MARTINEZ POZO, RUDDY GERMAN PEREZ, GEOMAR GARCIA Y OTROS

Mercenarios de a tanto por línea, peledeístas, bochistas, leonelistas

 

Sinceramente que sólo producen asco y náusea los peledeístas mercenarios de a tanto por línea o por lengüetazo como Martínez Pozo, Ruddy Germán Pérez, Geomar García y todos esos rufianes de la prensa amarilla que, además, son peledeístas, bochistas, leonelistas, etc.

La hipócrita postura de Leonel Fernández de no respaldar a Bush en el caso de Irak, pero reafirmar que sí lo hizo en el genocidio terrorista de Afganistán y callando lo del genocidio de Los Balcanes, ha terminado al fin y al cabo en que todos aquellos turiferarios mercenarios de la pluma o de las vacuencias habladas, como esos tres rufianes mencionados, se dedican a justificar la agresión e intervención imperialistas contra Irak y el pueblo iraquí, apelando a argumentajos, propios a gentes de su baja e insignificante catadura o mala calaña, como esos de que: Sadam era un dictador y criminal, a lo que les preguntamos: ¿y el dúo Bush-Blair y los que a éstos le hacen coro, acaso no son genocidas convictos y confesos, con premeditación, acechanza y alevosía?; otro argumentajo de esos desalmados rufianes en su mendaz labor, es el de que Saddam Hussein fue el culpable puesto que no dejó salida para negociación alguna.

¡Exacto! Si algo grande y significativo, que enaltece a Sadam Hussein a la categoría de los grandes próceres del antiimperialismo, es que supo mantener su dignidad en alto y desafiar con intrépida altivez la agresividad criminal de los genocidas Bush, Blair y sus corifeos y lacayos genuflexos, públicos y encubiertos, como estos viles canallas, discípulos concientes del archi-traidor Juan Bosch.

El no dejar salida a entendidos ni a mediatizaciones infames y propias de canallas, como gusta a los boschistas peledeístas, fue lo más heroico, justo y trascendental, puesto que es lo que permitido comprobar a plenitud la naturaleza rapaz y criminal, hasta el genocidio, carente de moral y todo tipo de escrúpulos, de los imperialistas, particularmente de los norteamericanos e ingleses, tan perfectamente encarnados en los Hitler actuales George W. Bush y Tony Blair.

Otro cobarde y ruin pretexto, propio de ratas y no de personas capaces de justipreciar la dignidad, es el espurio alegato de estos lambones sin principios, verdaderos tripas vacías, de que Saddam Hussein debió pensar en sus hijos y sus familiares y buscar la manera de arrodillársele a Bush y a Blair.

Frente a estos inmundos alegatos de los Martínez Pozo, Ruddy Germán Pérez y Geomar García sólo cabe maldecirlos y escupirlos y resaltar que tales sabandijas no tiene ni siquiera formación cultural para ponderar que Irak es la cuna de la civilización occidental, de las culturas más prodigiosas de la antigüedad y que ese acerbo cultural es el que le impuso la conducta asumida de jamás arrodillarse ante el agresor e invasor.

 

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