Aníbal
de Castro, los Pellerano y cía embarrados en el “hoyito” Bancrédito
deberán responder ante los ahorrantes y depositantes estafados
Las
manifestaciones periodísticas de la certeramente denominada prensa
amarilla por su parecido pestilente y poco decoroso con el pupú o la ñeca,
impiden cada vez con más frecuencia que a la población lleguen las
informaciones veraces, reales y objetivas sobre los hechos y de lo que
pasa con sus protagonistas. Claro
está que esa prensa y sus plumíferos o lengüíferos amaestrados y de
incuestionables conductas mercenarias se extreman en complacer a los círculos
y personajes de Poder político o de cuantiosos recursos económicos, si
no de condición oligárquica. El
manejo que en esa prensa escrita, televisiva, radial o internetizada se da
a las informaciones es escandaloso y tremendamente parcializado hasta
llegar a la indecencia por la falta de respecto al derecho a la información
que asiste a la población. Por
ejemplo, en el periodiquito carabelita llamado “Diario Libertino” se
anunció: “Superintendente de Seguros pide excusas a la familia
Pellerano” y en el texto de la información encontramos que aunque el
nombrado Rafael Santos, en su condición de lambón de los oligarcas
sepulcros blanqueados, efectivamente, había expresado de pasada que “su
intención o objetivo” no es llamarle pillos a los estafadores
comprobados dueños de Bancrédito y su off shore bank, de Aseguradora
Segna y accionistas mayoritarios de Tricom, del mismo periodiquito
amarillo carabelita “Diario Libertino”, de Omnimedia y otros tantos más
que se encubren tras testaferros, pero en dicho texto se hace claro y
evidente que la intención de la publicación de marras no era otra que
tergiversar el contenido de lo sustentado por la Superintendencia de
Seguros denunciando la estafa en contra de los asegurados por parte del
grupo arriba enumerado y presentar como que en realidad la
Superintendencia y su administrador se desdecían y liberaban de culpa al
clan mafioso de cuello y corbata. El
móvil de esas artimañas típicas del ejercicio práctico inmoral del
amarillismo periodístico y mercenario de Aníbal de Castro, que es el
Director de esa letrinita “Diario Libertino”, es negar la verdad de
que sólo en el área del seguro los antiguos dueños de Bancrédito han
llevado a cabo una estafa por un monto que va mucho más allá de los
3,500 millones de pesos, puesto que la aseguradora Segna, de la línea de
los Pellerano y de la asesoría de Aníbal de Castro, tiene deudas por más
de 2,200 millones de pesos, en tanto el déficit, por otra parte, esto es,
hacia lo interno del estado de cuenta de la empresa, es ascendente a más
de 1,200 millones de pesos. Por
lo que precisamente se quejaba el vendido Rafael Santos con amargura
diciendo que había sido cogido de relajo y tratado como un carajo a la
vela pues se le prometía y no se le cumplía en forma reiterada la
devolución de cerca de 45 millones de dólares que los pillos
Pellerano–Aníbal de Castro decían que lo habían depositado en su off
shore bank de Panamá, y que hasta el día de hoy no han aparecido. En
la crónica del “Diario Libertino” Aníbal de Castro hace mención en
estilo confuso de que Santos reclamaba que aparecieran los 22 millones así,
sin decir 22 millones de qué. Sin embargo, hurgando e indagando usted se
da cuenta de que lo que Santos reclama que aparezcan se trata no de 22
millones, que dicho así podrían ser de aguacates o de mangos y hasta de
pesos, que no es lo mismo ni da igual que dólares como todo el mundo esta
perfectamente enterado. Tratándose de cerca de 45 millones de dólares,
entonces se está hablando de cerca de 1,200 millones de pesos. Así
es como hoy en día se tiene claro que lo del hoyo de Bancrédito hecho
por los expertos Arturito Pellerano, Juan Felipe Mendoza y Aníbal De
Castro, sí, sí con “D” mayúscula, aunque es realengo del mundo del
fandango que se la da de oligarca aristócrata. Esto
es lo que llamamos prensa amarilla, esto es lo que significa actividad
desinformativa y esto es lo que se llama una prensa amarilla y
desinformativa, al servicio de los parásitos y verdugos del pueblo y país
dominicanos.
|