La Escuela Derecho UASD fortín de las bandas actuantes contra Estado Derecho en el país
Para que se vea y compruebe el desastre imperante en la Escuela de Derecho de la UASD, que es la que más dramáticamente se ha cualquerizado y rastrerizado, basta y sobra percatarse de que Franklin García Fermín, el Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, es uno de los mendaces chicaneros o abogados del diablo que apadrinan los desacatos judiciales y la ola de atropellos y sistemática violación a las normas y principios judiciales y morales del requerido Estado de Derecho. Franklin García Fermín, Salvador Ramos el que está en la Junta Central Electoral, así como el comerciante del mercado de la Duarte que deshonra el cargo de Procurador General de la República, el llamado chino prieto Céspedes Martínez y muchos de sus ayudantes, son de la mafia de comecheques y macheteros del Derecho que denigran la Escuela de Derecho de la UASD. Por ejemplo, el llamado Lic. Luis Mera, que fuera sustituto de Ramón Morel Cerda, es el encargado, por parte de la mafia de la Escuela de Derecho, de la dirección de la dicha Escuela en la UASD, y su papel allí no es otro que garantizar que transcurra en la forma más normal que a los profesores se les asignen, por ejemplo, 6 horas de una materia en una semana, o sea, para ser impartidas en dos horarios de 3 horas cada uno, que el profesor no asista más que una hora en la semana a dar clases y que cobre, sin embargo, por las seis horas, o que asista una hora a cada horario con lo que dará 2 horas de las seis que le corresponda impartir, pero que al momento de cobrar, recibirá el monto correspondiente a las seis horas. Por su parte el tal Ramón Hernández Domínguez, que recientemente fuera escogido por el Senado para ocupar el puesto que dejara vacante Luis Arias, al éste ser nombrado Presidente del pleno de la Junta Central Electoral, ese Ramón Hernández Domínguez, que es profesor de la misma Escuela de Derecho de la UASD, es conocido en los ámbitos de la Escuela por el sobrenombre bien ilustrativo de “El Cometa”, ya que en un semestre apenas asiste una o dos semanas a impartir docencia, pero que no obstante, cobra el monto correspondiente al horario completo con el que no ha cumplido ni llenado en un 5%. Y que no se piense ni se vaya a creer equivocadamente que se trata de personas con plena capacidad y dominio adecuado de las materias que tienen asignadas como profesores, o que exhiban tales cualidades pedagógicas que, con sus fugaces contactos con el cumplimiento de sus responsabilidades docentes, encaminarán al estudiante en los terrenos de la comprensión de las reglas fundamentales que permiten, ulteriormente, el pleno dominio profesional de la materia, ni mucho menos que sean portadores de una cultura general que contribuya decisivamente a llenar el programa establecido por la carrera para el nivel correspondiente; no, nada de eso. Esa Escuela de Derecho es, ni más ni menos, que la cueva de donde salen los especímenes como los que, ocupando los cargos del Ministerio Público o de la Justicia, llenan de oprobios y de vergüenza no sólo al área del Poder del Estado a que pertenecen, sino a todo el país. Es de ese mismo antro vergonzoso que emergen desde un barrio marginal al estrellato del gran papel de enlodamiento y empuercamiento de la imagen de la UASD y el honor de su Escuela de Derecho.
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