Agente invasión haitiana Peña Gómez fue un ídolo con pies de barro en política un chapucero y como ideólogo un mendigo insignificante

 

Al celebrarse, el 5to. aniversario de la muerte del agente de la CIA, del Departamento de Estado norteamericano y cabecilla de los planes de fusión de República Dominicana con Haití, el haitiano José Francisco Peña Gómez, a quien un agente periodista amarillo mercenario, llamado Leo Reyes, de Azua, en su mendaz actividad le atribuyó haber nacido, a cambio esto de dinero y promoción en el cambio de la prensa amarilla, en Mao, y lo puso como hijo de contingentes inmigrantes de la avanzada del programa de invasión pacífica en el ‘37, pero nacido aquí, cuando en realidad nació en Haití en el año 1930 y fue parte, por lo tanto, de sus contingentes de la cabeza de playa de la invasión pacifica haitiana de ese entonces, al celebrarse este nuevo año de su muerte se ha puesto de manifiesto en forma contundente que en realidad fue un ídolo con pies de barro, en política un chapucero y como ideólogo un mendigo y pordiosero insignificante.

¿Qué ha quedado en pie para el 5to. año de su muerte? Simple y llanamente que tanto el antirreeleccionismo, como el antibalaguerismo, son dos follones carentes de peso y huérfanos de significación social que su mismo partido incluso, más bien como hemos dicho, un contenedor de inmundicias llamado PRD, se ha encargado de volcarlo en los vertederos de la historia de la infamia.

El antirreeleccionismo fue enterrado a la primera oportunidad que tuvieron a mano los mercenarios y crápulas que agrupó Peña Gómez a su alrededor hasta llevarlos al Congreso.

Y dentro del PRD, los que insisten en el antirreleccionismo es como una hoja de parra para cubrir sus desvergüenzas e indigencias teóricas y su visceral espíritu de traición a las reivindicaciones económicas, sociales, y nacionales del pueblo y país dominicanos.

Otra cosa que ha quedado de manifiesto en el 5to. aniversario de la muerte del agente antidominicano y agente haitiano José Francisco Peña Gómez es que sus seguidores no se avergüenzan siquiera de ir como exponentes del atraso y la superchería a rendirle tributo a la tumba, igual como hicieron los balagueristas de las cavernas hace poco en la tumba del tirano-alimaña, de esperar las doce de la madrugada, por ser el momento señalado como ideal por las prácticas de la hechicería en general y del vudú haitiano en particular.

¡Dejad pues que los muertos entierren a sus muertos y que los infames prosigan con sus actos impúdicos que sólo corroboran que son un montón de envilecidos y canallas!

 

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