Luis Felipe Rodríguez desenmascarado en su campaña a favor de los haitianos y contra la dominicanidad

Oficialías Civiles deben ser garante de la nación Dominicana

 

De manera aparentemente casual (y sólo casual en apariencia, pues no somos de los que nos inclinamos a creer mucho en lo fortuito, en la suerte ni en la chepa), como preámbulo o antesala del nuevo espasmo de la ofensiva de los haitianófilos del patio, que cobran en euros, por vía de la Unión Europea y sus países, y en dólares tanto estadounidenses como canadienses, su cínica e hipócrita cuan pérfida campaña a favor de la destrucción de la República Dominicana y la subsiguiente, que ya es inmediata, fusión con Haití, estalló el escándalo de las Oficialías Civiles, que son manejadas por la Junta Central Electoral (JCE), que es un organismo receptáculo de todas las sospechas, aprehensiones, suspicacias y dudas de que siempre está metido de cabeza en las cosas más sucias y propiciando lo peor, puesto que la composición personal de dicha Junta Central Electoral cabe decirse que es de crápulas sociales, de inescrupulosos y lúmpenes, donde el que no muerde patea y los hay, como el rufián Salvador Ramos, Luis Arias Núñez, su Presidente, Atilano Díaz Vásquez, Ramón Hernández o Nelson Gómez y otros, que muerden, patean y hasta vuelan si los atacan mucho.

No obstante el escándalo que fuera en apariencias desatado por el ex juez civil y muy bien cancelado Luis Felipe Rodríguez de la Duodécima Circunscripción, y aunque aparenta que es por los miles y millones de pesos que terminan obteniendo cada mes y cada año algunos jueces civiles, quienes salen ricos, y comparten sus elevados ingresos con sus padrinos, amantes, esposos o esposas e hijos que ocupan cargos en la Junta Central Electoral, en realidad esa putrefacción, que indudablemente es abundante en este momento y, conforme la verdadera finalidad del escándalo de las Oficialías Civiles, opera sólo como carnada colocada en anzuelos para capturar tiburones feroces que están atados a sólidos cordeles de pesca manejados por muy expertos manipuladores de escándalos y de la opinión pública incauta en aras de servir los fines de los consorcios monopolistas imperio-capitalistas de los países recolonizadores que, como manadas de tiburones hambrientos, se han lanzado desde la Unión Europea, los EE.UU., Canadá y la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, C. x A. sobre y en contra de la República Dominicana, con la finalidad de imponerle a la nación quisqueyana que acepte la fusión con Haití y acoja y asiente como parte de la dominicanidad y de los dominicanos a más de 4 millones de invasores haitianos.

En efecto, de lo que se trata y lo que se busca con los escándalos alrededor de las Oficialías Civiles es asaltar la institución que jurídicamente es la garante de la nación dominicana y de la dominicanidad, que es el conjunto de las Oficialías Civiles, o sea, lo que se podría llamar el Oficialato Civil.

El carajete ese Luis Felipe Rodríguez, en su descaro y en su desfachatez, ha dicho que el asunto de la animadversión contra él de parte de la Junta Central Electoral, proviene del hecho de que presentó un plan, fatídico y nocivo plan, sólo comparable con el legendario Caballo de Troya (ideado por los atenienses por iniciativa del astuto Ulises de asaltar la inexpugnable Troya para entregarla a las fuerzas devastadoras del fuego incendiario y destructivos de los frustrados ejércitos griegos que no lograban imponerse por la fuerza militar y tecnológica superior debido al apego de los troyanos a su patria, a su capacidad de defensa y a su disposición de morir peleando antes que aceptar los caprichos belicosos de los aventureros griegos, en quienes el complejo destructivo operaba como una fatalidad); no cabe la menor duda que las huestes salvajes de los haitianos, a los que nadie quiere albergar, conscientes de los efectos devastadores que implica acoger a esas etnias degradadas y convertidas en crápulas, de los que se ha llegado a creer, dado su elevado grado de envilecimiento, que les será casi imposible ponerse a la altura hasta de los componentes de las tribus africanas más atrasadas.

Ese descarado ex-Juez civil, que la Junta Central Electoral se ha visto forzada a destituir -y que conste que ninguno de los delincuentes que componen la Junta Central Electoral goza de lo más mínimo de nuestra simpatía- llamado Luis Felipe Rodríguez, de la Duodécima Oficialía Civil de la Capital del país, es realmente un provocador agente de la Iglesia Católica-Vaticano y de sus conspiradores agrupados en sus negocios ONG’s y en sus Juntas de Vecinos. Y no es casual, como ya se puede apreciar, que sean estas cuevas del parasitismo social y merodeadoras del Estado dominicano, que son las ONG’s, que en el 80% son manejadas por la Iglesia Católica, las que respaldan al ex-juezucho civil de la Duodécima Circunscripción (Luis Felipe Rodríguez) y son las que demandan que la Junta Central Electoral lo reponga en el puesto, del que fuera justa y dignamente echado, lo cual no se debe volver atrás bajo ninguna condición.

Basta y sobra prestar atención de que este carajete ex-juez civil, que venía conspirando contra el status de existencia mismo de la República Dominicana, a lo que él llama su grandioso plan de trabajo para las Oficialías Civiles, es entregarle el acta de nacimiento a más de 3 millones de haitianos que se han pasado ilegalmente para la República Dominicana, causándole una situación insoportable a los dominicanos que por culpa de la presencia masiva, ilegal y descontrolada de las hordas haitianas, han perdido sus empleos y puestos de trabajo, han visto los efectos de una competencia desleal de los haitianos que trabajan por salarios de perros, que hacen lo que sea y por lo que sea, lo que es sencillamente insoportable para la mano de obra criolla que, por las luchas históricas del pueblo dominicano, había logrado un conjunto de conquistas sociales, las cuales, a consecuencia de la mano de obra haitiana, han venido evaporándose y desapareciendo, por lo que las condiciones de vida de la masa de trabajadores dominicanos es cada vez más inferior, insoportable y está degradada a un nivel muy inferior.

Las corrientes de la seudo-izquierda, que se caracterizan por su carácter parasitario, verdaderos atajos de miserables mercenarios que se venden al mejor postor y que siempre han traicionado las luchas democráticas y sociales del pueblo dominicano, ahora, a esa afrenta de que todo el mundo los reconoce como opuestos a las luchas democráticas y por el logro de conquistas y derechos democráticos en forma independiente de los corruptos partidos del sistema, le suman la afrenta, de la que no podrán separarse jamás y que les habrá de acompañar como su misma sombra, de la traición a la nación dominicana, a la patria de los dominicanos y a la dominicanidad de parte de estos grupejos seudo-izquierdistas, reales miserables mercenarios, oportunistas y atajos de recalcitrantes perennes traidores, como los de los peceteros de Chaljub Mejía, Manuel Salazar, Virtudes Alvarez, o los del policía y espía Ramón Almánzar, y ni qué decir de los archi-traidores y ultra-renegados contrarrevolucionarios del fui del renegado revisionista Narciso Isa Conde.

La población dominicana debe acerar y templar su patriotismo, ampliándolo y ensanchándolo, propiciando la unidad combativa de los dominicanos en contra de la fusión con Haití y con los haitianos intrusos.

La cuestión ésta de los escándalos y contratiempos que se producen en las distintas Oficialías Civiles, es con la finalidad de destruir la identidad jurídica de los dominicanos, lo cual equivaldría a la destrucción jurídica de la nación dominicana y de la nacionalidad quisqueyana.

La Iglesia Católica-Vaticanista, diligenciando ganarse, a costa del pueblo dominicano y de la nación dominicana, millones y millones de dólares en pago, es la cabeza de la implementación de toda la conspiración anti-dominicana que tiene, en los escándalos creados provocadoramente en las Oficialías Civiles, una de las manifestaciones y pruebas más contundentes de los siniestros planes conspirativos para la destrucción de la República Dominicana y, no hay duda, la Iglesia Católica-Vaticano y las sectas protestantes son instrumentos de todos los planes anti-dominicanos, puesto que quienes a ellos les pagan son los EE.UU., la Unión Europea y Canadá.

¡A la lucha dominicano, por la dominicanidad y tu patria que está en peligro!

¡Decídete y lucha para salvarla!

Volver a la Página Principal