Pueblo: reclama tu derecho a la salud

 

¡Pueblo! Gente desamparada y necesitada, perteneciente a esos montones recónditos y olvidados. Está en tus manos permitir o impedir que te despojen de la obligada atención médica en los hospitales públicos, con medicinas gratis y atención médica gratuita, tal como lo establece la Constitución de la República en su Artículo 8, acápite 17, donde dice lo siguiente:

“Artículo 8.- Se reconoce como actividad principal del Estado la protección efectiva de los derechos de la persona humana y el mantenimiento de los medios que le permitan perfeccionarse progresivamente dentro de un orden de libertad individual y de justicia social compatible con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos. Para garantizar la realización de esos fines se fijan las siguientes normas:

“17. El Estado estimulará el desarrollo progresivo de la seguridad social de manera que toda persona llegue a gozar de adecuada protección contra la desocupación, la enfermedad, la incapacidad y la vejez.

“El Estado prestara su protección y asistencia a los ancianos en forma en que determine una ley de manera en que se preserve su salud y se asegure su bienestar.

“El Estado prestará asimismo asistencia social a los pobres, dicha asistencia consistirá en alimento, vestimenta y hasta donde sea posible, alojamiento adecuado.

“El Estado velará por el mejoramiento de la alimentación, los servicios sanitarios y las condiciones higiénicas, procurará los medios para la prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas y endémicas y de toda índole, así como también dará asistencia medica y hospitalaria gratuita a quienes, por sus escasos recursos económicos, así lo requieran.

“El Estado combatirá los vicios sociales con medidas adecuadas y con el auxilio de las convenciones y organizaciones internacionales. Para la corrección y erradicación de tales vicios, se crearan centros de organismos especializados”.

Hasta aquí lo que establece la Constitución de la República en su Artículo 8, acápite 17.

Rafael Hipólito Mejía y su deleznable desgobierno está en la ilegalidad cuando deja desamparado al pueblo y privatiza, para entregar a los explotadores, los hospitales públicos, que son los centros destinados a ofrecer dichos servicios hospitalarios a la población mas empobrecida. El pueblo debe hacer entender que el primer Poder de la sociedad son las masas. Estas tienen que demostrar la inviabilidad de las obsequiosas y antisociales posturas de las cámaras legislativas, compuestas por mercenarios prostituidos en venta al mejor postor.

Sus actos, contrapuestos a los intereses del país y del pueblo, que los coman con avena o con puré de papa, pero que el pueblo no permita que se les impongan mayores cadenas oprobiosas e indignas solo para complacer a los monopolios extranjeros y a las sanguijuelas explotadoras criollas.

 

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