Rafael Hipólito Mejía y su gobierno

A dios rogando y con un hacha cabezas cortando

 

Resulta poco más que un acto cínico lo de la ratatatá Milagros Ortiz Bosch de proclamar, en medio de las truculentas actuaciones recién efectuadas por parte de la administración de Rafael Hipólito Mejía, del PRD y del PPH, de que por la delicadeza del momento se requiere actuar con prudencia y comedimiento.

Esto es equivalente a lo de a dios rogando y con un hacha cabezas cortando.

Así y sólo así se podría asignar validez a la pretendida sensatez de Milagros Ortiz Bosch. Esto es, reconociendo sus expresiones como un dechado de cinismo cruel y vulgar, que es tan propio al gobierno de Rafael Hipólito Mejía.

Este es cínico y vulgar cuando afirma que no va a intervenir en la selección de la Junta Central Electoral, y aunque nadie le creyó, ahora se ve claro que él, Rafael Hipólito Mejía, fue el artífice de la grosera imposición de Morel Cerda y su equipo en la Junta Central Electoral.

Lo mismo que cuando dijo que iba a resolver el problema de la energía eléctrica, sólo dispuso medidas a favor de los monopolios extranjeros, de las distribuidoras eléctricas y de las generadoras, recargando, en cambio, el peso de los abusos y la estafa de que es víctima, en el pueblo consumidor.

Como dicen Rafael Hipólito Mejía o Milagros Ortiz Bosch que van a acabar con la pobreza, las masas más empobrecidas sólo se aterran pues saben que estos señores están hablando de llevarlas para la tumba.

Así, cuando habla Milagros Ortiz Bosch de prudencia, Rafael Hipólito Mejía se destapa diciendo que si los congresistas opositores no se reintegran a las Cámaras no se les pagará y que así él lo ha dispuesto ya.

Todo esto demuestra, finalmente, que Rafael Hipólito Mejía, por no tener el grado necesario de cultura, desconoce lo que es el Estado y está discapacitado para actuar como un estadista dentro de un régimen constitucional que se basa en la independencia de los tres poderes del Estado tripartito, según Montesquieu.

Por demás, y hasta donde se sabe, no es el Poder Ejecutivo el que le paga a los congresistas, sino el propio Poder Legislativo el que tiene, con carácter independiente, sus propios recursos dentro del Presupuesto General de la Nación.

Lo de Milagros Ortiz Bosch y lo de Rafael Hipólito Mejía es pura truculencia inconstitucional propia a la naturaleza semibárbara del salvaje que nunca dejó de ser José Francisco Peña Gómez.

 

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