La religión
cristiana en su real papel de opio del pueblo
Al
hablar de corrupción, de violencia, delincuencia y de tantas múltiples
lacras sociales que asfixian la vida de los dominicanos, hemos de
enfrentarnos a todo un coro selecto integrado por los mismos
prohijadores de esos males, o bien por sus sobornados y subordinados,
que repiten slogans o consignas como las que a continuación enumeramos: Es
la falta de formación familiar. Hay que inculcar a la población los
valores cristianos. Es la crisis de la familia. Etc., etc. Como
se puede apreciar, esto es lo que repite el coro que batutea el cardenal
Nicolás Hildelbrando Borgia López Rodríguez, así como sus acompañantes,
los perversos cabecillas del protestantismo, el tal Portes, Holguín,
Bueno y otros de la misma estirpe y allá bien lejos, en el fondo, se
oye el eco desafinado de otros coros y corillos desafinados, compuestos
por los tristemente famosos componentes del Estado Mayor de la Policía
Nacional y su oficialidad, lo mismo que los amaestrados directores de la
prensa amarilla, venal y corrupta tanto escrita, radial como de televisión. No
hay necesidad de esfuerzo alguno para darse cuenta que al final ofrecen
como salvación el gran engaño de la religión cristiana, en su real
papel de opio del pueblo.
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