Rafael Hipólito Mejía reaccionario en su brutalidad y bruto en su reaccionarismo
No cabe duda que hay reaccionarios inteligentes y cultos como los hay que son brutos, pocos cultivados y atropellantes, a los que no les importa el Estado de Derecho, la Constitución ni las leyes al momento de ejercer funciones públicas como las de Presidente de la República, y Rafael Hipólito Mejía es uno de éstos. No sabemos si es por cosas como éstas por las que Rafael Hipólito Mejía siente que su persona es ofendida o insultada. Por nuestra parte sólo emitimos un juicio político de valor. Pero lo cierto es que a él lo ubicamos como un reaccionario bruto, ignorante, poco cultivado, atropellante y abusador de la ciudadanía. Más aún, llamamos a la población a que extraiga la correspondiente experiencia de esta amarga lección de elevar, mediante su voto, o un ciudadano con esas negativas cualidades en su haber personal, a la condición de Presidente de la República Dominicana. Reaccionario en política es simple y llanamente un adjetivo calificativo de una persona o un hecho que se opone a logros económicos, sociales, culturales y científicos que marcan el avance de las mayorías, y que en cambio actúa, dicho personaje reaccionario, a favor de la permanencia y acentuación de los males que afectan y entorpecen el progreso y el bienestar de la mayoría de la población. Por esto Rafael Hipólito Mejía es un reaccionario, sea o no Presidente, gústele o no, es un reaccionario. Y él mejor que nadie lo sabe y está consciente de ello. Pero el calificativo no es irrespetuoso a su persona. Que Rafael Hipólito Mejía es bruto e ignorante, sus comportamientos sin miramientos ni comedimientos así lo retratan. Pero considerar que Rafael Hipólito Mejía es bruto e ignorante no es un insulto ni una ofensa a su persona ni a su condición de Presidente, a menos que se tenga la postura vanidosa de creerse inteligente y poseedor de extensos conocimientos culturales. Y no creemos que pretenda desconocer que es tal y como lo decimos. La mayor dificultad con los brutos es que erigen en escala de valores su persona y sus ambiciones y todo lo juzgan a la luz de sus gustos y conveniencias. Por ejemplo, Rafael Hipólito Mejía ha dicho que prohibió que los militares estén opinando de política ante la prensa, puesto que los periodistas interpretan a los militares en forma diferente a lo que éstos han querido decir, o sea, que los que incurren en errores y tergiversación, así como en falsa, son los periodistas pero no los militares que transgreden la Constitución y las leyes. Rafael Hipólito Mejía les ordena a los militares que guarden silencio, sobre todo ante los periodistas, para no darles a éstos la oportunidad de mal interpretarlos. O sea que Rafael Hipólito Mejía les ordena en realidad a los militares que sigan en sus actividades transgresoras de la Constitución, que por cierto insiste en no tomarla en cuenta, y por lo que ni siquiera les advierte a los militares que la Constitución es la que les prohíbe su participación política, así como su deliberación en asuntos concernientes a la vida política. Al hacerlo así Rafael Hipólito Mejía se reafirma en su condición de Presidente que conspira y traza, públicamente, pautas conspirativas a los mandos militares.
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