Sentencia descarga desfalcadores Renove emitida por la Tercera Sala de la Corte de Apelación que preside Ignacio Camacho Hidalgo muestra verdaderos derroteros transita la injusticia dominicana
En realidad lo que hubiese sido extraño y un cuestionamiento de la lógica interna que emana de la dinámica misma de los procesos sociales, conforme la naturaleza y carácter de la sociedad de que se trate, aunque resulte paradójico inicialmente para casi todo el mundo, es que la Tercera Sala de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, que preside Ignacio Camacho Hidalgo, hubiese confirmado la sentencia que pesaba contra los acusados del desfalco por más de 2,000 millones de pesos al Estado dominicano con motivo del caso Renove. Es que la sentencia, en efecto, ha dejado con la boca abierta a los que, presos de la ilusión (cuya industria opera en nuestro medio sin descanso), esperaban que la Corte de Apelación por lo menos confirmara la sentencia del Tribunal de Primera Instancia condenando a una parte de los involucrados en la estafa-fraude Renove. De que estafaron al Estado, a la nación y a la sociedad, eso no lo pueden ocultar ni negar un millón de sentencias como la adoptada y dispuesta por la Corte de marras que preside el licenciado Camacho, que así, por fin, da un rasgo del que jamás podrá liberarse su figura y que lo acompañará, para vergüenza suya, hasta después de haber muerto. A partir de aquí, ese licenciado Camacho acaba de adoptar lo que se puede decir una sombra para su figura que se proyectará, paradójicamente, con más fuerza mientras más pesadas y oscuras sean las sombras de la noche, pues es en esos momentos que los fantasmas, que se tienen supuestamente sometidos y amarrados, se sueltan y comienzan a gravitar sobre la conciencia del ser humano; son esas sombras las que han empujado no pocos débiles de carácter que pasaban por todo lo contrario hasta el suicidio mismo. En el país entero no hay quién dude de que los acusados por el fraude, estafa, robo de Renove, o del Plan que lleva este nombre, así como otros, ya que es obvio que no están ahí todos los que son, aunque allí no hayan quién no ha estado involucrado en eso, o sea, que todos esos estaban y faltan más. Resulta que los del Ministerio Público están compelidos a llevar el caso ante la Suprema Corte de Justicia, que es la instancia judicial que resta. Y precisamente, valga el uso de este término que tanto sirve para subrayar, que el caso habrá de ser una especie de cuestión decisiva para definir sin excusa la postura real de la actual Suprema Corte de Justicia; y con ésta no sólo se pondrá en una especie da jaque mate al flamante Presidente Jorge Subero Isa de la Suprema Corte de Justicia, sino si en verdad en el país se ha avanzado en el ámbito de la justicia o si en realidad todo sigue igual o peor que antes, y que todo lo que se ha dicho pretendiendo hacer que se crea lo de que la justicia dominicana es hoy totalmente diferente, o por lo menos esencialmente distinta a la de cuando estaba vivo el tirano alimaña Joaquín Balaguer y predominaban los socialcristianos de su partido en el tren judicial, los tribunales y el Ministerio Público, o si en verdad toda la cantaleta de supuestos cambios en la justicia y su cacareada modernización no han sido y son más que una gran y terrible engañifa de las tantas a que ha sido sometido el pueblo dominicano y toda la nación dominicana por quienes tratan de seguir en las suyas. Con esta absurda sentencia de descargo, si bien el juego no ha concluido, mucho menos pueden llegar a creerse victoriosos ni los que han sido declarados inocentes sin serlo, ni los que venían especulando y estafando con los supuestos e irreales avances de la justicia en la sociedad dominicana. Tal vez esta descabellada como podrida sentencia es lo mejor que podía haber sucedido. Ya hemos dicho la situación en que han sido colocados la Suprema Corte de Justicia, Subero Isa y sus supuestos logros con la usurpación de la misma y su auto declaración de parte de los jueces estos como jueces vitalicios, lo cual no nos cansaremos de repetir que es contrario a todo concepto de la democracia, de la que sólo mediante elecciones y el voto, la población puede delegar su poder, por lo que lo de vitalicio es más bien una odiosa reminiscencia del absolutismo monárquico y despótico, contrario de manera intransigente a la democracia y al derecho de elegir y ser electo, que han contravenido los del grupo Subero Isa en el caso específico de la Suprema Corte. Pero hay además unos aspectos particulares que encierran una enorme importancia para la información y conocimiento de la población respecto a los jueces del tren judicial actual, y en particular respecto a quién es este Camacho y por qué actúa en esa forma, pues debe saberse que este personaje es ciertamente el que maneja y hegemoniza, en representación de sectores espurios, ese Tribunal de la Corte de Apelación. El señor Ignacio Pascual Camacho Hidalgo es oriundo de Salcedo, Moca y esas provincias aledañas a Santiago. Este sujeto proviene de esos círculos con vínculos profundos con la Iglesia Católica, y así, es un socialcristiano que formó parte de los llamados Comités Camilo Torres, que absorbieron lo que era la base realenga de la juventud de los social-pistolas, de la época post 1963 y 1965, o sea, hasta después de la Guerra de Abril y la intervención norteamericana del 1965. Formó parte, junto con Miguel Coccorleone, Max Puig, Fafa Taveras, Leonardo Mercedes, Rafael Camilo, José Antinoe Fiallo, Alberto Fiallo, Pedro Catrain y muchas lacras más, como el actual Secretario de Estado de Salud Pública, Bautista Rojas (Bauta) y Jimmy Sierra, de ese que fue del llamado Partido Socialista, como uno de sus tantos tumbulazos antes de llegar definitivamente a asumir el real rol al lado, en forma ya no cuestionable, del sistema imperante. Así como del viejo Partido Revolucionario Social Cristiano (social-pistola de Yuyo D’Alessandro y Canoabo Javier Castillo y otros) se abasteció el partido del tirano alimaña Joaquín Balaguer, y otra parte se enrumbó hacia el PRD, del que hoy son, con Rafael Hipólito Mejía, su sector hegemónico y decisorio, esto es, los que deciden, los de la juventud de esa corriente, manejada y al servicio del imperialismo mediante la labor de la Iglesia Católica, fueron llevados a infiltrarse en lo que era el movimiento de izquierda y socialista o comunista a inicios de la década del ’70. Eso era de esperarse que se produjera, como también que tuvieran éxito en su estratagema diseñada por la Iglesia Católica y la Embajada, una vez que el revisionismo jruschovista, como oportunismo de derecha, y sus distintas variables, como el castro-guevarismo-debraismo, conllevaba una raquítica formación teórica en lo concerniente al marxismo-leninismo o teoría del socialismo revolucionario proletario y de ahí una escandalosa falta de vigilancia y hasta desaprensión en cuanto al carácter del social-cristianismo de corriente agente de la reacción y el imperialismo norteamericano en nuestro país, al igual que en toda América Latina. Si se pasa balance se podrá encontrar que hay suficientes elementos para avalar esa postura que nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) venía advirtiendo desde su fundación en el 1966, y ya nuestro fundador, Luis Montás, había tenido intensas y sostenidas polémicas y luchas en el seno del Movimiento Revolucionario 14 de Junio donde Manolo Tavares y su círculo, con los Fidelio Despradel, Polo Rodríguez, Marcos Rodríguez, Juan B. Mejía, Roberto Duvergé y demás sabandijas insistían en que no se podían juzgar como fuerzas al servicio de la reacción y el imperialismo a los socialcristianos. Ignacio Camacho Hidalgo es de esos huevos de serpientes. Tras el debacle que era inevitable en quienes se habían nutrido de los socialcristianos, éstos volvieron a ser lo que eran; fácil es percatarse de cuál era su verdadera naturaleza. Los elementos nocivos como el rufián y espía Roberto Santana tienen el mismo origen con el padre King en su labor en San José de Ocoa. El hoy juez Camacho Hidalgo, es trabajado por los círculos a los que responde para ser llevado a la Suprema Corte de Justicia como uno de sus miembros titulares. Pero debe saberse que no sólo es pepegato, sino que es profesor de la cualquerizada y convertida en contenedor de la peor inmundicia Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UASD, donde imparte Criminología, la que inescrupulosamente falsifica, pues lo que bate allí, ya que no se puede decir que sea cátedra de Criminología ni facilitación; de esta manera es una cháchara de cosas del Derecho Penitenciario, sacadas éstas de un libro que ni siquiera es de su autoría original, pero que se lo atribuye como un acto vulgar de estafa. Y eso no es nada difícil demostrarlo hasta con la biografía de la elaboración del texto. Ahora bien, debe saberse que Camacho tampoco cumple con la asistencia a clases como profesor ya que no asiste ni el 50% de los días que le corresponde, y de 3 horas, apenas, cuando aparece, monta una cháchara que no alcanza ni una hora. De un sujeto que no respeta ni la dignidad profesoral ni la de la única Universidad pública, ¿qué otra cosa se podía esperar? Esta es la semblanza de este juez venal Ignacio Pascual Camacho Hidalgo.
|