La viuda negra Peggy Cabral es muy consecuente con sus prácticas aberradas de toda una vida y por eso la vemos sirviendo al pepegato reeleccionista La
viuda negra Peggy Cabral, quien no resiste el olor del dinero ni el carácter
seductor del Poder de los que están arriba ha dicho que, como siempre, ha
sido “consecuente con sus propias acciones”, reafirmando así que su
actuación práctica es el exacto reflejo de su mentalidad, y por ello en
esta situación ha sido responsable aceptando la Presidencia de la comisión
organizadora de la convención de Rafael Hipólito Mejía, de Milagros
Ortiz Bosch, de un Fello Subervi que ba-ba y al que sonriente se le sale
la babita seguro que ganará, así como del descendiente de un cura socorrón
de Samaná Esquea Guerrero. Lo
que está claro es que Peggy Cabral siempre ha sido una mujer responsable
y consecuente con sus acciones, frase esta última que incluida aquí
textualmente nos inclinamos por interpretar en el sentido de que siempre
ha hecho este tipo de cosas, con entusiasmo y a la franca, claro, siempre
y cuando de por medio haya cuartos (esto es dinero) y se trate de cuestión
de Poder. Y
que nadie vaya a pensar que ella esté actuando así porque se trate de
Rafael Hipólito Mejía o de que su amante actual, que se dice es Fafa
Taveras, tenga su mismo perfil personal, como tampoco empezara a ser de
esta manera desde cuando Blanco Prats se la pasara a Peña Gómez durante
su gestión como síndico bajo el gobierno de Salvador Jorge Blanco a
cambio de que el líder del PRD y agente yanqui, como se ha comprobado, le
diligenciara la obtención segura de unos préstamos millonarios en el
Banco de Reservas, para cubrir deudas y liberarse de situaciones engañosas
como aquélla en que se tragara un pagaré frente a frente al que le
reclamara su saldo, que si mal no recordamos era aquel Dauhajre de San
Juan de Maguana que fuera Gobernador de allí durante la gestión de
Antonio Guzmán Fernández. Peggy
Cabral, es cierto, desde joven es así y no puede ser de otra manera:
responsable de sus propias acciones y consecuente por igual de sus mismas
propias acciones. Desde siempre, desde su fracasado primer matrimonio de fines de la década del ‘50, desde que roto ése asumiera el otro, desde que enfrentara engañosas adversidades como aquéllas ocurridas en los viajes después de abril del ‘65 de Chile a la Argentina… desde su condición de secretaria de Blanco Pratts, responsable y consecuente siempre aún ante cosas que reclamaren tratamiento especializado en alta psicología conductual por las difíciles alternativas en que la han involucrado sus propias acciones… Y así, asumiendo la responsabilidad con clara perspectiva pasar a ser la esposa en tercer o cuarto matrimonio del agente de la CIA y de la causa antinacional y anti-dominicana como haitiano resentido que era José Francisco Peña Gómez.
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