Ser boschista: Definición Primera parte
Esto va sin mencionar nombres, declaraciones, proclamaciones ni apellidos. Esto va como resultado de un intento de ejercicio práctico. El boschismo es la ideología que lleva a sus sustentadores a ver, en lugar de la realidad objetiva de las cosas, lo que a ellos les venga en gana, pero dentro del afán de complacer al imperialismo norteamericano y a los círculos de monopolios que detentan en los Estados Unidos el poder del Estado. Y ser boschista es sustentar la ideología, llamando así y no de otra manera a la percepción interesada, acorde con intereses de clases mezquinos, de la realidad de las cosas, que conlleva a arrastrarse ante los verdugos del pueblo y de los enemigos saqueadores de la nación dominicana. Ser boschista es actuar conforme y de acuerdo con esa ideología, que es la de las prostitutas que lo hacen por puro vicio o por amor al arte, y por lo tanto, jamás tener una postura vertical ni definida al lado de los explotados, sino ser sirviente genuflexo ante los explotadores y sus verdugos; ser boschista es estar siempre dispuesto a postrarse genuflexo y de rodillas en el suelo ante la menor orden y hasta frente a un deseo secreto de los amos metropolitanos imperialistas yanquis. Ser boschista es ser traidor, saber engañar al pueblo y apoyar siempre en forma harto hipócrita al verdugo y enemigo del pueblo, al tiempo que se simula estar con el pueblo; ser boschista es ser agente de los servicios de espionaje norteamericanos. Ser capaz de inventarse falaces mentiras, como que el imperialismo no existe, y que éste ha sido sustituido por el pentagonismo, todo en aras tanto de encubrir ignorancias garrafales, como conocimientos superficiales propios de los comics o de Selección de Selecciones, esto es, Reader’s Digest, o lecturas digeridas. Ser boschista es falsear la historia nacional presentando a Máximo Gómez como héroe o prócer de la República Dominicana, habiendo sido la principal espada de la anexión a España en la guerra de los dominicanos contra la Anexión de la República Dominicana a España, propiciando así el grosero engaño de presentar a uno que naciera aquí por accidente, pero que puso su arma al servicio del restablecimiento de la recolonización y la esclavitud nacional, como si hubiese estado al lado de las fuerzas por la independencia nacional. Ser boschista es escribir en el 1966 que el valor de su maña es que aborrecía en el 1931 las luchas interminables entre dominicanos, y que todavía seguía llamándola y viéndola como una desgracia nacional, para 5 años más tarde y ya con casi 70 años de edad, reconocido y denunciado como agente de la CIA, decir que el dictador fascista y falangista católico Francisco Franco, acogiéndolo y protegiéndolo en el Balneario turístico llamado Benidorm (donde también lo protegía la CIA, ya que Franco, del nazi-fascismo resultó el único gobernante superviviente en Europa y el aliado número uno de los Estados Unidos y la CIA que se casó con su marido el Opus Dei, o viceversa, pues con nada resultan gays o lesbianas la CIA y La Obra), le dio a entender y le hizo comprender que debía declararse marxista pero no leninista, afirmar que como la República Dominicana no tenía soberanía no era una nación, sino una especie de nación fallida, fruto esto de una perversidad congénita de espíritu como de naturaleza invariable de traidor para así desactivar la lucha por la liberación nacional, que la lógica más elemental indica que si no existe precisamente la nación, no se puede luchar por su liberación… El boschismo, como buen producto de una retorcida mentalidad degenerada y aberrada, fertilizada por los espermas ya arteroescleróticos de Franco o de su par Carrero Blanco, abogaría por una dictadura de hombres criminales al estilo de sus creadores o padrotes, que requerirían el apoyo de parte de las masas, que son consideradas por el boschismo y los boschistas como amasijo inmundo o calibanes rojos y mugrientos, en tanto los boschistas, siendo los pichones de fascistas, acogen todas estas aberraciones, se consideran cultos y espirituales, y proclaman hay en el país una línea demarcatoria que dicen que en República Dominicana hay boschistas, puros e inteligentes, y del otro lado los corruptos. Los boschistas son la otra cara de la moneda yanqui-balaguerista; el maestro se tiene como esa criatura que si no hubiese nacido el diablo imperialista lo habría creado. Los boschistas son sabandijas tan discípulos de su maestro como de su padrino, el tirano alimaña. El boschista, estando fuera del Poder, si otro saquea el Estado, es un corrupto y ladrón, pero si él pasa a ocupar el mando del Estado, su única preocupación es aumentar sus cuentas bancarias y elevar aún más su amoral patrimonio personal, amasado en forma espuria, corrupta y criminal. El tiempo se nos cierra y necesariamente hemos de continuar ejercitándonos en describir para entender a cabalidad qué es ser boschista, pero como el caso es que se es boschista y vinchista, tendremos que proseguir largo y tendido pues si hay tanta pus e infamias de parte de ser boschista, qué miserias humanas no hay que poseer y vivir ahogados en ellas, sobrellevando una asquerosa existencia nauseabunda como no hay podredumbre que se le iguale, para ser vinchista, de ahí que, después que concluyamos con lo de boschistas, los radioyentes tendrán que soportarnos la lata de oírnos hacer el mismo ejercicio para lo de vinchista, reclamándoles que tengan buen estómago pues al oír juntas tanta pestilencia y cosas repugnantes, las ganas de vomitar son inevitables. Continuaremos mañana sin falta.
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