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Si al Don Quirino Paulino Castillo no lo extraditan rápidamente aquí podrían limpiarle el pico usando, por ejemplo, la eficiente digoxina o digital
Mientras el Don Quirino Paulino Castillo sea contemplado como seguro extraditable hay esperanzas de que por lo menos logre preservar su vida, pues de pretenderse guardarlo aquí en cualquier cárcel del territorio dominicano sus días están contandos por la vía del digital (digoxina) o cualquier otra variedad de digitálico, que es una sustancia médica, dentro de un riguroso límite curativo, pero fuera del cual, siendo éste a la vez tan próximo al nivel tóxico suyo, que los que con tal fin curativo lo usan son frecuentemente tratados por intoxicación, la que si no se trata adecuadamente, el sujeto es un muerto seguro. Nos aventuramos a mencionar el digital y la digoxina, que es una sustancia orgánica cuyos rastros después de una persona muerta resultan tan difíciles de ubicar que muchos dudan existan en el país recursos tecnológicos para establecer su presencia en expertícios forenses rutinarios. Para que el radioyente y lector de “¡Despertar!” tenga una idea de lo que estamos hablando diremos lo siguiente: muchos de los Papas despachados a la presencia de su dios ante de lo estipulado por éste, son el fruto de haber sido “inoculados” con la famosa digoxina que proviene de una planta de la que se dice que Rodrigo Borgia, que asumiría como Papa con el flamante nombre imperial, que revelaba por sí mismo sus fines, de Alejandro VI, para culminar la dinastía del veneno Borgia, había traído desde España una virtuosa hechicera que poseía un extenso jardín de digital que incluso sería la fuente del veneno piadoso gracias al que tanto el papado como la humanidad, reyes y emperadores, cardenales y obispos pudieron liberarse de quien simboliza el crimen en todas sus connotaciones. El mismo Julio II, que tampoco le dio tiempo al sucesor de Alejandro, llevándoselo antes de cumplir el mes gracias siempre a la digoxina o digital, pasó al regazo de su señor, el único por encima de su nivel, que estaba por encima de reyes y emperadores, por la misma vía de la acción sin huella de la digoxina. Lo mismo le sería recetado a Albino Luciani, el papa Juan Pablo I, del que el beneficiario de su muerte escogiera su título de papa Juan Pablo II, y que conoció (Albino Luciani) de las virtudes para el viaje sin regreso y sin dejar huellas de que es proveedor la digoxina, por lo que ésta es de tanto valor para los dueños de la vida de los demás. Pero que no vaya a pensarse que en nuestro pequeño e insignificante país no se ha recurrido al empleo de la digoxina por sus cualidades fatales. Todavía se recuerda que el general Neit Nivar Seijas, al que Balaguer en carta antes del 25 de septiembre del 1963 en los tiempos en que conspiraban los altos jefes militares para el Golpe de Estado contra Bosch, le ordenara hacer que este problema fuera resuelto definitivamente, tal y como en efecto sucedió, fue víctima también de la digoxina, que siendo usada para los pacientes de insuficiencia cardiaca en la dosis de 0.25 miligramos o menos, si se pasa y se aplica por ejemplo 0.30 ó 0.40 miligramos, aunque el desenlace fatal no se produce de inmediato, sus efectos fatales se producen en la futura víctima luego de que ésta se acuesta y concilia un profundo sueño o mientras baila y goza un mundo en medio de una fiesta, ya que luego de haber transcurrido 6 ó 7 horas de ser la digoxina ingerida, en medio de la madrugada, el blanco muere, siendo detectado el desenlace fatal en los mejores casos de su correcto uso para los fines aquí mencionados, en la mañana, lo que siempre se atribuye a un ataque cardíaco mientras se dormía en la madrugada. Pero por ejemplo, y ¿Moisés Marchena?, el mismo doctor aquel acusado o sindicado de haber acumulado tantos millones en el narcotráfico y el fraude al medi-care norteamericano, que fuera reducido a prisión por la compra a precio vil durante el último gobierno del tirano alimaña de la famosa Bahía de las Águilas en Pedernales y muerto sorpresivamente mientras dormía en una placentera cárcel dominicana durante el pasado gobierno de Leonel Fernández-Pálido. Hay un consenso en todos los dominicano de que si el Don Quirino Paulino Castillo es guardado en cualquier cárcel dominicana es lo mismo que decretar más rápido que de carreras que Don Quirino se ahorque, se ahogue con el agua de la ducha aunque se haya estado bañando con jarritos extraídos desde una lata de agua, como que lo suiciden con digoxina o se intoxique con pescado cuando lo que cenó fue salchichón con plátanos maduros.
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