Millones dólares del Vaticano Sociedad Anónima fueron trasegados al país e invertidos usando como cobertura el Concordato Condición accionista primer orden en banca país hace Iglesia Católica también dueña en gran medida de prensa comercial privada, aparte numerosas casas editoriales, canales TV y radio que son de su exclusiva y única propiedad
Para entender en toda su dimensión la prostituida colaboración con el gobierno antinacional y antipopular de Rafael Hipólito Mejía, con los PPgatos y con la canalla PRD-peñagomista de la prensa amarilla con todos los periódicos escritos como Listín, El Caribe, Hoy y El Nacional, así como los carabelitas El Diario Libertino, Ultima Hora, El Día, el Expreso, etc., o bien con sus programas desinformativos de la radio y de la televisión, se hace necesario conocer y partir del hecho de que todos esos medios de prensa amarilla son propiedad de los bancos, que a su vez pertenecen a grupos enteros de familias mafiosas y parasitarias criollas que han entrado en concubinato con los centros internacionales del blanqueo de dólares y todo bajo la bendición del padrino por excelencia internacional de la mafia mundial-globalizada, que no es ya la City de Inglaterra, con su control de la Bolsa de Valores de Londres, ni es tampoco Wall Street en New York, sino el imperio de las finanzas llamado Vaticano Sociedad Anónima o C x A, cuyo patrón número 1 es el Vicario de Cristo y el que hasta hace poco generalmente se hacía llamar Santo Padre, que no es más que el Papa. En nuestro país vino a parar una porción relativamente considerable de los miles y miles de millones en dólares que el Vaticano Sociedad Anónima se vio precisado a sacar precipitadamente de Italia, cuando bajo el gobierno de Giovanni Leone en dicho país se obligó al Vaticano y al Papa a pagar impuestos, cosa esta última que eludía, igual que como sucede aquí en la actualidad, apoyándose en el Concordato de 1929 mediante el cual el dictador fascista Benito Mussolini le eximía de pagar impuestos, igual que Trujillo, no menos criminal que Mussolini ni que Hitler, lo hacía aquí con el Concordato de 1954. Esos millones de dólares fueron trasegados al país e invertidos usando como cobertura además del Concordato las llamadas donaciones que tanto el tirano-alimaña Joaquín Balaguer como los reaccionarios Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández y ahora Rafael Hipólito Mejía, le hacen a dos manos a la sucursal criolla del imperio católico Sociedad Anónima. La presencia de Agripino Núñez en las reuniones de Rafael Hipólito Mejía con los banqueros, como el banquero de Cristo en este país aunque nos recuerda el de los tristemente famosos Michelle Sindona, el siciliano llamado también “El Tiburón”, como el banquero de la Cosa Nostra y del Papa Pablo VI, Roberto Calvi, si no de Carboni o de Bordón o bien, el papel del obispo Marcinkus y del cardenal de Chicago, o cardenal Dólar Cody, no es por su papel de conciliador. Es que la Iglesia Católica, al tener la condición de accionista de primer orden en la banca parasitaria del país, también es dueña en gran medida de la prensa comercial privada, aparte de las numerosas casas editoriales y canales de televisión y radio que son de su exclusiva y única propiedad. De más está decir que tanto los banqueros clásicos como los de Cristo y el Vaticano son dueños de legiones enteras de esos mercenarios o plumíferos de a tanto por línea que trabajan como cagatinta o lengüeteros de a tanto por lengüetazo. Y es este cuadro económico estructural de la relación entre bancos-periódicos-prensa lo que nos hace afirmar tanto que en el país, igual que en cualquier país capitalista, la libertad de prensa como la real democracia son un mito como que tiene carácter de axioma cuya verdad no requiere ser demostrada que detrás de cada medio de prensa (escrito, radial o televisado) de carácter amarillo o comercial hay un banco, que detrás de los bancos haya un grupo de especuladores y mafiosos, y que detrás de todos están los obispos católicos o los hipócritas reverendos y pastores evangélicos, si no ambas sectas a la vez unidas alrededor de su real y verdadero dios, en el que creen, que no es otro que el dinero, el dólar, o bien sea el oro.
|