Campaña terror sicológico
del cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez con lo
del satanismo Fue
para crear ambiente histeria colectiva propicia persecución y terror
policíaco-militar de la población y condiciones dejar en libertad
asesino niño adolescente Llenas Aybar
La
sociedad dominicana y el pueblo fueron sometidos no hace mucho tiempo a
una feroz campaña de terror sicológico por parte del cardenal Nicolás
Hildebrando Borgia López Rodríguez, con su falaz y mentirosa campaña en
torno al satanismo y a sus supuestas prácticas, más aún respecto a su
inventada validez o efectividad real. Ahora
acaba de descorrerse el telón y quedar en claro que el Cardenal de marras
sólo quería crear un ambiente de histeria colectiva propicia para que
Mario José Redondo Llenas, asesino del niño José Rafael Llenas Aybar,
pero hijo de un padre jesuita cubano, fuera considerado como poseído del
satanismo al momento de cometer su atroz crimen; y se contemplara así la
posibilidad de dejarlo en libertad. Pero
a la vez ese cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez
favorecía con su campaña sucia crear un ambiente de persecución y
terror policíaco-militar en franca violación a la Constitución de la
República, que establece la libertad de cultos en su Artículo 8, que
deja parado como ilegal e inconstitucional el azaroso Concordato y al
Vicariato Castrense, entre otras muchas cosas más, como es la enseñanza
del catolicismo como materia obligatoria en las escuelas públicas. A
continuación, vamos a exponerles a los lectores de “¡Despertar!”,
aspectos que deben ser meditados con todo detenimiento, y se pueda
comprender las valederas razones que nos asisten para que el Estado
dominicano sea laico, como laicas deben ser tanto la sociedad como la
escuela dominicanas.
Creencia en supersticiones, prácticas rituales y dogmas cristianos, no garantizan integridad ni conducta moral de nadie, sino todo lo contrario
A continuación, vamos a exponerles a los lectores de “¡Despertar!”, aspectos que deben ser meditados con todo detenimiento, y se pueda comprender las valederas razones que nos asisten para que el Estado dominicano sea laico, como laicas deben ser tanto la sociedad como la escuela dominicanas.
A
raíz del desarrollo del juicio de apelación del caso del asesinato del
niño-adolescente José Rafael Llenas Aybar, se ha puesto de manifiesto
con meridiana claridad y en toda su descomunal magnitud la falacia de las
bondades y virtudes que los explotadores y opresores del pueblo, esto es,
los verdugos de la población, le atribuyen a la religión cristiana y
para lo cual financian no sólo a contingentes interminables de sectas
fanatizadas, sino, además, a la misma Iglesia cristiana-católica made in
imperio vaticanista. Se
trata de un crimen atroz escenificado y perpetrado dentro del contexto
general de la sociedad capitalista neoliberalizada dominicana en plena
podredumbre y descomposición, pero particularmente en el sector social
correspondiente a la burguesía media y dentro de ésta, perteneciente a
uno de los círculos sociales y familiares más recalcitrantemente
cristiano-católico-clericales y jesuitas existentes en este martirizado
país. José
Rafael Llenas Aybar, el niño-adolescente asesinado en forma bestial era
hijo, por vía materna, de la señora Ileana Aybar, perteneciente a la
familia Aybar Castellanos, por vía de su tío, el fenecido Ing. Tancredo
Aybar Castellanos, que a su vez era sobrino, ahijado-hijo del obispo padre
Castellanos. Conocido es el cristianismo-clerical-católico de dicho núcleo
familiar, así como de las cualidades que adornaron al citado ingeniero,
al que no habría por qué no considerarlo como un burgués-oligarca de
bien, en tanto, sin romper su compostura de clase, se preocupó de vivir
de su trabajo y sin hacer daños personales innecesarios. Cualidades que,
hasta prueba en contrario, habría heredado su hijo Tancredito, por lo
menos. Por
parte del padre de la víctima, Llenas Menicucci, que a su vez es hermano
de la madre del asesino, impera una parecida formación familiar cristianísima. En
cuanto al sicópata asesino Mario José Redondo Llenas, se ha puesto en
claro que su padre, el “gusano” cubano Redondo, vino al país a raíz
del ascenso al Poder de Fidel Castro, y llegó como estudiante de cura
jesuita al seminario de donde salió investido como tal, sacerdote
jesuita. Así
cimentó su núcleo familiar, tal y como lo manda el cristianismo-católico
vaticanista. Claro, abjuró de los votos sacerdotales para llevar su vida
personal. Precisamente,
su abogado-defensor principal, el Dr. Artagnan Pérez Méndez, es un
reconocido jurista catolicísimo y cristianísimo, de la Ucamaima,
universidad católica del clan del empresario de Cristo y monseñor de las
cosas más sucias de la Iglesia, Agripino Núñez Collado. Es
recurriendo al supuesto postulado de amor, el que quieren pasar de
contrabando, dicen que se sustenta el cristianismo católico, evangélico,
ortodoxo griego, ruso o la Iglesia Episcopal Anglicana de Inglaterra, que
ya, por cierto, anda sembrando y cosechando su opio por estas atribuladas
tierras, con tales consignas Artagnan Pérez Méndez despliega sus empeñados
esfuerzos para que el asesino y su cómplice de apellido Moliné, hijo de
otra muy cristiana familia capitaleña, queden en libertad y las cosas,
conforme a las reglas del juego de una familia cristiana, no pasen de a
donde han llegado. A
Pérez Méndez se le ha oído satanizar a los infelices padres de la víctima,
presentándolos inescrupulosamente como verdaderos entes demoníacos y
dice que es por eso por lo que claman por venganza al reclamar que se haga
justicia. De
Pérez Méndez y su socio, el yupi del derecho que le acompaña en defensa
del criminal Mario José Redondo Llenas, Franciso Hernández, miembro
prominente del PLD y muy cristiano, estructurando una conspiración
maquiavélica e inescrupulosa, aparecen propalando que los padres del niño-adolescente
José Rafael Llenas Aybar, son como entes tan malos y perversos que han
llegado a contravenir los “deseos” de los abuelos y núcleo familiar,
tanto de la víctima como del bestial asesino Mario José Redondo Llenas. Más
aún, estos dos ejemplares típicos de abogados cristianos-católicos,
llegan a vociferar que lo que hacen los padres de la víctima es destruir
la familia al persistir en su demanda de castigo para los asesinos,
incluido para Mario José Redondo Llenas, su sobrino. Hemos
querido extendernos en estos aspectos informativos para abreviar en las
conclusiones, y, al efecto, ahí vamos. Con
este hecho espeluznante y sumamente ilustrativo se pone en evidencia la
falsedad de los disparates esos que sustentan los católicos, evangélicos
y todas sus sectas, incluidos los Testigos de Jehová, que no vacilan en
resbalar y estafar, violando hasta sus más profundos dogmas oscurantistas
y proclamarse “cristianos” sin serlo, de que la base de la crisis
actual de la sociedad es la crisis de la familia, por ausencia de una
formación cristiana o de que la solución se encuentra en el mitológico
Jesús de Galilea, o en la entrega a la superchería llamada Cristo, si no
en la aceptación del producto del ensamble sincrético llamado
Jesucristo. Sin
embargo, los hechos indican que ninguna institución en general, ni prácticas
religiosas en particular, han cometido tantos crímenes en todos los períodos
históricos de los últimos 2,000 años como las Iglesias cristianas y sus
infinitas sectas. La
humanidad ha sido anegada en sangre por dichas iglesias y las susodichas
sectas. Desde
el exterminio, por estos lares, de la raza indígena por los esclavistas y
colonizadores españoles, hasta la fecha, la Iglesia y el cristianismo han
sido, o fuente de ese proceso de exterminio, sus beneficiarios número
uno, sus promotores, sus ideólogos o sus propulsores. Hasta
la fecha tendríamos un balance aterrador de la Iglesia cristiana papista,
y a partir del 1917, el papel tenebroso sería desempeñado con el
concurso de las iglesias protestantes que pisaron suelo patrio con la
invasión norteamericana de 1916. Ese cristianismo católico sería el
sustento de presidentes delincuentes, entreguistas y criminales, como
Buenaventura Báez, Lilís, de la intervención americana, colaboración
con ésta a través del arzobispo Nouel, con Trujillo; pero a partir de la
muerte de este dictador tirano, esa Iglesia estaría efectuando la matanza
genocidio de Palma Sola, fomentando la conspiración contra la democracia,
como se comprueba con su papel en el Golpe de Estado de 1963; apoyando al
Triunvirato del ’63 al ’65, así como la intervención del 1965;
respaldando la dictadura del beato tirano-alimaña recién fallecido Joaquín
Balaguer, lo mismo que a los gobiernos del PRD y del PLD; apoyando,
promoviendo y respaldando el neoliberalismo desde la Ucamaima y otras
muchas vías más; impulsando la desarticulación del país para fundir
sus despojos con los de Haití, siendo esa Iglesia Católica cristiana y
evangélica de los principales causantes de la desgracia haitiana, pero
además los grandes responsables de asesinatos y muertes de dominicanos. Son
gentes de la Iglesia Católica, Trujillo, Joaquín Balaguer, Donald Reid
Cabral, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández, Rafael
Hipólito Mejía, Pedro de Jesús Candelier y Marte Martínez, actual Jefe
de la P.N., así como los Rodríguez Arias, Soto Jiménez, Pérez y Pérez,
Neit Nivar Seijas, Ramón Emilio Jiménez y todos los demás sin excepción. La
creencia en las supersticiones, prácticas rituales y dogmas cristianos,
no garantizan la integridad ni la conducta moral de nadie, sino todo lo
contrario. Así lo corrobora una vez más el estudio pormenorizado del juicio del asesinato del niño-adolescente José Rafael Llenas Aybar. Esto, entre otras muchas conclusiones que evidencian la bancarrota total y el fracaso estrepitoso, desde el punto de vista humano, del capitalismo y del imperialismo.
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