Con el descalabro del Grupo Progreso se comprueba que oligarquía reaccionaria dominicana funda bancos para succionar recursos de la población para sus propios negocios

Vocingleros mercenarios como Héctor Herrera Cabral no pueden ocultar calaña mafiosa de esos honorables banqueros

 

Después que es un hecho público y del comentario generalizado el nuevo hoyo bancario que estremece al país, del grupo financiero Progreso, cuando todavía no se han convertido en hechos viejos ni en pasado las mega estafas bancarias de Baninter, Bancrédito y del Mercantil declaradas en el 2003, puesto que están ahí gravitando cada vez con más fuerza en la vida económico-social del país, cabe preguntarse: ¿quién en su sano juicio y comedimiento para el uso del sentido común podrá confiar de nuevo en ese Banco del Progreso y en sus dueños que componen su Consejo Directivo o Directorio, que ha sometido ante los tribunales a su ex-Presidente, el afable y risueño, rostro de artista de cine, Pedro Castillo Lefeld, quien a su vez y por su parte ha demandado al Banco por más de 500 millones de pesos, al tiempo de acusar a los del Consejo Directivo del Grupo Progreso de haberse prestado, para cada una de sus empresas particulares, al más bajo y cómodo interés privilegiado, los 14 mil millones de pesos que dicen constituyen el monto de la estafa y que anuncian haber cubierto con capitales de sus propios bolsillos a última hora?

Se recuerda que tras los terremotos y maremotos juntos que fueron las quiebras, fraudes y colapsos o cracks de Baninter, Bancrédito y el Mercantil, los banqueros y sus bancos que aún estaban en pie, al menor rumor sacaban a relucir en forma amenazante la espada del Código Monetario y sus leyes que los facultaban para someter en forma implacable a los acusadores que en su contra osaran levantar la voz, o sea, que lo hacían en forma intimidatoria y amenazante, como escenificó un conocido miembro de esa desacreditada familia del capital bancario financiero a raíz del descubrimiento del caso Quirino Paulino Castillo y del cual todavía no acaba él mismo de librarse junto al otro de la Zona Franca de Santiago que se sindica a vox populi como el destinatario del alijo de los cientos de kilos de cocaína para ser transportados a los EE.UU.

A los vocingleros miserables mercenarios de la prensa amarilla y venal con que cuentan los distintos inquilinos de turno del Palacio de gobierno de la Dr. Delgado con Moisés García, que antes eran los de los perrodés pepegatos y ahora los del Pelegato-pálidos -como es el caso del retorcido patente de corso en su mueca facial Héctor Herrera Cabral del canal 27- de la piara oficialista del mafioso Dañino -el gángster Murmullo- Medina, se les seca la saliva y se les sale la baba por la pantalla de televisión queriendo resaltar, para que pase de contrabando, la supuesta honradez, honestidad e idoneidad de los de la oligarquía reaccionaria de este país que componen el Consejo Directivo del Banco del Progreso, al montar éstos el show de que, por amor al país y al pueblo, repusieron los 14 mil millones del hoyo fraudulento de su banco, callándose que en realidad ya habían tomado, a título de préstamo y en trasgresión flagrante de las leyes, del Código Monetario y Financiero, esas cantidades multimillonarias a título de inversiones para sus empresas y negocios particulares con intereses tan bajos que cabe definirlos como sub-intereses o préstamos privilegiados en extremo, y esto lo ha resaltado el mismo ex-Presidente de ese grupo bancario, Pedro Castillo Lefeld, cuando se intenta crucificarlo y hacerle pagar las jabas que aquellos otros burros se comieron y disfrutan desde su hipócrita apariencia de honestidad, seriedad y falsa idoneidad.

Eso de constituir bancos cuando no pueden desde el Estado disponer de los recursos del país para financiarse en sus empresas familiares y personales está presente de nuevo en el escándalo del Banco del Progreso, y en esto están involucrados todos esos señores sin excepción que encarnan la oligarquía reaccionaria del patio.

Como también ahí está presente y vivo el caso de que los funcionarios del gobierno, que son tan vasallos de esa oligarquía criolla como lacayos del imperialismo norteamericano y europeo-español y amanuenses de la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, C. x A., como serían los de la Superintendencia de Bancos, que son los llamados a impedir esas prácticas incalificables, no son quiénes lo harán y están conscientes de que su Presidente no los respaldará si es el caso de que cometan el atrevimiento de pretender que se le ponga fin a tan nocivas y aberrantes prácticas de que los accionistas mayoritarios de los bancos, erigidos en sus Consejos Directivos, tomen los fondos de sus entidades como fuentes privilegiadas de sus necesidades de financiamiento.

 

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