Maridaje escorias oportunistas y revisionistas con altos mandos represivos FF.AA. y Policía Nacional los retrata en su real catadura

 

Bien lo decía el gran pensador y filósofo alemán Federico Hegel, los hechos en la historia se producen primero como tragedia y luego se repiten como tragicomedia.

No cabe duda, que el papel que actualmente desempeñan las bandas de renegados revisionistas y oportunistas traidores ante la Secretaría de las FF.AA. y la Policía Nacional tratando de embellecer el rostro de esos cuerpos represivos es una comedia de baja estofa, que no sería más que la repetición, o sea la reproducción, de aquella tragedia que protagonizara Ramón Pérez Martínez (Macorís) y su banda Reformista y Anticomunista y Terrorista junto al criminal general de horca y cuchillo, Enrique Pérez y Pérez y su clan de despiadados sanguinarios persecutores de las fuerzas democráticas y revolucionarias.

Se repite la historia. Pero esta vez se trata de la tragicomedia y si en el 1971 el carnicero Macorís actuó asesinando y torturando impunemente, llegando a protagonizar junto a Oscar Núñez (El Cangrejo) y el primer teniente de la P.N. Alvarez (hijo del General Alvarez Sánchez) el bestial asesinato de aquellos cinco adolescentes del Club Héctor J. Díaz, luego de inflingirles terribles torturas en el dogout del Play de La Normal (Juan Pablo Duarte), hoy día Narciso Isa Conde, Fidelio Despradel, Fernando Peña, Chaljub Mejía, Mario Bonetti, Octavio Rivera, primer Secretario General de los Corecatos y reconocido paranoico alcoholizado, vendidos todos en cuerpo y alma, además de Roberto Santana, de Rubén Silié, de Wilfredo Lozano, desenmascarados y evidenciados como viles canallas contrarrevolucionarios tras nuestra persistente crítica, pretenden asesinar la creciente voluntad de lucha de las masas populares, y no cabe duda que en el fondo hay una extraña identidad entre las pretensiones del carnicero Macorís en el 1971 con su Banda Terrorista y Anticomunista, y las pretensiones actuales del grupo mencionado hoy día. He aquí la repetición de la tragedia pero esta vez, como decía Hegel, como tragicomedia.

Si ni el carnicero Macorís ni Enrique Pérez y Pérez, encabezando las cuadrillas criminales y sanguinarias de los 12 años, pudieron hacer desistir al pueblo de la lucha por la libertad y la democracia, estamos seguros que tampoco la labor criminal, consistente en buscar la desmoralización de las masas de parte de los renegados revisionistas y oportunistas, éstos no lograrán consumar el engaño que cocinan desesperadamente, junto al grupo de Soto Jiménez, con fines de hacer creer al pueblo que ya no procede la lucha revolucionaria, que ya las FF.AA. y la P.N. han cambiado, que supuestamente se vive otra época que no es la de la explotación y opresión capitalista e imperialista, etc., cuando en realidad siguen siendo los mismos órganos básicos del aparato coercitivo y represivo del sistema estatal de los explotadores y del imperialismo norteamericano que actúa sistemáticamente contra las masas y en favor de la destrucción de la nación dominicana.

El maridaje de los Narciso Isa Conde, de los Fidelio Despradel, de los Fernando Peña, de los Chaljub Mejía, de los Mario Bonetti,  de los Octavio Rivera, de los Rubén Silié, de los Wilfredo Lozano y sobre todo de ese calié criminal responsable del chivateo y la muerte de Narciso González llamado Roberto Santana, con los mandos militares de las FF.AA. y la Policía Nacional, es una vil comedia protagonizada por seudorevolucionarios que en realidad han sido, son y serán siempre architraidores y entregados al enemigo, por lo que cuentan con deudas de sangre con el pueblo trabajador dominicano.

 

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