dentro del staff directivo de esa
institución encontramos los más variados personajes portadores de las más
diversas aberraciones de toda índole y que, en verdad, no tienen ningún
vínculo con la actividad científica en ninguna de sus vertientes. Ahí
aparece el padre Avelino, así como otro personaje, llamado Tony Avelino. Si
al primero el Cardenal no le permite ni siquiera la entrada, por inmoral,
al canal 41 de televisión, el segundo no es cura sino un ex convicto de
asesinato de un abogado en pleno Palacio de Justicia en el período
posterior al año 1965, con lo que se puede ver su verdadera postura con
respecto a la tolerancia ideológica. Pero
el mismo Mario Bonetti es una figura nefasta que no sabemos por qué lado
se vincula con la ciencia. Y
nos preguntamos: ¿Acaso por su aberrada vocación hitleriana,
nazi-fascista? ¿O
acaso por su vocación de anfibio político y merodeador contumaz de los círculos
de Poder? ¿O
por su condición de trotskista impenitente? Cuando uno se da cuenta de que ese fulano, llamado Mario Bonetti, es una figura resbalosa y archioportunista que en una llamada Academia de Ciencias mete, dizque para tener cobertura, a representantes de la Iglesia Católica, como al tal padre Avelino, y se dedica a premiar y a congratular a obispos católicos, portadores, además del oscurantismo, de la representatividad del genocidio de la raza indígena y de la Inquisición, que se continúa en nuestros días con adefesios como el Concordato vigente en nuestro país desde el 1954 y el Vicariato Castrense, desde el 1958, eso que tiene el tal Mario Bonetti, en vez de Academia de Ciencias, debería llamarse Academia del C.
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