¿Qué es lo que en verdad buscan las autoridades con el tristemente célebre servicio de Radio-Patrulla?
Apenas el lunes 28 de octubre se dio a conocer la
información de que la Jefatura Policial de Jaime Marte Martínez había
restablecido el tristemente célebre servicio de Radio-Patrulla. Y ya el miércoles se conocieron 3 nuevas
informaciones, cual de las tres más dramáticas. 1ra. Que según informes de prensa esas patrullas ya
el lunes mismo y el martes siguiente estaban macuteando, la 2da. Es que el mismo miércoles, Marte Martínez
daba a conocer que estaba dispuesto a sancionar a todo patrullero de
caminos que incurriera en macuteo y que para ello -decía muy serio-, que
los ciudadanos se atrevieran a acusarlo; agregando -y aquí su sarcástica
como nada confiable sonrisa, que tanto intriga a quien lo ve al hablar,
hacía acto de terrible presencia- que el ciudadano era responsable de
demostrar la verdad de su acusación contra los patrulleros macuteros y la 3ra. Información es que en apenas 2 días esas
patrullas habían puesto 1772 multas por exceso de velocidad en la
carretera a conductores “temerarios”. Se trata de que en cada día pusieron un promedio de
886 multas. No cabe duda que un promedio que hasta Barry Bond lo envidia. Pero el asunto no para ahí. El asunto adquiere todo
su dramático alcance cuando se tiene conocimiento de que las velocidades
límites son de 60 y 80 km/h, las que están establecidas en las
carreteras, sin que casi en ninguna parte, por no decir en ninguna,
existan tramos donde la velocidad sea libre. Hay que saber que en una carretera las velocidades
de 60 y 80 km/h son sumamente peligrosas, por reducidas, dado el
aislamiento de muchos de sus tramos, y de ahí el riesgo que corren los
conductores y pasajeros al transitar en forma tan lenta, esto es,
relativamente. Pero el que estén esos límites de tan baja
velocidad como lo máximo, indica que tanto eso de 60 y 80 km/h como
velocidades máximas en distantes y alejados tramos carreteros sólo
sirven para que esas patrullas impongan esos altísimos números de
contravenciones a los llamados conductores “temerarios”, que se
traducen en ingresos multimillonarios para el fisco. En verdad es evidente que lo que se busca y lo que
se persigue es otra cosa, que no es precisamente la prudencia. Amen de que andando a 60 u 80 km/h un conductor de
Higüey, Sabana de la Mar, El Seybo, Hato Mayor, Puerto Plata, San Juan de
la Maguana, Barahona, o que viaja a Navarrete, Monte Cristi o la Línea,
desde o para la capital, es para nunca llegar. ¿Qué es lo que en verdad
buscan las autoridades? Que se conteste el mismo radioyente.
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