Cuando el entreguista y lacayo genuflexo Leonel Fernández proclama que no permitirá la ocupación del país por extranjeros es solo una engañifa que sólo creerán los cretinos

 

Los productos últimos de la verborrea verbal del señor Leonel Antonio Fernández Reyna, de que no permitirá la ocupación ni la destrucción del país por países extranjeros, no son más que poses y escenificaciones de carácter teatrales para pretender proseguir impunemente destruyendo más el país, permitiendo la más grosera y monstruosa intervención e injerencia, así como que nuestro país, la República Dominicana (que nos duele, aunque Leonel Fernández goce humillándola y burlándose de ella, pues estamos convencidos que no es siquiera dominicano), sea el lugar donde se escenifique la continuación del adefesio anti-democrático de que todos no somos iguales ante la ley ni la ley sea igual para todos.

La prostitución del alma es de las peores aberraciones e infamias que, como miseria espiritual, envilecen al hombre.

Todos conocemos de seres ingratos que durante la noche escenifican las peores canalladas, y al salir el sol se revisten con un manto de bondad y dulzura engañosas. O bien lo contrario, aquéllos que durante el día fingen ser remansos de paz y de bien, para al llegar las sombras de la noche, transportarse al mundo mismo de la perversidad y de la canalla.

Si Leonel Fernández no fuera parte de la deplorable opresión y humillación imperialistas de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, junto a la siniestra Iglesia Católica-Vaticanista, empezaría por destituir de sus respectivos cargos a los dos rufianes vergüenzas para los dominicanos y parias anti-nacionales Rodríguez Marchena y Rafael Núñez, que como voceros públicos del gobierno de, precisamente, Leonel Fernández, expresaron su orgullo por haber otorgado, desde la pusilánime condición de lacayos, la impunidad a todos los delitos y abusos que los funcionarios civiles o militares norteamericanos pudiesen cometer contra los dominicanos, independientemente de la condición social de éstos.

La varita mágica para la vida democrática es la igualdad de todos ante la ley y la justicia, y que éstas sean iguales para todos por encima de condición social, creencias y nacionalidad.

Lo del Estado fracasado o fallido es una trama nefasta de los imperialistas de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. Esa propaganda y esa bastarda decisión son fruto de una perversa conspiración contra la República Dominicana, inscrita dentro de los mismos planes de la fusión con Haití y el saqueo total del país por esos recolonizadores que cuentan con agentes y espías anti-nacionales a su servicio, sobre todo con la Iglesia Católica-Vaticanista, que es su principal punta de lanza y enemiga a muerte de la República Dominicana y como Estado libre y soberano.

 

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