La mancuerna Nicolás López Rodríguez y Francisco Arnaiz se complementan para instaurar una dictadura en la República Dominicana

 

Cuando el 18 de agosto del 2004 el jesuita obispo auxiliar del Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, el cura Francisco Arnaiz, franquista enrolado al Opus Dei (La Obra) -que es conocida dentro del catolicismo y los exegetas como la Mafia Sagrada-, proclamara en su columna sabatina en la letrina amarilla “Listín Diario” que la Iglesia Católica Vaticanista no tenía compromiso con ningún partido político, con ninguna política ni con ningún político, los que quisieron engañarse y en forma enajenada pensaron que los obispos y el Cardenal, junto a los curas, monjas y diáconos, iban a recogerse para dedicarse, como creen que deben hacer algunos incautos, a los asuntos de su fe religiosa y a atender los complejos problemas de toda índole que escandalizan la Iglesia Católica-Vaticana, tanto aquí en el país como en el mundo, bien pronto despertaron, puesto que apenas tres días después, el 21 de agosto del mismo año, en charla que el Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez ofreciera a unas dos docenas (ni más ni menos) de personas en los vacíos salones del Ayuntamiento de San Juan de la Maguana, este sujeto, que reclama la representación aquí en la tierra de la divinidad suprema dentro de sus creencias y prácticas supersticiosas mágico-religiosas llamadas catolicismo cristiano, proclamó desfachatadamente el fracaso de la democracia y la necesidad imperiosa de que sea instaurada cuanto antes una dictadura de derecha en el país.

Acostumbrado a cimbrearse en su arrogancia, no fue capaz de explicar su bestial postura, y ante la mención en el salón de que nada peor que la dictadura de Trujillo, el prepotente Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, se limitó a montar en rabia y a musitar entre dientes, costumbre copiada de los mandos militares de formación fascista con los franquistas de España, con los mussolinistas de Italia y con los nazis de Hitler que, como testimonian Pío XII, Juan Pablo II (Karol Wojtyla) y ahora Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) abundan en las altas esferas jerárquicas eclesiásticas católicas.

Como se ve, las palabras del falangista jesuita de Franco y Carrero Blanco, el obispo auxiliar Francisco Arnaiz, no eran otra cosa que lo que ya estaba acordado en la alta jerarquía católica: El reclamo de la instauración de una dictadura de derecha en el país nuestro, para acabar de aplastar al pueblo y seguir viviendo a patas sueltas y con todo el confort del jetset internacional a costillas de esta esquilmada, saqueada y explotada República Dominicana.

Ahora, recientemente, esa mancuerna de Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, por un lado, y el ideólogo falangista-franquista Francisco Arnaiz como su escudero, vuelven a las suyas, tras haber intentado perpetrar de hecho un Golpe de Estado que dispusiera la eliminación de la libertad de prensa y no sólo que eliminara la libre difusión del pensamiento, sino también declarara ilegal la libertad de pensar conforme la lógica y el buen discernimiento. Y fueron ellos los que urdieron la trama del decreto del 7 de mayo que el mismo Leonel Fernández se viera precisado, a fines del mismo mes, a declarar derogado, pues con dicho decreto del 7 de mayo había sido estafado y abusado en su buena fe al confiarse en sus funcionarios, todos miembros de su mismo partido Pelegato.

Otra vez ahora, cuando los centros de mando del imperialismo norteamericano frescamente declaran que la República Dominicana es un Estado fracasado, omitiendo que es con ese fin expreso y no otro que los EE.UU. siempre han operado como gendarme internacional con su política de América para los norteamericanos y con su política del gran garrote, si no de sus cañoneras y soldadescas invasoras cuando no acceden a sus reclamos y pretensiones expoliadoras, de saqueo, injerencia y explotación, aparecen Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez y Arnaiz reclamando, el primero, una mayor represión policial en los barrios, y el otro, que el gobierno dé más servicios y preste mayor atención a los barrios.

Se trata pues de la estrategia para ir estructurando la instauración de su reclamada dictadura de derecha, incluyendo la política de remiendos artesanales y demagógicos, que nunca faltan como parte de las actividades de las falanges o de las faccio.

 

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