Jornada de protesta 4 de
febrero Marcó inicio formal
del ya irreversible rompimiento del pueblo con el PRD y su gobierno de
Rafael Hipólito Mejía
A
partir de ahora la historia política del país se ha de escribir antes
del 4 de febrero y después del 4 de febrero del 2003. La
proclamación de este día como jornada nacional de protesta contra la
insoportable situación económico-social generada por el modelo económico
neoliberal y la correspondiente política económico-social aplicada por
el gobierno de Rafael Hipólito Mejía-PRD, así como por el efectivo
despliegue en todo el territorio nacional de esta exitosa jornada de
protesta donde el pueblo se expresó rechazando la calamitosa situación
de deterioro de las condiciones por el alto costo de la vida, contra
la falta de servicios médicos en los hospitales públicos, contra
la estafa de la privatización de la energía eléctrica y las
distribuidoras Edenorte, Edesur y Edeeste, lo mismo que contra las alzas
sistemáticas tanto de los combustibles como del gas propano, etc.,
propiciada por el actual gobierno -dicha jornada de protesta-, marca el
inicio formal del ya irreversible rompimiento del pueblo con el PRD y su
gobierno de Rafael Hipólito Mejía. El
éxito fundamental de la jornada de protesta del recién pasado 4 de
febrero hay que verlo en que se efectuó en más del 70% del territorio
nacional, teniendo como protagonista al pueblo sencillo, que no recibió
ni un centavo como pago por esa significativa jornada de lucha que fue
como la publicación general del divorcio emancipador del pueblo de la
coyunda ignominiosa que le había impuesto el PRD por medio de los engaños
y demagogias antinacionales y antipopulares del socialtraidor José
Francisco Peña Gómez. El
hecho de que el pueblo haya escenificado, tal y como lo hiciera en forma
multilateral y continua -lo cual es todavía más significativo- la
mencionada jornada da protesta nacional, viene a echar abajo y hacer rodar
por el suelo las vanas pretensiones de los explotadores
imperio-capitalistas y de sus monopolios, así como de los banqueros, las
iglesias, que son reales carteles difundidores del opio religioso en el
seno del pueblo, y sobre todo, del majestuoso aparato propagandístico de
la prensa de esos sectores antipopulares que actúan en franco maridaje
espurio con el gobierno funesto de Rafael Hipólito Mejía, de lograr
convertir al pueblo en un amasijo despreciable de canallas por el que no
merece que nadie se preocupe. El
pueblo, tras vencer una campaña de engaños y suciedades nunca antes
vistas para hacerlo desistir de sus justos propósitos, alcanzó a
desarrollar esta jornada de protesta, lo que viene a demostrar que aquí,
en República Dominicana, vale la pena luchar por el pueblo y que es
totalmente seguro que este pueblo está respondiendo a los llamados de
lucha y a su organización libre para el despliegue de dicha lucha. Con
este divorcio de la población en general y en particular del pueblo de
abajo con el PRD y su gobierno, lo mismo que contra los otros partidos,
como el PLD y el Partido Reformista Social Cristiano, así como contra sus
distintos órganos económico-sociales, militares-policiales,
religiosos-propagandísticos del sistema de explotación capitalista
neoliberal, no cabe duda de que se crea un nuevo ambiente de entusiasmo
para la lucha, que sobre el escenario de la creciente crisis económica
asegura un futuro promisorio lleno de éxitos y nuevas páginas históricas
contra la explotación y la opresión por parte de la población que busca
un verdadero régimen democrático de contenido social, donde se
reivindiquen sus derechos económicos, políticos y sociales. Quien
no lo vea así, es porque no quiere ver, y quien se engañe percibiéndolo
como le interesa al adversario del pueblo, comete un imperdonable error. Es
el pueblo la única fuente verdadera de la democracia, su espina dorsal,
su sangre, su plasma, su corazón y su vida.
|