Corrup-partidos del sistema se apandillan con grandes comerciantes para estrangular a mercaderes que operaban el Mercado de Villa Consuelo

La lucha de éstos por sus derechos es lo único que los puede salvar. ¡Adelante!

 

Lo de que por más que se esfuercen el burro ni el conejo pueden esconder sus orejas, queda palmariamente comprobado en lo de que el mercado de Villa Consuelo sigue sin haber sido remodelado y los mercaderes rodando por las aceras y deambulando por las calles por razones estrictamente de que los gobiernos de los corrup-partidos del sistema, los Partido Reformista Social Cristiano, los perrodés pepegatos y los pálidos pelegatos, están comprometidos con los grandes comerciantes y los dueños de supermercados en tratar de estrangular a los que operaban en el viejo local, y aún persisten, refugiados en distintos lugares, cual de ellos compiten entre sí en el menos apropiado para desplegar sus actividades.

En el balance de precios que semana tras semana se aventuran a ser presentado a la prensa amarilla venal y mercenaria, en el correspondiente al del 26-28 de agosto, se dice que los precios en el mercado de la terminal de la Duarte en la parte Norte de la capital, son de un 20% a un 50% más barato que en los colmados barriales y supermercados nacionales, como el “Olé”, el “Pola”, “La Despensa”, “El Nacional”, “La Cadena”, etc., etc.

Si tomáramos ese hecho como ejemplo que ilustra la situación, fácil es darse cuenta de que la reapertura y proyección de nuevo del mercado de Villa Consuelo, de inmediato serviría para contrarrestar los elevados precios de los productos comestibles y de otros, lo que, a la vez que mermaría los efectos corrosivos en el salario de las gentes debido a la especulación a través de los altos precios, facilitaría que los productos se liberen en cierta medida de la voracidad de los mayoristas de los supermercados y de los almacenistas.

Si los comerciantes llamados a ocupar las plazas de venta del Mercado de Villa Consuelo, una vez que sea reconstruido y readecuado, siguen quedándose con los brazos cruzados y dando muestras de una inútil pasividad, cuando vengan a querer reaccionar es posible que sea demasiado tarde. La peor lucha es la que no se echa.

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