Una vez hecha una ponderada evaluación, no cabe otra postura que la de propugnar por:

¡NO VOTAR EN LA CAPITAL!

 

Ciertamente, insistimos que lo más importante ante las elecciones congresionales y de autoridades municipales que se han de efectuar el 16 de mayo próximo, es que los representantes que sean electos puedan o tengan cualidades que permitan no tener un Congreso de personajes proclives a la sumisión ante los planes de ahondamiento de las medidas neoliberales y de entrega de las riquezas nacionales a los consorcios monopolistas extranjeros -particularmente norteamericanos- que sustentan un maridaje espurio con el baluarte del oscurantismo parasitario que es la Iglesia Católica-Vaticano, C. x A.

Y con esa finalidad hemos expuesto de manera hasta cierto punto tentativa, y en gran medida arriesgada, la posibilidad de que, con la elección de ciertos candidatos, atendiendo a sus cualidades personales dentro del marco de la actividad política, podría mantener en pie la esperanza de un Congreso que, no sea sumiso al gobierno actual, que es ante todo básicamente neoliberal y agente de los monopolios, que sólo se le ve moviéndose inescrupulosamente a favor de la intensificación de la explotación y la usurpación de las conquistas nacionales y sociales de las masas trabajadoras, propiciando cínicamente la acentuación de la pobreza y la miseria del pueblo.

Resulta que en lo que respecta a la Capital, que lleva dos senadores y un gran número de diputados, como 4 síndicos, la postura que adopta nuestro Partido es llamar a que la población votante no vote a favor de ninguno de los candidatos, y esto se desprende de una serena evaluación, a la luz de los principios humanos tanto de la decencia y la honestidad como de la moral, puesto que esa perversa candidatura, que presenta y secunda el Perredé, es la de nada menos y nada más que una sabandija llamada, para ofensa del género humano, Víctor Gómez Bergés, digno hijo de su bestial asesino padre, pero además bastardo (este candidato) miembro del gobierno genocida y apátrida de San Isidro durante la Guerra de Abril del ’65, propiciador y apoyador de la intervención de los 42 mil soldados yanquis para impedir que, mediante la autodeterminación del pueblo dominicano, soberanamente determinara su propio destino; y luego pasó a ser una de esas hienas de dos patas, que respaldara y propiciara todos los crímenes y la infamia de la dictadura yanqui balaguerista de los 12 años, en el que desplegara sus lacras de sabandija, que el mismo tirano alimaña Joaquín Balaguer, de ese Víctor Gómez Bergés, afeminado, deformado y todo, dijera: Ese Víctor Gómez Bergés, tiene el mismo valor que un papel de inodoro luego de ser usado.

La presentación de esta candidatura por el PRD a senador por la Provincia Santo Domingo sólo cabe ser explicada por el proceso de que el Perredé haya terminado siendo lo que es, o sea, su perrodización, conversión en jauría de canallas, pues no hay razones ni discernimientos compatibles con los principios de la moral, la honestidad, la honradez y la decencia que justifiquen un voto por ese incalificable sujeto, vergüenza e infamia del género humano.

Como tampoco cabe votar por Jhonny Jones, que no posee ninguna cualidad que no sea la de un patán y beocio, sirviente abyecto y vil del tirano alimaña y su asqueroso entorno.

Pero con los candidatos que presenta el Pálido y el gobierno pasa lo mismo y, aunque Leonel Antonio Fernández Reyna buscó aplicar toda su astucia perversa para ser así más taimado, sólo basta fijarse en que de Cristina Lizardo, el voto sería favorable sólo si se tratara de elegir y designar una administradora de posada o albergue de paso, en algo parecido a un burdel. Pero, por favor, que con tales personajes no se siga ofendiendo la requerida dignidad de un Congreso en general, y mucho menos de un Senado.

Lo peor ocurre cuando ese mismo antro del neotrujillismo y continuación del caliesaje que es el Pálido-Pelegato, oferta a un tahúr dedicado por entero a los juegos de azar y todo tipo de actividades licenciosas, como las casas de apuestas, para síndico del Municipio Oriental de la Provincia Santo Domingo; hablamos y casi está de más decir su nombre, del tal Juancito De los Santos o Juancito Sport, que es conocido por su manejo como matón y manejador de bandas de forajidos y criminales con los que administra su red de bancas y las cuales forman su cortejo político.

Hay sospechas de que Juancito Sport puede perfectamente ser el resultado y fruto de la larga carrera criminal y entreguista de unos cuantos generales de San Isidro que fueron puntales, entre otros, de los crímenes de Ramfis en el centro de tortura del Km. 9 y de San Isidro, como por ejemplo un tal Pimpo de los Santos Céspedes. Esas sospechas de que a sus capitales, además de revolcarse en el infame lodo de las actividades de tahúr, habría que agregarles la de la sangre y el pus de lo que hay detrás de todo aquello, todo lo que toma un mayor matiz de veracidad cuando ese Juancito (Sport) De los Santos, con su figura de ambicioso y desalmado matón imbécil, es quien canaliza y cabildea el reingreso a la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) del asesino general Rojas Tabar, piedra angular del secuestro, tortura, asesinato y desaparición del luchador democrático Narciso González. Y no conforme con esa infamia, también se hace acompañar en su candidatura, como  Vice-síndica, de la esposa de aquella hiena asesina.

Para Leonel Antonio Fernández Reyna nada de eso cuenta, pues su padre, el ex-mayor Fernández de la Fuerza Aérea Dominicana, fue chofer del asesino depravado León Estévez, marido de la hija-prostituta del dictador, Angelita Trujillo, y, como ya dijimos en otra ocasión, no fueron pocos los crímenes de lesa humanidad que perpetró durante la operación limpieza, a raíz del genocidio que significó dicha operación limpieza en la parte Norte de la Capital bajo el amparo de la ocupación norteamericana. De ahí que para Leonel Antonio Fernández Reyna el background de los Juancito Sport es cosa tan común como natural.

Pero el pueblo debe tener memoria y no votar por hienas asesinas.

Roberto Salcedo no es más que un lumpen, también hijo de un matón del hermano del dictador Trujillo, el degenerado Petán Trujillo. Como farandulero, desde la Sindicatura, sólo ha actuado como sirviente de los ricos.

Pero tampoco favorecemos a un Pacheco que, aunque proveniente de los ghettos de Cristo Rey, no es más que un lambón de todas las urdimbres que, contra el país, cocinan los imperialistas, la Iglesia Católica y los reaccionarios, como el rufián Rafael Hipólito Mejía y el otro rufián Ramón Alburquerque.

Por todo ello, aquí, en la Capital, lo mejor y más digno es no votar por nadie.

 

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