Abogados del gobierno en caso Baninter grupo más amoral

 

Oímos a Tomás Castro Monegro, el contertulio de Rafael Flores Estrella, despotricar contra Vincho Castillo llamándolo amoral, mercenario, etc., etc., cuando éste apareció representando los intereses de Báez Figueroa. No nos explicamos el por qué del asombro de Tomás Castro.

Este parece que padece de la incurable esquizofrenia ideológica, peor que el SIDA y la hepatitis C, que es el desclasamiento peñagomista, y esto lo confirma el hecho de que el gobierno de Rafael Hipólito Mejía buscó como abogados acusadores, o sea, como sus representantes jurídicos, al grupo más amoral que dentro del mundo de la abogacía pudiera encontrarse: Artagnan Pérez Méndez, a Pina Acevedo y a Carlos Salcedo de Finjus, de la Embajada USA, de la CIA, de Alejandro Grullón y del Opus Dei, vía Agripino Nuñez Collado, es decir, que son tan o más mercenarios que Vincho.

Hasta que Tomás Castro Monegro no se tome un purgante fuerte que lo libere de sus vínculos, 1ro. con Ernesto Valette Pérez, ese agente contumaz del espionaje al servicio de la Embajada yanqui; y 2do. del incurable oportunismo desclasado por partida doble que es el peñagomismo, estará haciendo papeles ridículos como ese de escupir para arriba.

El papel de Vincho Castillo con Báez Figueroa se lo facilitó la ingratitud del PRD, de Rafael Hipólito Mejía, de Peggy Cabral, de Milagros Ortiz Bosch y de todos los vividores que constituyen el PRD, comprobada dicha ingratitud en el trato con que le pagan a los Báez Romano y Báez Figueroa todo lo que le dieron al PRD, de lo suyo y de lo que no era suyo, tanto Báez padre como Báez hijo o Baninter.

¡Así paga el diablo a quien le sirve!

 

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