¡Pirindingue luné! De las abejas, las moscas, la pajarera de César Medina y Macabón en los planes del inepto Leonel Fernández por destruir la República Dominicana
“Le nieté o tataranieté (de El) Pirindingue Luné, ha sido entrada la jaulá”. De que la administración actual de los intereses de los monopolios imperio-capitalistas de los EE.UU., Unión Europea y Canadá, ya que lo que aquí hay no concuerda con los requisitos de lugar para satisfacer el concepto de lo que sería un gobierno, que encabeza y preside el señor Leonel Antonio Fernández Reyna, anda de mal en peor, no sólo se puede comprobar en que, pasando ya de un año al frente del Estado dominicano, no ha hecho absolutamente nada que se pueda ponderar o que sea tangible a favor de la población y del país, sino que dicha incompetencia de la actual administración se palpa en la rampante ineptitud y en la incapacidad del heredero del agente y espía de la CIA y del imperialismo norteamericano Juan Emilio Bosch Gaviño, que es el mismo Leonel Fernández, que al igual que su maestro, que era puertorriqueño-norteamericano, no dominicano, que lo signó como su heredero, quien a su vez es un agente activo de los EE.UU. y de sus gobiernos y que en lo de su ciudadanía estamos convencidos de que es la norteamericana y que ostenta el dudoso privilegio de la doble nacionalidad. Pero además, la insignificante valía de la presente administración gerencial ésta queda corroborada en que su principal adalid y medio propagandístico más activo suyo, junto con el periódico venal de la mafia bancaria, que es el “Listín Diario”, grupo Báez Figueroa y comparsa, es el tan bueno para nada y despojo moral, como huérfano de escrúpulos César Medina que, como periodista venal y amarillo, ha rebasado las negativas cualidades que se requieren para llenar el concepto compuesto de lo que es ser un miserable mercenario de la pluma y de la desinformación. Estas dos razones, una, la incompetencia por falta de capacidad para gobernar y una intrínseca ineptitud para actuar con responsabilidad vertical que integran el primer factor, y la otra, la de cuál sentina de perfidia y de infamia hace de su vocero principal propagandístico en la radio y la televisión (los dos medios de comunicación más activos y dinámicos), que es el grupo del bueno para nada limpio, sino para todas las cosas cuestionables en su integridad del plumífero de a tanto por línea César Medina y compañía, y todo ello conforme a la máxima que establece que del corazón habla la boca y ésta representa a aquél, deja sobre la mesa del juicio la conclusión de que el gobierno y su jefe o cabecilla número uno, representan en este momento lo peor. Lo del Pirindingue Luné consiste en lo siguiente: Durante la dictadura de Lilís Heureaux, que era instrumento infernal de la Iglesia Católica y del perverso obispo de ésta, Monseñor Meriño, el más notable Gobernador de Samaná lo fue el general Macabón, aquél que después de ensuciarse la mano en el Parque principal de la Provincia con un escupitajo de un acatarrado -tal vez tuberculoso- que confundiera en la noche sin alumbrado con un “clavao” que creyera por favor de su suerte haberse encontrado, dispusiera en un decreto leído en todos los parajes de la Provincia la prohibición de escupir redondo; así como que en una ocasión le enviara un peculiar contingente de “voluntarios” a su comandante en jefe, que era Ulises Heureux, para que éste reforzara sus tropas y saliera airoso de la contienda con sus enemigos, acompañando el contingente aquel con la nota: “Compadre, no le envío más voluntarios porque se me acabó la soga y no podía por tanto amarrar más”. Así, Macabón -negro cimarrón resultado de un crece de cocolo con haitiano, que en el Este del país llaman “arrayano”, sin que conozcamos la causa de este singular nombre-, se entera de que una de sus concubinas está siendo enamorada por un rufián que no le pierde pie ni pisá, y que la tiene acosada. Macabón se dirige al paraje de Samaná y llevando al alcalde, que hace de heraldo de la Gobernación, éste anuncia el dictamen de Macabón: “Pirindingue Luné, Pirindingue Luné, ¿dónde está?”. Vuelve y se repite la pregunta una y otra vez, hasta que al final se lee el ultimátum: “Pirindingue Luné, Pirindingue, yo, Macabón, darte hasta mañana a 5 A. meridiané para irte de aquí, y si no lo hace, despideté que yo, Macabón, te ajutaré cuenté”. Al día siguiente, recoge la historia vernácula de la Provincia, que un personaje muy conocido por sus folklóricas fechorías en Samaná a pie y más asusta’o que una guinea tuerta en un guayabal seco donde a cada paso que se da suena el crujir de las hojas tostadas, es visto con dos cajas y dos maletas salir a pie de Samaná para Nagua. Y llegó vivito y coleando y por eso al momento de ver a la jaula estercolero de César Medina con nueva, pero muy conocida cara, nos recordamos de la continuidad inexorable de la historia en forma no idéntica pero casi siempre en forma concluyente. Hacia las flores van las abejas, pero hacia el excremento animal vuelan las moscas. De las primeras, de las abejas, con su honesta labor, extraen el néctar que luego convierten en miel, pero de la ñeca las moscas acentúan el hedor y la podredumbre, y de allí extraen contaminación que expanden y con la que ensucian donde quiera que tocan. Todas las jaulas y pajareras están llenas de excrementos. Por ello, a pesar del policromado color de las plumas de los pájaros, en sus jaulas siempre hay un hedor pestilente y abundan las moscas, moscas necias que vuelan y se posan donde nadie las desea. Si Leonel Fernández no tuviera como meta destruir al país y desarticular la nación, si Leonel Fernández no fuera un inepto e incapaz que no alcanza siquiera a tener el nivel de intelectual, que tampoco es un político de metas propias de contenido nacionales, democráticas, populares ni institucionales, sino ser lacayo, que lo que sabe es hacer aquello, aquello y aquella otra cosa, habría honrado al país renunciando al cargo que le sigue quedando cada vez más grande, y si no lo hace, pues debería tener el pundonor de no castigar a la nación con la pajarera y su estercolero, con César Medina a la cabeza, haciendo de su principal vocero propagandístico en radio y televisión, aunque no deja de ser cierto que con Euri Cabral y Martínez Pozo la situación deja demasiado qué desear, todo lo que indica que este gobierno seguirá de mal en peor, y cuánta validez encierra la máxima de que del corazón habla la boca.
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