El Vice Rafael Alburquerque, reconocido agente de la Embajada USA y de las huestes nefastas del Opus Dei, se afana en trabajar para la destrucción de la República Dominicana y a favor de la fusión con Haití

 

El señor Rafael Alburquerque, Vicepresidente actual del desgobierno Pálido de los pelegatos oficialistas, sólo tiene que abrir su boca para que su reconocida lengua, servidora de los peores intereses anti-dominicanos y anti-populares, empiece a desparramar toda suerte de veneno, lo cual es fácil percibir a pesar de todos y cada uno de los múltiples disfraces con que pretende encubrirlas, así como de las estratagemas y engañifas a que recurra como es su costumbre.

Así, cuando Rafael Alburquerque sale diciendo que el 20% de los dominicanos adultos carece de Cédula de Identidad, y que ese fenómeno se produce tanto en la Capital como en los lugares más remotos del país, que nadie se engañe ni se deje coger de pendejo, eso no es más que un cuento chino de este agente tanto de los EE.UU. por más de 40 años, o sea, desde que cumpliera los 18 años de edad, y del Opus Dei, del que es miembro supernumerario, que es la segunda categoría de los miembros del Opus Dei, igual que su esposa Marta Montes de Oca de Alburquerque, y que es una organización de la mafia sagrada católica de carácter internacional, y cuyos miembros de primera categoría son los numerarios, que son especie de beatos y jamones, que no se casas ni tienen oficialmente hijos.

En realidad, si el radioyente y lector de “¡Despertar!” en cualesquiera de sus ediciones, impresa o por internet, pondera esa patraña de Rafael Alburquerque, podrá encontrar en lo inmediato que ese 20% de supuestos dominicanos adultos carentes de Cédula de Identidad no son más que los haitianos adultos ilegales que han pasado, ilegalmente, a la República Dominicana, conforme su estrategia de invasión masiva hacia nuestro país, que es secundada y auspiciada por la Iglesia Católica-Vaticano y las sectas protestantes, que ambas son instrumentos mercenarios al servicio de los planes de destrucción de la nación dominicana para su ulterior fusión con los despojos de la nación haitiana, la que esos mismos imperio-capitalistas, que le pagan y que siempre le han pagado a Rafael Alburquerque como un agente y espía mercenario suyo, impiden que con la autodeterminación y soberana voluntad del pueblo haitiano éste encuentre la solución de sus problemas, empezando por darse un gobierno propio y libre y que los demás países, tanto de los Estados Unidos, europeos como de América Latina, incluyendo la misma República Dominicana, le respeten y no traten de imponerle sus intereses ni de doblegarlos.

En República Dominicana existen aproximadamente cinco millones y medio de dominicanos adultos. Así, cuando Rafael Alburquerque señala que un 20% de éstos no tiene Cédula aún siendo adultos, se obtiene una cantidad de hombres y mujeres que oscila entre un millón y un millón 100 mil, los que supuestamente carecen de Cédula de Identidad. Sospechosamente hay una identidad entre esta cantidad de personas supuestamente dominicanas sin Cédula y la cantidad que públicamente se acepta que hay de haitianos ilegales que han penetrado furtiva y hasta violentamente al país.

¿De qué es lo que se trata entonces, y a qué es que en realidad se refiere y qué busca este funesto personaje del gobierno anti-nacional y anti-popular del genuflexo Leonel Fernández, esto es, su Vicepresidente, el reconocido agente de la Embajada yanqui y del Opus Dei en el país?

Este sujeto cacarea lo mismo que los dominicanos estamos hartos de oír en boca de los especimenes más recalcitrantes de los recolonizadores y prohaitianos, como son los obispos de la Conferencia Episcopal Dominicana, con Abreu, Grullón, De la Rosa Carpio, y los Pedro Riquoy, Regino Martínez, Christopher Hartley, Chepe Núñez y demás reconocidos conspiradores contra la dominicanidad que hablan de supuestos millones de niños y adultos dominicanos sin acta de nacimiento ni papeles de identidad, que como todo el mundo sabe y es demasiado conocido, se trata de haitianos llegados al territorio nacional en una acción expansionista de carácter destructivo y atentatorio contra la República Dominicana.

Este nocivo cuento chino de Rafael Alburquerque es tan viejo como su propia condición personal de agente del espionaje norteamericano en el país, y se corresponde con su capacidad de fabricar mentiras que los que tengan memoria recordarán que hasta el architraidor Juan Bosch, cuando lo destituyera como secretario general del Pálido y en su lugar colocara a Tonito Abreu, al que también destutanó por ser de la misma naturaleza que Rafael Alburquerque, de éste dijo que es un mentiroso reincidente y contumaz, y que un personaje de esa calaña no podía caber en el Pálido por ser un porfiado y tenaz cultor de la mentira y el engaño.

En esta ocasión, al momento de proferir tan desproporcional embate, amen de su perverso contenido y significado hartamente peligroso, Rafael Alburquerque se esmeró en destacar que como Vicepresidente se ocupa como Presidente del Gabinete Social del actual gobierno y director del llamado Programa de Solidaridad, y resulta que tanto el Gabinete Social como el programa y la acción denominada Solidaridad, que dicho gabinete desarrolla, se lleva a cabo a través y por intermedio de la Iglesia Católica-Vaticano y las distintas Diócesis de esta perversa institución parasitaria, lo que demuestra y confirma nuestro señalamiento de que, junto con su esposa, Marta Montes de Oca, son dos agentes del Opus Dei, que además, en el caso del asesinato brutal del sargento Lara de la Fuerza Aérea Dominicana a manos de turbas de haitianos y de agentes de las ONG’s de la Iglesia Católica-Vaticano en el paraje de El Fao, del Municipio de Guerra, resultó sorprendente que a la parte adversa de los dominicanos, esto es, a los haitianos envueltos en las acciones violentas contra los dominicanos, rápida e inmediatamente, a nombre del programa Solidaridad que se aplica con la Iglesia Católica, S. A., se les hicieran llegar camiones de colchones, alimentos y medicamentos, lo cual celebraron varios órganos de la prensa amarilla opusdeista como las letrinas “Hoy” y “El Nacional” del reconocido comerciante católico español del Opus Dei, Pepín Corripio.

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