Catadura hipócrita del papa Opus Dei CIA Wojtyla

Habla contra la guerra en general para ocultar su real apoyo al genodidio imperialista contra Irak

 

Si hay dos hechos que ponen de realce la verdadera catadura hipócrita del actual papa polaco Wojtyla, Juan Pablo II son, primero, su concurrencia a España para la canonización de cinco curas y monjas, principalmente de la banda reaccionaria del Opus Dei y agentes de la contrarrevolución en la Guerra Civil Española que duró del 1936 al 1939.

No cabe la menor duda que llevar a la condición de santos a estos cinco agentes de la más despiadada criminalidad genocida de los explotadores terratenientes españoles, de Francisco Franco Bahamonde y del sanguinario almirante Carrero Blanco, al que justamente el ETA hizo volar vuelto pedacitos por los aires en la década el ’70, constituye una grosera ofensa y provocación a las fuerzas progresistas y populares, puesto que ese acto de claro e inconfundible corte profascista, sólo contribuye a reabrir las heridas mal cicatrizadas por la impunidad, que se abrieron en dicha Guerra Civil, en que, la ciertamente, el Opus Dei que se había empezado a estructurar formalmente en el 1928, estaba desde entonces vinculado con las fuerzas más reaccionarias y retardatarias de la España feudal.

La postura del nefasto Wojtyla, de vínculos conocidos con los servicios internacionales norteamericanos, particularmente con la CIA, es una ofensa a la memoria de las verdaderas víctimas de los crímenes que contra la libertad y la democracia perpetró el conjunto de las fuerzas falangistas bajo el agua bendita de la Iglesia Católica, que todo el tiempo estuvo de parte del nazi-fascismo tanto en España, Italia, Alemania como en toda Europa.

Pero no sólo esto viene a desenmascarar la supuesta oposición del Papa a la guerra y a favor de la paz con la que hoy especula para consumo de los ingenuos, sino que a esa canonización de curas falangistas hay que sumarle que el Hitler moderno, George W. Bush, y su Mussolini, Tony Blair, así como el payaso sirviente José María Aznar, han acordado y entregado una de las tres zonas en que estos filibusteros genocidas invasores han dividido a Irak, al control de la Polonia católica, lugar de origen del papa Wojtyla. Y esto así, ya que el pueblo español no iba a digerir lo de cargar con una zona del Irak invadido.

No cabe duda de que el tiempo y la historia son unos jueces tan severos como implacables para con los hipócritas y farsantes, no importa que se digan santos ni se escondan detrás de cruces y altares supuestamente benditos.

 

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