La campaña del PACOREDO contra las acciones dirigidas a destruir el país por parte de la Iglesia Católica se abre camino con ímpetu creciente Ahora es Papo Luna quien en medio de sus mezquindades perrodé denuncia las campañas de calumnias y patrañas de los curas Roquoy y Hartley
Papo Luna, senador perrodé pepegato, por fin encontró un espacio de tiempo dentro de su largo ajetreo por las actividades suyas a favor de las mezquindades y patrañas del perrodé pepegato, y se ha pronunciado por un asunto de interés nacional. Papo Luna acaba de reclamar que sus colegas deben legislar para someter al orden a los aventureros recolonizadores y conspiradores contra la nación dominicana que buscan, afanosa y desesperadamente, la desarticulación definitiva de la nación dominicana y su ulterior fusión con Haití, y que para sus espurios y bajos fines, con ingratitud pagan a la República Dominicana con una sucia y baja campaña anti-nacional de calumnias y mentiras, como las de que República Dominicana es un Estado esclavista y que cada dominicano esclaviza a decenas y decenas de haitianos. Si no fue en algunos periódicos amarillos los cagatintas venales y plumíferos, pero Papo Luna sólo menciona y acusa a Christopher Hartley Sartorio -el británico-español que su puta madre parió como un cruce de las dos peores alimañas recolonizadoras y esclavistas- y Pedro Riquoy, belga, país en cuyo historial constan como debidamente registrados y acreditados los actos más salvajemente crueles e inhumanos en su práctica colonialista y esclavista en el Africa, por ejemplo en el Congo, donde fueron belgas mercenarios, junto a otros de distintos países europeos, quienes, además del asesinato del histórico líder anti-colonialista y anti-imperialista Patricio Lubumba, han cometido repetidos genocidios, o sea, eliminación física de negros africanos en forma de asesinatos masivos. Pero Papo Luna, de la Provincia Sánchez Ramírez, parece o que sus actividades de perrodé pepegato no le permiten darse cuenta a fondo de lo que pasa en el país, o que él no da para más, ya que no es sólo una legislación, como se lamenta que no exista, que castigue a los agentes de países extranjeros con planes anti-nacionales que operan desde ONG’s. Y es el caso que esos agentes anti-nacionales no sólo operan desde las famosas ONG’s, sino que, en el caso específico, actúan pagados por países extranjeros y poseen financiamientos extranjeros, como es el caso no sólo de esos dos rufianes Hartley y Riquoy, sino de Regino Martínez, Agripino Núñez, la perversa Mu-Kien-San Bush, el grupo de Intec, de la Putamaima, los obispos del Arzobispado dominicano como Abreu, como Benito de la Rosa Carpio, como José Dolores Grullón, Rafael Leonidas Núñez, el padre jesuita José Núñez, en fin, la Iglesia Católica, que en forma ingrata, al tiempo que es alimentada y sustentada parasitariamente por el Estado Dominicano, gracias al Concordato, al Vicariato Castrense y al Patronato Nacional San Rafael, su Cardenal, además de varios sueldos como funcionario del Estado de primera categoría, incluyendo el de mayor general de las FF.AA., disfruta el subsidio de 360 millones de pesos para su Plaza de la Salud, el más jugoso negocio leonino del que saca millones y millones de beneficio, igual que en el Aeropuerto Cibao, sin haber invertido un solo centavo de sus asquerosos bolsillos. No es legislar sólo para cortarle las alas a los Hartley y Riquoy, o al perverso Regino Martínez, sino legislar para ser consecuente con la Constitución que proclama la libertad de creencias y al Estado dominicano como un Estado libre, soberano e independiente de toda potencia o país extranjero, y se le ponga fin, disolviendo esas cadenas envilecedoras y esclavizantes del Concordato, el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael sobre el país y que le chupan la sangre al pueblo dominicano, al que, como buenos cristianos, sólo le pagan con la más perversa y pervertida ingratitud. ¡Papo Luna! ¡No te hagas el pendejo, que tú no lo eres! ¡Atrévete por lo menos a un acto digno en tu cínica existencia!
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