Lo de las barbaridades y aberraciones del cura Meregildo en el politécnico de Hainamosa sigue tan campante sin que la Secretaría de Educación mueva un solo dedo y seguro que cuentan con todo el respaldo del amanerado Ratzinger
La Secretaría de Educación está ante el compromiso obligado de, efectivamente, intervenir y poner en forma tajante y clara el Politécnico Hainamosa para ponerle fin a la ola de desmanes que continúan produciéndose en dicho centro educativo, que es financiado entera y totalmente por el Estado dominicano, tal y como sucede con cada uno y todos los centros educativos que operan la Iglesia Católica y los curas, dándoles a los mismos un carácter privado. Es que los sacerdotes y las distintas órdenes religiosas católicas, sea cual sea su nombre, y dedíquense a la labor que les asignen como protegidas por su patrón, son pandillas de depravados y vividores que no respetan nada ni a nadie con tal de darle riendas sueltas a sus aberraciones, todas contrapuestas al comportamiento natural y normal de los seres humanos. Lo que hacía y se mantuvo haciendo Meregildo Díaz, el cura diácono de los monjes capuchinos, todo lo que culminó en el asesinato bestial por Meregildo Díaz y sus secuaces de una joven pareja de esposos, ante el hecho de que el esposo no quería seguir siendo usado homosexualmente en relaciones con Meregildo y sus secuaces, los que, conforme los pormenores y las ocurrencias, entre éstas la misteriosa muerte de un testigo clave que apareciera ahorcado y envenenado en un motel de La Vega, próximo a la entrada de Jarabacoa, Municipio en el que está ubicado el paraje Manabao, en una de cuyas viviendas propiedad del ex Vice-almirante de la Marina de Guerra, Lora Salcedo, se ultimaron comprobadamente los pormenores de los asesinatos posteriormente efectuados. Pero si la pieza Manabao, Jarabacoa, y la muerte de uno de los implicados en La Vega, en forma muy discutida, así como otras piezas, hablan de orgías y una red delictiva que se extendía hacia el Sur y hacia el Norte del país, el hecho de que estén los informes de carácter verídico de que en el Politécnico Hainamosa siguen produciéndose los mismos hechos de acosos homosexuales por parte de sacerdotes, personal docente y diáconos de los capuchinos, todo apunta a que se trata de un cáncer que ha hecho metástasis en el cuerpo de la Iglesia Católica, por lo que se requiere que la Secretaría de Educación corte por lo sano, y vaya poniendo distancia y en su justo lugar a estas bestias degeneradas que buscan preservar el control de las escuelas para darle riendas sueltas a sus viciosos, que afectan y dañan a la juventud y a la niñez dominicana. No se puede esperar que las cosas cambien. Ni tampoco que las escandalosas situaciones en que están envueltos los curas y las órdenes religiosas católicas en general, sea un mal pasajero, puesto que el mismo Papa actual es el principal defensor de la conducta insana y depravada de las legiones de eclesiásticos a todos los niveles. Ahora mismo, en los tribunales superiores norteamericanos cursa una formal acusación contra Ratzinger -que es el Papa Benedicto XVI- por conspiración para entorpecer la justicia norteamericana, comprobándose que, siendo Ratzinger Prefecto, o sea, jefe, de la orden de la pureza de la doctrina y de la fe, que es el mismo viejo tribunal de la Inquisición, emitió en el 2001 una carta secreta que ordenaba a todas las diócesis cristianas católicas del mundo, y en particular norteamericanas, ocultar y poner fuera del alcance de los tribunales al personal eclesiástico católico acusado de violación a niños y por otras prácticas aberradas. Pero, sin embargo, existiendo y siendo ampliamente conocida por los curas y sacerdotes, así como por todas las diócesis del mundo, estando éstas en pleno conocimiento de la línea bajada desde el Vaticano, que es la que está plasmada en la famosa carta secreta de Ratzinger del 2001, durante todo el período que va de esta fecha hasta la actualidad, los obispos y diócesis se mantenían simulando lo contrario y dando a entender que se dispondrían a adoptar severas medidas para cortar el mal de raíz. Pero todo era una farsa. Por ejemplo, el Cardenal dominicano, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, viajó repetidas veces a EE.UU. de parte de Ratzinger, para garantizar que la directriz de respaldo a los pederastas dentro de la Iglesia se aplicara, y se rechazara la línea que abogaba por sacar de la Iglesia Católica a todos los homosexuales y pedófilos. El mismo Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, simulaba y hacía declaraciones altisonantes de rechazo a esos degenerados dentro de la Iglesia Católica. Pero, a la vez, apoya y oculta que el Presidente mismo del Episcopado dominicano, Benito de la Rosa Carpio, es el principal responsable de las violaciones y prostitución de cientos de niños y niñas, abarcando cifras por encima de los 200. Y no hay siquiera la admisión de las condiciones aberradas de las preferencias sexuales degeneradas del Presidente del Episcopado dominicano, así como de por lo menos varios monseñores y obispos más miembros de dichos Episcopado desde el que, hipócritamente, pretenden dictar cátedras seudo-morales a la sociedad dominicana. Pero esto tampoco ocurre solo y exclusivamente. Está el caso de Argentina, donde el obispo Juan Carlos Macarone, que saliera a la palestra mundial filmado mientras mantenía encendidas relaciones homosexuales con el joven Alfredo Serrano, que era su amante desde hace por lo menos 4 años, y el escenario de esas relaciones depravadas era el mismo Episcopado argentino. Fue el joven que con una cámara oculta filmó lo que retrataba en su verdadera catadura al obispo Macarone. Los demás obispos argentinos, ante el hecho de conocer la situación, decidieron respaldar a Macarone en comunicado público, tratando así de demostrar que para ellos y ante los ojos de Jesucristo que es su dios, eso es lo más natural y normal, y que nadie está en capacidad de juzgar a un representante de su dios. Forjando la tesis de que todos debemos presentarnos ante dios con nuestras debilidades. Y más aún, disponiéndose a elevar al obispo pedófilo y homosexual a la condición de Presidente del Episcopado argentino, lo que mueve a que en República Dominicana retumbe el eco aterrador de la interrogante: ¿y no es esto acaso la misma medida a que recurrió el Obispado dominicano, que al estar consciente de que había sido propiciado por el Obispo de Higüey lo del centro de huérfanos y desamparados de San Rafael del Yuma, lo elevaron a Presidente del Episcopado dominicano?
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