HIPÓLITO LACAYO del capital negrero español

Julio Cross infeliz atrapado en medio corrupción reinante 

 

Hay que vivir para ver. Lo hecho por Rafael Hipólito Mejía con su funcionario Julio Cross no tiene madre ni justificación. Se trata del más vivo e ilustrativo caso que ejemplifica la condición de lacayo sumiso ante el capital negrero español. Y es lacayo ante éste, no por ser dicho capital negrero español, sino por ser, en el fondo, testaferros de los monopolios norteamericanos, que son los amos, tanto de los negreros españoles, como de Rafael Hipólito Mejía.

A Rafael Hipólito Mejía, los de FENOSA y la regente colonial y cobradora, la llamada Figa López, que no respeta siquiera su condición de supuesta embajadora, le habían exigido la destitución de Julio Cross por loco viejo y esquizofrénico que había tenido la honradez de resistir ofrecimientos de sobornos de parte de FENOSA, como uno de viajes de placer por las Islas Baleares con todos sus familiares y gastos pagos, ya que decían, FENOSA y la Figa López, no les dejaba tranquilos.

Julio Cross nunca en su vida ha tenido inquietudes sociales de ningún tipo. Ni nunca ha tenido más brillo que su honradez. Rafael Hipólito Mejía llamó, días antes de la degradación de Julio Cross, a la Figa López y le dijo, irrespetando a su infeliz pero honrado funcionario, vamos a destituir y a degradar a Julio Cross. Y, en efecto, a los pocos días, lo envió al cargo de Superintendente de Bancos, y a Atallah, que está involucrado en lo de Baninter, lo ascendió a un cargo a la sede del Palacio Presidencial.

Eso lo vamos a calificar como una forma libelosa e inmoral de ejercer el cargo de Presidente de la República, señor de ciudadanía desconocida, Rafael Hipólito Mejía.

 

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