TODAS LAS CIFRAS Y LOS HECHOS LO DEMUESTRAN

Mientras el gasto social del gobierno se reduce al mínimo, los monopolios, altos burgueses y los parásitos de las iglesias se sirven con la cuchara grande

 

Para los que desde los predios de la reelección y el continuismo no sólo político, sino presidencial y económico-social, partidarios en consecuencia de la prolongación y acentuación de los procesos actuales de empobrecimiento y ahondamiento de la miseria y de los sufrimientos, de hambre, atropellos policiales y militares, discriminación y negación de justicia y de los derechos humanos de la población de abajo, etc., para los que insisten con el mismo odiado Rafael Hipólito Mejía a la cabeza de lo que sólo es equiparable a un coro de enajenados mentales y obsesionados con repetir mentiras y engaños para que no se vea la realidad que es más clara que el sol a medio día, que insisten en repetir que su gobierno no es el responsable ni es el culpable del desastre económico-social que arrasa de manera implacable con la población y el país en estos momentos, para refutar todas las patrañas de éstos, vienen como anillo al dedo las mismas cifras oficiales económicas y sociales que hablan desmintiéndole y dándole a Rafael Hipólito Mejía y a todos sus corifeos de desalmados y dándole a Rafael Hipólito Mejía y a todos sus corifeos de desalmados politiqueros, lo que se llama entre nosotros un pescozón sin mano o golpe contundente, por irrefutable, por el hecho de que cuando los números elaborados por uno mismo, en este caso por los mismos funcionarios gubernamentales resultan contrarios al presidente del gobierno y de su administración, los comentarios y las palabras sobran.

Tomemos los datos estadísticos que ofrecen las oficinas de planificación (Onaplan) del gobierno y los informes del Banco Central que el núcleo de las llamadas autoridades administrativas financieras del gobierno en donde se encuentran los más fieles, sumisos y recalcitrantes cumplidores de los designios caprichosos de Rafael Hipólito Mejía.

Según estos datos, desde enero de este año hasta el mes anterior, esto es, hasta octubre, fue el 25% menos que lo que la misma área de los llamados servicios sociales invirtió el gobierno a nombre del Estado en el año anterior, esto es, en el 2002 para ese período de tiempo.

Los informes estadísticos de Onaplan y Banco Central dan cuenta de que el gasto o inversión en los servicios sociales que abarcan el área de la salud pública, hospitales y servicios médicos públicos, educación pública, deporte, vivienda, asistencia social (soborno a la clientela política y pago de botellas sin trabajar), gasto gubernamental para suministrar a la población de agua potable, y aporte gubernamental a la seguridad social fue de un total de 21,520 millones del pesos de enero a octubre del presente año.

Pero debe entenderse que del 2002 en diciembre a octubre del 2003 el peso perdió un 105% de su valor real, medido éste comparando que lo que en ese tiempo del 2002 se compraba con 100 pesos, en el 2003 se hace necesario para adquirir lo mismo gastar 205 pesos, cuando menos. El asunto es mucho peor, puesto que si el dólar en octubre del 2003, o sea hace apenas un mes, se cotizaba 36, 35 y hasta 34 pesos por un dólar, al momento presente el dólar está mucho más alto, ya que por un dólar hay que buscar de 43 a 45 pesos dominicanos.

Con esto se indica que ese deterioro de los servicios sociales y del gasto social que del gobierno llegan a la población ha seguido bajando y se tiene que el descenso es casi hasta noviembre y no hasta octubre de un 30% si lo comparamos con los gastos hechos por el gobierno durante ese período de tiempo durante el 2002.

Pero el asunto del monto de lo gastado por el gobierno en este año está abultado en más de 1,000 millones de pesos, puesto que en los gastos en servicios sociales de este año Onaplan y el Banco Central incluyen los más de 1,000 millones de pesos que el gobierno adeuda por concepto de los Juegos Panamericanos recientemente efectuados.

Se habla, ya que nadie ofrece datos oficiales, de que el monto de la deuda total es de unos 1,250 millones de pesos todavía.

Además, en esos llamados gastos de servicios sociales no se hacen en verdad inversiones que llegan a la población para garantizarle un grado o nivel aceptable de la calidad de vida necesaria, sino que un alto porcentaje de esos gastos son empleados para pagar las botellas y pagar sobornos a activistas de las fracciones políticas gubernamentales, lo mismo que entrega de dinero, en cantidad millonaria, a la Iglesia Católica tanto a su alta jerarquía como a las llamadas parroquias de las Iglesias Católicas, lo mismo que a los patronatos, que son casi totalmente apéndices de la Iglesia, de hospitales, de áreas específicas de la salud, si no a centros educativos privados de la misma Iglesia Católica y a patronatos que los curas tienen en el área educativa y que, como se sabe, es la Iglesia Católica la que controla la educación pública conforme al infame Concordato, a la vez que es esa misma Iglesia la que monopoliza la propiedad de la gran mayoría de los colegios privados, llegando a poseer actualmente cerca de 500 establecimientos educativos a todos los niveles de enseñanza incluyendo cerca de 10 universidades o centros de estudios superiores privados que operan como negocios suyos; y aunque en muchísimo menor grado y número hay, por otra parte, muchos gastos gubernamentales dentro de los gastos de servicios que no llegan en servicios a la población, sino a las iglesias protestantes y a otras sectas parasitarias.

Para repartirse entre sus allegados y conmilitones politiqueros, por no decir entre las partes del hampa política que nos desgobierna se consigna una gran parte de los gastos por servicios sociales que abarca, entre los otros renglones ya mencionados, el de la asistencia social que maneja a través de sus delincuentes del llamado gabinete social que encabeza la viuda negra Peggy Cabral.

Se sabe que, por ejemplo, al fantoche secretario de Salud Pública, el inepto que diciéndose médico nunca ha ejercido la medicina, Rodríguez Soldevilla, no le da ni siquiera por decir que en los hospitales y centros médicos de su área no hay ni curita; de burlarse de los reclamos de que se les entreguen los llamados subsidios a los hospitales, muchos de los cuales pasan hasta seis largos meses sin entregarles un chele, y cuando lo hacen el monto que se le entregue ya carga con la devaluación y la corrosión en el poder adquisitivo de esos pesos por efectos de la inflación que esos mismos organismos oficiales que manejan los datos estadísticos afirman que alcanzó niveles de un 30% para el mes de octubre, y los organismos internacionales pronostican que a fines de este mismo año, ahorita, será de un 40%.

Se mueren los niños de colerín, vómito y diarrea y no hay ni suero que ponerles; las parturientas mueren o se enferman por la falta de higiene, ya que ni para desinfectante y limpieza hay dinero en los hospitales.

Aunque Rafael Hipólito Mejía y su claque de hampones y hamponcitos politiqueros reeleccionistas y continuistas hablan confesando su indolente irresponsabilidad al declararse no culpables de la crisis ni de nada de lo ocurrido, todavía no pueden demostrar que no son cómplices y beneficiarios, así como actores y propiciadores de la quiebra de 4 bancos durante la gestión de Rafael Hipólito Mejía y sus PPgatos.

Lo de la participación de Rafael Hipólito Mejía en persona en el caso del crack, hoyo, quiebra, bancarrota o lo que les dé la gana de decir que es lo de BAninter, no es un invento ni el fruto de la maledicencia como gentes chantajeadas y en la condición de rehenes de Rafael Hipólito Mejía gustan repetir obligados ya que éste los tiene cogidos por el cuello y con un filoso cuchillo colocado en el corazón, por lo que lo dicen o repiten en contra hasta de su libre voluntad.

En esos descalabros financieros al que al de Baninter hay que sumarle el de los Bancrédito, Mercantil y el Inmobiliario de Santiago, en su política de cargar sobre las espaldas del país el robo y la estafa de esos grupos oligárquicos de la banca y el comercio criollo, Rafael Hipólito Mejía ha hecho que el Estado, a través del Banco Central, cargue con una deuda que ahora mismo puede ir cerca o por más de los 140 mil millones de pesos pues si el fraude de Baninter empezó rondando los 55 mil millones de pesos con los intereses actuales, ¿cuánto sumará? Si el de Bancrédito, que empezó por 20 mil millones, hoy llega a los 50 mil millones.

La del Mercantil y la del Inmobiliario de Santiago agreguémosle que empezaron por los 100 millones de dólares entre los dos, y ahora llegan a los 300 millones entre ambos, tendremos que el Estado ha venido cargando con cerca de 6,000 millones de dólares, para compensar los cuales ha optado por el camino más fácil, que es el de recargar de impuestos en otro carnaval igual que el de los préstamos internacionales que llegan al monto de los 7 mil millones de dólares más.

Gastos de pagos de los intereses de estos préstamos, más los pagos de los gastos de servicios y atraso en esa monstruosa deuda externa, hacen que el gobierno de Rafael Hipólito Mejía, que al momento de ascender no quiso ponerle el narigón al buey o montarse en el caballo salvaje del neoliberalismo y la globalización para domarlo y someterlo, sino que le dio riendas sueltas, ahora sólo atina a, foete con el pueblo, estilla contra la población, vengan impuestos, vengan más préstamos para pagar lo que se tomó en préstamos anteriores, vengan bonos soberanos en dólares, vengan certificados del Banco Central en pesos y a altísimos intereses, y luego sale como el que se ensucia con ñeca fétida en sus propios pantalones y no lo siente diciendo el gobierno y el presidente Rafael Hipólito Mejía ni los PPgatos somos responsables, parece que trazando la pauta, el culpable o los culpables son la población y el país que se dejan coger de pendejos, y no son capaces de reaccionar y ponerle coto al desastre imperante.

 

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