Suprema Corte Justicia responsable desorden imperante en Justicia así como carnaval violaciones a la Constitución Cuestionable Subero Isa incurrió en delito de usurpación con lo de los jueces vitalicios
La Suprema Corte de Justicia que encabeza el muy cuestionable Jorge Subero Isa, quien se ha proclamado junto con los demás miembros de esta elevada instancia judicial dominicana como vitalicio, dando de hecho un Golpe de Estado e incurriendo en el delito de usurpación, es en gran medida responsable, por su irresponsabilidad y ligereza en su accionar jurídico, del desorden imperante en la Justicia, así como en relación al carnaval de leyes y decretos violatorios de la misma Constitución de la República, cosa que ya se ha hecho costumbre, muy dañina y perjudicial precisamente al Estado de Derecho, que es sistemáticamente pisoteado impunemente por los círculos y clases detentadores del Poder político, económico, social y policíaco-militar. Las pretensiones de que sea la Junta Central Electoral y sus miembros pertenecientes a los partidos del sistema PRD, PRSC y PLD, sobre todo el PRD, los que dispongan lo que debe o no debe constar en los estatutos de cada partido político reconocido jurídicamente por dicha Junta Central Electoral, es de hecho de carácter fascista, y están dirigidas a que los partidos políticos pierdan su fisonomía propia hasta de carácter ideológico, si es que específicamente dicen tenerla. Ha sido tan marcada esa inclinación, que el representante del PLD, el señor Pina Toribio, recientemente se expresó muy atinadamente advirtiendo que la vida interna de los partidos políticos, aún siendo éstos reconocidos por la Junta Central Electoral, es un asunto que concierne estrictamente a los miembros de cada uno de esos partidos, debiendo la Junta Central Electoral abstenerse de pretender actuar como intruso inmiscuyéndose en la vida interna de esos partidos políticos. La Junta Central Electoral, sólo en caso de que una parte, comprobadamente perteneciente a un partido político reconocido, considere que en su organización otra parte de la misma ha violentado los estatutos oficiales en detrimento y perjuicio suyo, puede adoptar una disposición para que la vida interna de dicha organización, y esto con fines electorales, se ajuste estrictamente a sus reglamentos internos depositados en la Junta Central Electoral, lo que en dado caso no se tomaría como un acto de intromisión en sus asuntos internos. Pero otra cosa es que ahora ha surgido una peregrina interpretación entre los prostituidos arribistas y buscavidas carentes de principios y que preconizan su indigencia en este terreno en forma inescrupulosa, de que es obligatorio que todas las organizaciones políticas reconocidas por la Junta Central Electoral acepten e incluyan en sus estatutos internos la reelección presidencial del país puesto que la misma es reconocida por la Constitución, lo cual es, sencilla y llanamente, una perogrullada, ya que todo partido político, incluidos los reconocidos por la Junta Central Electoral, tienen el derecho, conforme incluso la misma Constitución, de tener su propia concepción ideológica, filosófica y política, diferente a las de las demás instituciones políticas, militares, económicas, jurídicas y hasta ser materialista y ateo pues, es la Constitución la que contiene como un derecho básico y fundamental la libertad de creencia, lo que encierra tanto el derecho de creer en algo como en no creer en eso, sino exactamente en lo contrario. Hay en el país la práctica predominante de que hasta el mismo Congreso adopta leyes contrarias y negadoras en su forma y contenido a la misma Constitución, adoleciendo de hecho de nulidad absoluta por lo tanto, y sin embargo, esa Suprema Corte de Justicia de Subero y su pandilla, entre los que se cuentan como miembros de la Suprema Corte de Justicia personas vinculadas directamente a la corrupción imperante, como es el caso de la esposa o familiar de un incumbente del gobierno, que ha sido héroe de primera línea de la corrupción hipolitiana, así como otro homosexual, miembro de esa Suprema Corte de Justicia, que muriera del SIDA y que colocara a su marido como juez, recientemente también muerto del SIDA, se hace cómplice esa Suprema Corte de todas las violaciones congresionales a la Constitución por indiferencia, por no discutir ni aceptar las instancias que en tal sentido se le elevan. Por ejemplo, la obligatoriedad de leer la Biblia cristiana en las escuelas públicas, es en sí una violación flagrante y descarada al Art. 8, acápite 8 de la Constitución vigente en el país, que proclama tanto la libertad de creencia como la libertad de culto. Otro tanto acontece con el asunto de los partidos políticos que no tienen reconocimiento jurídico ante la Junta Central Electoral para fines precisamente electorales. A la Suprema Corte de Justicia se la han sometido instancias, como casos en que instituciones políticas que han estado reconocidas por esa Junta Central Electoral, que han perdido la personalidad jurídica electoral, pero que de manera continua e ininterrumpida prosiguen desplegando sus actividades, como lo han hecho por más de 35 años, tal es el caso de nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO), y se pretende que nuestra institución es inexistente para los tribunales de Justicia, por encima de la Constitución que en su Art. 8, acápite 7, proclama el derecho de todos los ciudadanos a organizarse para fines políticos, culturales, económicos, sociales, deportivos, religiosos, etc., etc. Esa Suprema Corte de Justicia se ha venido auto-descalificando a sí misma y ha resultado, por su gran irresponsabilidad, un gran fiasco para el pueblo dominicano, que creyó que con ella había obtenido la oportunidad de disfrutar de una justicia equitativa e igual para todos, sin discrimen y sin impunidad. La corrupción existe en el país gracias al concurso y al apoyo que le brindan el Poder político del Estado, el Poder Judicial y el Poder Legislativo, así como las iglesias cristianas y sobre todo la prensa comercial, detrás de la cual imperan los bancos y sus gángteres. Esa es una verdad como que el sol es la fuente de vida en la tierra.
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