Habiendo cometido tantos ultrajes, crímenes y depravación contra el pueblo y nación dominicanos

LA IGLESIA TIENE QUE PEDIR PERDON

 

El Episcopado Dominicano, que es el Estado Mayor del sector Iglesia Católica, S. A., que batutean los seguidores de Ramón Benito de la Rosa Carpio, Benito Angeles, Mamerto Rivas y todos los que, dentro de la Iglesia batean y corren, si no es que cojean por ese lado, rehuyendo tocar con responsabilidad el desastre causado por ellos en la persona de Ramón Benito de la Rosa Carpio y varios de su equipo con la masiva violación sexual, prostitución y degradación de niños y niñas en Higüey y en otras latitudes de la geografía nacional dominicana, arremetieron declarando a la Policía Nacional como institución inmoral y a las FF.AA., como fuerzas de Aire, Mar y Tierra, dedicadas a la convivencia con la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico.

Además de que estas denuncias son emplazamientos que significan unos mísiles directos para el cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez, que es el que está al otro lado de la trinchera, frente a frente con el Episcopado del obispo Ramón Benito de la Rosa Carpio y los que han resbalado o se han pasado para el otro lado, según la muy gráfica expresión usada por el Cardenal para condenar la homosexualidad dentro de los predios de la Iglesia Católica, S. A., no cabe duda  que dichos emplazamientos sobre la P.N. y las FF.AA. son equivalentes a la estúpida, mala y asquerosa costumbre de lanzar escupitajos para arriba sin reparar que les caerán inevitablemente en el mismo rostro suyo.

Claro está que el Cardenal, sangriento y sanguinario, es hombre que se acabó de curtir en estas prácticas precisamente por su larga experiencia como experto alto oficial sacerdote castrense.

Conforme al Vicariato Militar, establecido entre Iglesia Católica, S. A. y el dictador criminal Rafael Leonidas Trujillo Molina, al Cardenal le corresponde la Jefatura del Vicariato Castrense, cargo que puede ejercer a través de otro obispo subalterno, como entendemos que hace con el obispo católico, S. A., Santana Marcano, general de brigada también.

La descomposición imperante en las FF.AA. y que ha reinado en éstas desde la década del ’70 a la fecha se han de cargar dentro del Vicariato Castrense, y conforme se le exige a la Iglesia Católica su cuota del desastre, se han de cargar sobre el flamante y pintoresco cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez.

Lo mismo sucede con la irrecuperable situación imperante en la P.N. Lo de imponer la pena de muerte y las campañas de ejecuciones ha de recaer en la dura muñeca y la sicorigidez hildebrandiana de este Cardenal, que tiene como su brazo derecho al no menos sanguinario Santana Marcano, que es el que arenga a las nuevas promociones policiales instándolas a usar el arma que portan para matar ciudadanos y el garrote para apalear a éstos en forma igualmente inclemente.

Pero el asunto no es tan sencillo por ninguno de los dos lados ni para los dos bandos eclesiásticos, que en realidad son uno y el mismo.

La homosexualidad y la pedofilia son otras de las nefastas herencias que, como taras atávicas, arrastra y ha heredado el cristianismo y el catolicismo de las culturas griega, macedonia, persa y greco-romana, pues, como bien dice el refrán, el que compra el pescado entero también se lleva las espinas. Pero ya esto lo ventilaremos en el curso de esta preciosa semana con sus aires primaverales prematuros en este bello paisaje tropical colocado en el mismo trayecto del sol.

Lo mismo que la criminalidad, el despotismo, la amoralidad y demás cuestiones del absolutismo despótico y brutal, que es consustancial al cristiano-catolicismo, igual que al protestantismo, pues son hijos y mantenidos por el imperio esclavista romano y por el imperio-capitalismo, particularmente el norteamericano, que resume y sintetiza todas las experiencias en materia de opresión, esclavismo, feudalismo, fascismo, hitlerianismo, etc.

El Jefe de la P.N., Manuel de Jesús Pérez Sánchez, ha dicho que acepta la crítica del Episcopado, y solicita se concurra en su ayuda, en una pose conocida como de la boca para afuera.

Pero, Sigfredo Pared Pérez, Secretario de las FF.AA., ha dicho que no acepta la crítica del Episcopado.

Pero si se observa bien, la posición del Episcopado Iglesia Católica, S. A., del Cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez, S. A., P. N. y FF.AA. tienen un denominador común y es el siguiente:

La Iglesia Católica, S. A. tiene depredando económica, social y culturalmente, retrancando en la ignorancia e infamando a los pobladores de esta isla y media isla, 512 años, esto es, desde el 1492 hasta la fecha.

Por su parte, las FF.AA. y la P. N., dado su origen unigénito, es decir, común, vienen, para tomar un punto de referencia, desde el 1930 hasta el 2005, cometiendo crímenes, atropellos, bestialidades, apoyando dictaduras, cometiendo violaciones al derecho y a la libertad, apoyando el entreguismo, actuando como parásitos representativos del punto muerto o parte improductiva de la sociedad, 75 años.

Y ni la Iglesia Católica ni las FF.AA. ni la P.N. jamás han pedido perdón al país ni al pueblo; lejos de acceder a este punto, que sería el único punto de partida válido para tomar otro rumbo, un tanto siquiera diferente, es que la Iglesia Católica, S. A., las FF.AA. y la P.N. empiecen, cuanto antes mejor, a pedir perdón al pueblo dominicano y a la nación dominicana para reemprender el camino de su reencauzamiento; en tanto no le pidan perdón por todos los crímenes y bestialidades de que han hecho objeto al pueblo dominicano y a la nación dominicana, que nadie espere que la Iglesia Católica, S. A. y FF.AA. y P. N. hagan otra cosa que no sea las monstruosidades de que en toda su existencia aquí han hecho víctimas al pueblo y al país.

 

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