Por medio de trágica,
amarga y dolosa
experiencia pueblo y país están
comprobado Ultima receta capitalista llamada neoliberalismo es en
realidad un matadero criminal
Aunque Rafael Hipólito Mejía juzgue al pueblo partiendo de
él, resulta que la población trabajadora no es en realidad tan bruta ni
mucho menos tan exageradamente torpe. En la crisis y las características de la misma no intervienen ni gravitan sólo
factores externos, como ha querido pasar de contrabando para engatusar al
pueblo Rafael Hipólito Mejía. Lo que ha zozobrado es el barco del modelo económico neoliberal. Es este
barco, como la representación más acabada y completa del capitalismo, el
que está haciendo agua y se va directamente a pique. Ya el pueblo y el país como nación han comprobado, por medio de esta tan
trágica como amarga y dolosa experiencia, que la última receta
capitalista llamada neoliberalismo es en realidad un matadero criminal en
el que, desde el punto de vista económico, político, educativo y de
salud, se pasa masivamente al pueblo por cuchillo. Pero el capitalismo ya no es el viejo capitalismo de antes, donde
predominaban los capitales individuales, sino el capitalismo es ya otro
donde esos capitalistas independientes han sido tragados, sustituidos y
desplazados por esa otra forma de capital, que son los llamados
monopolios, no sólo de alcance nacionales, esto es, no sólo dentro del límite
de un país, sino a escala del mercado internacional. De esto resulta que, contrariamente a lo que con toda perversidad propalan y
con lo que inexplicablemente se ilusionaban nuestros retardatarios
capitalistas de este transnochado paisito, la imposición del modelo
neoliberal trajo consigo el imperio de los monopolios, que dicho sea de
paso, son el sostén económico de este período que Lenin, con toda
exactitud científico-práctica, denominó imperialismo y con la presencia
de los monopolios, que fusionan el gran capital industrial con el gran
capital bancario a niveles internacionales ambos, esos retrasados
capitales individuales, como los Barceló, Bermúdez, Báez Villena,
Marranzini, Liranzo, Grullón, Brugal, Abreu, Bojos y tantos y tantos ridículos
apellidos sonoros del patio, también se van necesariamente a pique y ven
la guadaña de la fatal quiebra amenazándoles sus frágiles gargantas. Así, la disposición por medio de decreto del nuevo impuesto del 10% a las importaciones, les ha hecho pegar el grito al cielo a esos capitalistas negreros del patio o criollo. Esto es lo que refleja el criterio de la Confederación Patronal (CONEP), de la Asociación Nacional de Empresarios (ANE), etc.
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