Elecciones en Brasil A
pesar de todos los aspavientos de los capitalistas e imperialistas de toda
laya, los pueblos no se resignan a ser aplastados y a mantenerse en la
pasividad
Después
de haberse efectuado, el lunes 7 de octubre, las elecciones generales en
Brasil, los resultados obligan a una segunda vuelta, que se ha de llevar a
cabo 15 días después de la primera vuelta. En
esta primera vuelta, Luiz Lula, un sindicalista vinculado a la teología
de la liberación, obtuvo un 47% de los votos y el más cercano contendor
obtuvo un 24%, se trata de Serra, un neoliberal discípulo del actual
presidente Cardoso. Todos
los vaticinios auguran que Lula alcanzará fácilmente la victoria para la
Presidencia en la segunda vuelta. En
verdad nadie en su sano juicio puede esperar que el gobierno de Lula vaya
a efectuar transformación de fondo alguna, y como ya es costumbre se verá
que todo se vuelve sal y agua. Sin embargo, no deja de guardar un relativo
interés la victoria de Lula, que será un nuevo ensayo socialreformista
llamado a concluir en el más desagradable desengaño, y ojalá que no
pase por la tragicomedia. En
Brasil la situación no puede ser más dramática por la miseria creciente
del pueblo, el desempleo, la gran brecha existente entre un grupito que
concentra en sus pocas manos las más exageradas riquezas y en el otro
polo las grandes mayorías carentes de recursos hasta para cubrir las más
perentorias necesidades. El
triunfo de Lula será una muestra del rechazo latente y manifiesto de las
masas trabajadoras hacia el neoliberalismo. Este
ha tenido en el Brasil a sus más coherentes exponentes, sin que ninguno
de los problemas vitales hayan podido ser resueltos, sino, mas bien,
agravados. Con
el triunfo de Lula, aún cuando no se proponga éste desarrollar ningún
programa avanzado, le ha de causar grandes contratiempos a los monopolios
internacionales, y en particular al gobierno de Bush. Tal
y como muestran los sucesos electorales del Brasil, a pesar de todos los
aspavientos de los capitalistas e imperialistas de toda laya, los pueblos
no se resignan a ser aplastados y a mantenerse en la pasividad. Cuando
todo parece que las masas se han doblegado definitivamente, dan las
grandes sorpresas y reemprenden su brega imperecedera por un futuro mejor,
estando dispuestas a arrollar a todos los que traten de obstaculizar su
lucha. Este proceso brasileño viene a cerrar filas con el que está en marcha en Venezuela, donde se efectúa una confrontación entre las fuerzas retrógradas y antinacionales de los ADECO, los neoliberales, la Iglesia y todos los reaccionarios, de un lado, contra las fuerzas populares y patrióticas, que cierran filas alrededor del coronel Chávez, quien por lo menos reivindica que los venezolanos sean dueños de su propio destino, y mantengan la propiedad de su petróleo y el oro, que son sus principales recursos naturales.
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