Juan Bolivar Díaz Santana venal plumífero, genízaro desalmado infiltrado en los medios periodísticos y aprendiz de cura:

Al margen de la libertad de prensa, no cabe ni remotamente pensarse en libertad particular de ejercicio periodístico

 

Sólo un venal plumífero, como lo es el mendaz Juan Bolívar Díaz, que llegó al colmo de la perversidad durante la dictadura sangrienta de los 12 años de solicitar que todos los periódicos y los periodistas entregaran sus archivos a los cuerpos policíaco-militares de esa dictadura del tirano-alimaña Joaquín Balaguer, es capaz ahora de salir con la monstruosidad insólita, tanto por antipopular y antinacional como por el alto contenido que encierra de genuflexión ante los capitalistas explotadores y reaccionarios, representativos casi todos del capital parasitario, de que la concentración de los medios de prensa en manos de cada vez menor número de capitalistas no afecta ni es perjudicial al ejercicio de la libertad de prensa.

Ya ese mismo argumentajo lo había formulado su canchanchan el tránsfuga Juan T.H. desde su condición aviesa de mercenario contumaz desde un periódico amarillo.

Así como para llevar a cabo aquella nefasta propuesta que sólo podía hacer un genízaro desalmado infiltrado en los medios periodísticos en un momento en que el tirano-alimaña Joaquín Balaguer se empeñaba en proseguir matando y oprimiendo al pueblo, ese energúmeno carente de otro talento que no sea su infinita capacidad de calumniar y tejer intrigas aprendidas y desarrolladas sobre una vocación congénita e innata en el proceso de auto-degradación a que se sometiera en el nefasto Seminario católico como aprendiz de cura, se valió de la condición de Director del periodicucho “El Sol”, al que terminara convirtiendo en un verdadero basurero de inmundicias, que bien pronto llevó a la quiebra, pero estando él ya enganchado de antemano al carro del corrupto gobierno jorgeblanquista.

Repetimos que así como ese sujeto se valió de la condición de Director de “El Sol” para hacer tan baja propuesta, de típico corte parapolicial y criminal, ahora, en su obcecada imbecilidad de ignorante clerical siquitrillado y genuflexo, pretende reducir la libertad de prensa a la posibilidad individual o personal de ejercicio periodístico.

De más está decir que, al margen de la libertad de prensa, no cabe ni remotamente pensarse en libertad particular de ejercicio periodístico.

Hay que ser un verdadero imbécil para colocar la libertad individual del ejercicio periodístico en lugar de la libertad de prensa. En un medio o en las condiciones donde esté a nivel general excluida o desterrada la libertad de prensa como base y parte sustancial de las libertades públicas o democráticas, jamás puede concebir una persona en su sano juicio, la posibilidad siquiera del libre ejercicio periodístico.

Sólo un siniestro y mediocre personaje ignorante y desconocedor del significado histórico real y concreto de una conquista como la libertad de prensa, o alguien que esté movido por las más bajas pasiones y la insignificancia de las mezquindades, puede pretender eludir el problema del ejercicio de la libertad de prensa o del problema de la elucidación del significado de la libertad de prensa yéndose por la tangente de este trascendental asunto, colocando en su lugar la libertad individual de una persona o de un grupo de personas, si se quiere, para ejercer el “periodismo” dentro del marco de una empresa que ha hecho un negocio de la información o, más bien, de la desinformación al pueblo.

Por un acto de estupidez y de envilecimiento individualista cargado de mala fe, ese ignorante de tomo y lomo sustituye la libertad de prensa por la libertad individual del ejercicio periodístico en la condición de lacayo.

La venalidad del alma vendida por un mercenario de la prensa es lo único que explicaría, pero que jamás justificaría, la formulación de la descabellada tesis de que la concentración de los medios de prensa en manos de un reducido número de capitalistas no es un peligro para la libertad de prensa, tal y como afirma el tal Juan Bolívar Díaz.

Este comentario continuará en la próxima edición.

 

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