La escolástica medieval y la metafísica clerical Vaticano cristiana

Hacen insoportablemente anti-democrática la Judicatura y Ministerio Público en la República Dominicana

¡Las raíces del mal!

 

Por la dirección de Luz + Luz

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Si se quiere un ejemplo ilustrativo de lo que es la escolástica medieval y la metafísica clerical, además de su carácter actual, nada mejor que las recientes declaraciones ofrecidas por la dama de la Iglesia Católica, directora de la Escuela del Ministerio Público de la Suprema Corte de Justicia, que opera en la universidad privada clerical Unibe, a la par que la de la Judicatura, Aura Celeste Fernández de Moreno, esposa de Guillermo Moreno, que es a su vez Decano de la Facultad de Derecho en dicha Universidad, ambos egresados, como es casi natural en todo lo que atañe a los cargos principales de la Judicatura y el Ministerio Público, de la Ucamaima, con un profundo olor a incienso, cirios, hostias y todo lo que se mueve caracterizado a los ojos del público en sacralizado medio católico-cristiano.

Fue en el programa de Lissette Selman, Canal 13, donde a Aura Celeste la oímos el lunes 14 de noviembre expresar: “Los jueces son inamovibles, lo cual significa que una vez elegidos (calidad a todas luces falseada en forma consciente y deliberada por parte de Aura Celeste Fernández ya que los jueces a todos los niveles no son, en el país, el fruto de elecciones, sino de la designación, incluso en el caso de la Suprema Corte, que a su vez es la que designa a los jueces de las otras instancias y ramas) no pueden ser removidos a menos que no cometan faltas personales graves que ameriten su destitución”.

Ya la octogenaria juez de la Suprema Corte, doña Margarita Tavares viuda Malagón, de los autodesignados vitalicios (condición que no quieren que se les endilgue públicamente, pues hasta ellos mismos se ruborizan y se avergüenzan de semejante afrenta), habría dicho hace poco, lo que da a entender que se trata de una monótona repetición, que por estar contemplada la posibilidad de la remota remoción en caso de que la Suprema entienda y considere que otros jueces, no ellos, hayan incurrido en falta grave, no cabe hablar de que son vitalicios.

En esto habría que suponer que pretender sustentar su audaz pirueta y aventura anti-democrática con sangre de usurpación, que nos trae inevitablemente a la memoria el recuerdo de las monarquías esclavistas y feudales, que el Papa católico “Vicario de Jesucristo, sucesor de Pedro, cristo del señor, dios del faraón, más acá de dios, más allá del hombre, menos que dios, mayor que el hombre”, es el modelo de referencia de lo vitalicio y de lo supuestamente infalible, según ellos modelo a imitar, y en ese caso la edad no lo pone en retiro, como las faltas graves de lesa humanidad que a torrente prohijan y a la vez tampoco son el resultado de elecciones sino de designación, por lo que, según su aberración, tampoco es del todo criticable que los funcionarios jueces de la dirección del Poder Judicial, esto es, de la Suprema Corte, no sean el producto de su elección por medio del sufragio universal y, por el contrario, estén por encima de éste y en usufructo de un privilegio inaudito de mientras vida tengan. De ahí que atribuyan a la ignorancia o la falta de no estar iniciados en esa extraña logia, el que, juzgando por los hechos, se diga que los de la Suprema -grupo Subero Isa- usurpan y se declaran vitalicios.

Como es fácil darse cuenta, para Aura Celeste Fernández, igual que para todos los profesionales del Derecho egresados de las escuelas de Derecho existentes, casi todas bajo la tutela de la Iglesia Católica o del bonapartismo, no importa la época, cualquier designación de un funcionario hecha desde arriba y sin la participación de los afectados e interesados en la gestión y función de dicho funcionario, resulta igual o lo mismo que una elección; y poco les importa si en esto está o no envuelto el ejercicio de la democracia y el principio básico de ésta de que todo funcionario debe ser electo por medio del sufragio electoral, general o parcial, dentro de un Estado de Derecho, lo mismo que hay una aberrada inclinación a que las funciones sean ejercidas con carácter absolutista, a perpetuidad y vitalicio, rehuyendo así reconocer, particularmente, su inclinación por este último término. Si les conviene, sacan un expediente prefabricado que llaman eficiencia, efectividad, que comprobadamente de coartada no pasa.

En esto está patente la presencia del espíritu medieval-esclavista del cristianismo y su derecho canónico, lo mismo que el despotismo, el absolutismo monárquico-imperial a lo antiguo tanto de Roma, como de los persas, babilónico-egipcio como greco-macedónico, lo que debe recordarse se recreó en los regímenes fascistas y falangistas como los de Mussolini y Franco -incluida la identificación de éstos con el catolicismo- como en el nazismo de Adolfo Hitler y lo de Pío XII en sus graves compromisos con este monstruoso régimen, igual que todo el catolicismo romano; y otro tanto se comprueba con las más horrorosas y sangrientas dictaduras del mundo en los países coloniales y neocoloniales, sobre todo de América Latina, incluso hasta puede decirse que eso se repite en todas las dictaduras de nuestro Continente, tanto las neoliberales genocidas como la de Pinochet, Videla, Strossner y los gorilas brasileños, paraguayos, bolivianos, uruguayos, etc., como las anteriores de Juan Vicente Gómez, Pérez Jiménez, Trujillo, los Somoza, Rojas Pinilla y hasta la de los Duvalier, padre e hijo, en Haití.

Cabe reiterar que ya para nadie es un secreto la comunidad de plataformas y programas de subyugamiento común de países y pueblos entre el imperialismo norteamericano-europeo-canadiense con la Iglesia Católica-Vaticano y los protestantes.

Y aunque resulte paradójico, aunque los adictos a la escolástica medieval y a su metafísica clerical cristiana vivan vociferando contra el relativismo moral, cuando llegue el momento del fracaso comprobado de su cacareada eficiencia, ya de antemano tienen lo de “culpa del tiempo son”; lo de “pedimos perdón” sin otras consecuencias; y “no conocíamos aquellas consecuencias”, “el hombre es imperfecto, sólo la deidad divina es perfecta”; “quien esté libre de culpa que tira la primera piedra”; “nuestra segunda persona, que es a la vez la primera y al fin y al cabo no es nada, nos enseñó a aceptar nuestras culpas y a hacer penitencias que nuestros pecados serían salvos”.

Asimismo por esa vía resaltan los vínculos políticos entre el contenido de lo dicho por Aura Celeste Fernández, que no sólo es producto de la Ucamaima, sino del Programa de Iniciativas Democráticas neocoloniales y neoliberales de la Agencia Internacional de Desarrollo (AID) y la Putamaima, y sin pasar por alto que esa visión de carácter clerical y retardataria excluye a los pueblos de la decisión de sus asuntos y el orden económico-social bajo el cual deciden vivir, esto es, que vulnera y excluye el ejercicio de la autodeterminación de los pueblos y de la soberanía estatal y que, para esa concepción que guía la percepción y las recetas de Aura Celeste Fernández, los pueblos no son más que rebaños de inocentes e ignorantes ovejas que su dios les ha dado a sus pastores (escogidos de antemano, no valiendo oraciones ni penitencias, según Agustín de Hipona) para que dispongan de ellas y decidan por ellas, tampoco se puede hacer caso omiso de que todo eso es parte de una sistemática doctrina medieval renovada basada filosóficamente en la escolástica tomista de la Edad Media y en su correspondiente metafísica reaccionaria y oscurantista de igual carácter medievalesco-feudal (que a su vez tiene sus más profundas raíces en la tenebrosa esclavitud subsiguiente inmediata de la comunidad primitiva y la paganística aristotélica de la que Agustín de Hipona, Alberto Magno, Tomás de Aquino, Luis Suárez y demás no son más que meros loros repetidores) pues, como dice el filósofo Jean Kanapa, es que la Iglesia (siendo indulgente con ella) se ha quedado colgada de la escolástica y la metafísica del medioevo, particularmente de la baja Edad Media renovada por Alberto Magno, asignada por la Iglesia Católica a Tomás de Aquino.

Las taras de la antigua metafísica de Parménides de lo estático y que nada cambia, reflejadas en la escolástica de la Iglesia, y conforme a la llamada ley natural de que todo lo existente es producto de la creación divina (de dios), por lo que no hay derecho a pretender cambiarlo (los reyes, los emperadores y los gobernantes son el fruto de la voluntad de dios, y hay que aceptarlos y adorarlos, establece Pablo de Tarso en su “Carta a los Romanos”), de ahí que todo lo existente en el orden social y en el campo de lo secular, que es el mundo de las ovejas que dios les dio como ganado (sin libre albedrío) a los pastores que constituyen su Iglesia, luego que se hizo hombre y muriera en la cruz (aunque esto sea un anatema, véase Deuteronomio, capítulo 21 versículos 22 y 23), quedan pues consagradas dichas taras de la escolástica y la metafísica oscurantistas medievales en la Judicatura y su reforma en República Dominicana como factores de la modernización e institucionalización de la misma, esto es de la Justicia, y así, los jueces son vitalicios, pero como se sabe que esto es irritante y ofensivo a todo pensamiento filosófico-político aún medianamente libre, pues digamos que no es vitalicio sino inamovible, que equivale a perpetuo, sin extendernos más pues la ignorancia es fuente de paz, sin olvidar que según el mismo Pablo, dios hombre y vivo se expresa a través de los locos y de los tarados mentales, aunque Atienza, en sus “Santos Increíbles” nos ofrezca una explicación por lo menos más pintoresca y hasta más simpática, pero igualmente absurda.

Lo de la inamovilidad de los jueces, de acuerdo al matiz y el interés no muy santo de la escolástica clerical y su correspondiente metafísica de lo perpetuo y vitalicio, es común a los primitivos preceptos del carácter estático e inalterable del ser de Parménides, pateados y hechos gárgaras hasta por la física más elemental y la química en su abc, primitividad y absurdos aquellos que moran en el mundo de la escolástica ya que la deidad que es su dios, es inalterable, es absoluto, es estático y es eterno, es vitalicio, por cuanto no ha de morir, según la imbécil cosmogonía cristiana, en tanto que sus creaciones, como los jueces de la llamada modernizada y facturada como made in globalización recolonizadora vía AID-Ucamaima justicia en República Dominicana, se conforman con su inamovilidad, que para su antojo sólo cubre hasta su muerte o personales deslices graves.

Según la metafísica de la escolástica medieval y oscurantista, que fuera el blanco del Novum Organum de Bacon, ni las cosas ni los fenómenos, conforme la ley natural, otro disparate cristiano catolicista vaticanista que ha querido sacar a relucir de su museo de antigüedades el jefe de la Inquisición moderna convertido en Papa por el Opus Dei, esto es Ratzinger, están sujetas a la voluntad del hombre libre, sino única y exclusivamente a la voluntad divina de su dios, de la que la Iglesia Católica y los bandidos parásitos llamados sacerdotes, y en particular el Papa, Vicario de cristo y rey de los emperadores, son sus exclusivos y únicos intérpretes, sus oráculos.

La escolástica y su metafísica, como bien ilustran las palabras singularmente anti-democráticas y autoritarias de Aura Celeste Fernández (¡Ay! Y tan hipócritamente buena que simula ser, ¡Ay, mírenla, qué pena!), en busca de un puesto vitalicio en la Suprema Corte y del Poder Judicial, descarta que los fenómenos y las cosas, como las relaciones entre éstos, respondan a estar obligadamente sujetos a espacio, tiempo, movimiento y cambios obligatorios.

Mientras la ciencia, la cultura y la vida dicen que todo se mueve, y que todas las cosas que nacen y se desarrollan mueren, que están fatalmente sujetas además al espacio y al tiempo, conforme a las leyes que emanan de la propia naturaleza interna de las cosas, la escolástica sustenta irasciblemente todo lo contrario.

El derecho y todos los códigos, como las leyes, no son los que crean la realidad social, económica ni política, sino estas realidades las que generan derecho, leyes, códigos, tribunales y funcionarios, por lo que, conforme a la dialéctica natural de las cosas, hay que rechazar eso de lo eterno, de lo vitalicio e inamovible, a menos que no sea por un período de tiempo determinado, en tanto cambien las condiciones o aún no cambiando, pero previendo los cambios siempre. Es que, exactamente como lo formulara Einstein, nada existe que no sea relativo en el marco de que la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Esas universidades privadas, y católicas por demás, como la Putamaima, resultan doblemente peligrosas para la sociedad y el país, pues a juzgar por la Escuela de Derecho y la escolástica y la metafísica con que intoxican a los profesionales que en ellas se cocinan, como es el caso de la Ucamaima -comprobado con las Aura Celeste Fernández, en los Moreno, en los Domínguez Brito y demás-, resultan más nocivas y dañinas que beneficiosas, por lo que viene a ser un asunto muy cuestionable y comprobadamente sólo para servir dudosos fines, siempre anti-nacionales y opuestos a toda idea de soberanía y autodeterminación de los pueblos y de los hombres, lo expresado hace poco por el Ministro de Educación cubano, Vecino Alegret, quien a cambio de un maridaje espurio, ponderó como sólida y de alta calidad la enseñanza universitaria en el país, que como se sabe es básicamente controlada y hecha a la medida de la Iglesia Católica-Vaticano, su escolástica medieval y su metafísica de lo imposible, esto es, lo clerical.

 

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