De cómo los esbirros y las crías de la satrapía trujillista fueron reciclados por los partidos y el sistema

Casos escandalosos del Gordo Oviedo, de Jeannette Miller, Roberto Duvergé, Fidelio Despradel y otros

 

Aunque no nos vamos a referir ahora, en esta ocasión, al patéticamente lamentable exabrupto de amarguras y resentimientos que, en un manojo de puntos de vista decadentes, formulara la singular persona que responde al nombre de Carmen Imbert Brugal, ciudadana culta y de una trayectoria que la define como una intelectual más que como una artista, bajo el título de “El Chivo Sigue Provocando Náusea”, artículo suyo aparecido el domingo 21 de mayo, lo cierto es que no compartimos la inclinación contenida en dicho artículo, de la mencionada ilustrada persona, tendente a brindar respaldo y justificación a la pretendida evaluación hecha por los Llosa, como ella misma expresa, respecto a la infernal dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina, so pretexto de cosas baladíes y, sobre todo, de que ya que todos los dominicanos somos culpables y cómplices de aquella sin igual tragedia, hay que dar la bienvenida a lo que entendemos una eventual estafa novelada, puesto que es un robo de la verdadera historia y las consiguientes lecciones y enseñanzas de lo que fue para el pueblo dicha tiranía, a través de la mentira de que la depravación, aberraciones y concupiscencias del ladronzuelo, criminal y lacayo Rafael Leonidas Trujillo Molina es lo más importante y significativo que opera como causa primera y consecuencia principal y final de ese oscuro y doloroso episodio de la historia de la sociedad dominicana y del país.

Pero, reiteramos, si bien no podemos acoger esos criterios, verdaderos espasmos de amargura y pesimismo, tampoco podemos dejar de reconocer que la mencionada articulista no miente ni se inventa nada cuando subraya un espíritu crítico que, reconocemos, sería de gran valor positivo si no estuviese al servicio del decadentismo y el elitismo, con los que no puede dejar de sazonar sus escritos, que son además nostálgicos, cuando dice:

“La compra y venta del buen nombre fue auspiciada por los acontecimientos posteriores al 30 de mayo del 1961. Los diferentes partidos políticos asumieron las categorías establecidas por los nostálgicos de la era. Si convenía, un matón se convertía en cooperador del partido, un sicario en enlace, un palero en funcionario, un soplón en ministro”.

De este breve párrafo cabe destacar la expresión intercalada entre la primera de las tres formulaciones de que consta dicho párrafo, y el último del mismo, que es total y absolutamente cierto, y que refleja una de esas verdades amargas y resentidas con las que su íntimo y admirado amigo, como paradigma suyo, José Israel Cuello (el renegado revisionista y oportunista archi-traidor) pretende justificar su infame trayectoria que nos lo exhibe desde supuesto comunista hasta ser hoy día un vulgar y rastrero lacayo y apologista del sistema imperante, que es la continuación lógica y directa de la dictadura de Trujillo.

Así, tenemos que admitir que no poca razón le asiste a Carmen Imbert Brugal cuando, en su espasmo de amarguras y resentimientos decadentistas, cierra ese párrafo con las expresiones de, volvemos a citarlo:

“Si convenía, un matón se convertía en cooperador del partido, un sicario en enlace, un palero en funcionario, un soplón en ministro”.

Pues bien, dentro de hechos y fenómenos que pueden ilustrar la validez de esa dolorosa realidad que, en su reiterada amargura, refleja Carmen Imbert Brugal, cabe apuntar que esa infamia abarcó, como bien dice ésta, a todos los partidos, y no sólo a los propiamente del sistema, sino incluso a los que se insinuaban como núcleos receptores y propulsores de ideas renovadoras y revolucionarias, democráticas consecuentes, anti-imperialistas y hasta socialistas, comunistas, marxista-leninistas.

Pero no sólo “si convenía, un matón se convertía en cooperador del partido, un sicario en enlace, un palero en funcionario, un soplón en ministro”, sino los hijos de éstos, que incluso ya habían debutado en los últimos tiempos de la dictadura como los que no tendrían problemas, dada su abyecta práctica aún siendo adolescentes, en ser los continuadores de aquella desgraciada tiranía sin ejemplo, como alguien, certeramente, la llamara.

Coincidencialmente o por casualidad, la cual el marxismo consecuente incluye dentro de las categorías del materialismo dialéctico, que es una filosofía, ocho días antes, en el mismo periódico amarillo del que es irregular columnista la persona de Carmen Imbert Barreras, o sea, el domingo 14 de mayo, y en el que apareciera el artículo de ésta que aquí mencionamos, habían aparecido publicadas, íntegra y textualmente, las palabras de ingreso al Pálido, luego de ser juramentado por Leonel Antonio Fernández Reyna, del sujeto llamado José Ernesto Oviedo Landestoy, hijo del que fuera Gobernador de Azua en el tiempo en que en dicha Provincia funcionaba el campo de concentración (“El Sisal”) de más significación criminal, junto al otro campo de la muerte que, dedicado a la siembra de arroz, funcionaba en Julia Molina, hoy Provincia de Nagua.

Las palabras de José Ernesto Oviedo Landestoy no son casuales, sino las resultantes finales de a lo que, y de las consecuencias negativas que han acarreado esas prácticas de “si convenía, un matón se convertía en cooperador del partido, un sicario en enlace, un palero en funcionario, un soplón en ministro”.

Cabe decir que ese sujeto  no se incorporó ni penetró para envenenar, dañar, corromper, sembrar cizañas, a los partidos propiamente dichos del sistema, sino al 14 de Junio, y de la doble organización que éste tenía, una como Agrupación Política y otra como proyecto de movimiento insurreccional castrista-guevarista, rápidamente se coló a lo que los responsables de ésta llamaban infraestructura político-militar, que sería la que, andando el tiempo, terminaría por controlar la estructura pública de la Agrupación Política 14 de Junio, implementándose una tan insostenible como disparatada duplicidad que, al fin y al cabo, culminó en el histórico desastre que todos conocemos, pero cuyos responsables y principales protagonistas vivos aún, jamás han aceptado.

Un aspecto importante y significativo es que no sólo el 14 de Junio tenía como líder y fundador a Manolo Tavárez Justo, nieto de Isabel Mayer, una siniestra mujer de las más íntimas colaboradoras, tanto en las actividades criminales de la dictadura, como en las aberraciones y concupiscencias que caracterizaron la retorcida personalidad del dictador Trujillo.

Su brazo derecho y hombre de absoluta confianza para hacer realidad la duple organización del 14 de Junio lo fue Fidelio Despradel Roque, hijo de un hombre, a su vez, de la absoluta confianza del dictador Trujillo, el nombrado Arturo Despradel, que ocupó múltiples cargos como Secretario de Estado de la dictadura y sus diferentes gobiernos, llegando incluso a ser Gobernador del Banco Central después del 1954 y en donde los que solicitaban empleo en dicha institución, que en la planilla de solicitud, a donde decía, religión del solicitante, si éste contestaba: ninguna, él personalmente le llamaba a su despacho -una vez que el solicitante calificaba- y le decía; el puesto era tuyo, pero como tú no eres católico, no pude nombrarte, lo siento.

Como ideólogo de la infraestructura del 14 de Junio y de todo aquello se distinguía Hipólito Rodríguez Victoria (Polo), quien habiendo estado exiliado desde el 1960 en Argentina, estuvo en vinculación con el movimiento trotskista que encabezaba el intelectual y profesor universitario Silvio Frondizi, y cuyo teórico principal lo era Marcos Kaplan, éste último, durante el período posterior al 1978, vino como invitado a la UASD, en la que ofreció diversas charlas. Estos señores habían sido militantes trotskistas junto con el Che Guevara. De ahí que, al Hipólito Rodríguez Victoria, que había cursado hasta el sexto grado la carrera de medicina en la Universidad de Santo Domingo, la que abandonó al asilarse e irse para Cuba a finales del ’60, entró directamente en contacto con el Che Guevara y se convirtió en un fanático seguidor e imitador suyo, todo lo cual era facilitado por la personalidad sicótico paranoica y esquizofrénica que poseía Polo Rodríguez Victoria.

Como todo esquizofrénico, éste no dejaba de exhibir una gran agilidad mental y una enfermiza inteligencia que le impedía, en un grado altamente peligroso, distinguir la realidad objetiva de sus insanas ideas subjetivas, lo que, al pretender vincular la teoría con la práctica, inevitable y necesariamente devenía en un gran percance o tollo, pues así era imposible dar pie con bola.

Hay muchos otros pormenores y factores que hacían completamente factible, tal cual se desprende de esto que hemos querido adelantar aquí, el ingreso de sujetos como ese mismo José Ernesto Oviedo Landestoy, el hijo de Betania, la trujillista enfermiza, pero también de otros personajes como Jeannette Miller, que era nieta e hija de crianza de Julieta Otero, abuela a su vez del general Tuty Sánchez, una de las bestias criminales más despiadadas del entorno de Ramfis Trujillo y de Angelita Trujillo, que llegó a ser Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana bajo la dictadura en sus últimos días y que era, así, además de primo sanguíneo de Jeannette Miller, hermano de crianza, puesto que Julieta Otero fue quien la crió, como madre de su padre Freddy Miller Otero y la que crió asimismo al sangriento criminal Tuty Sánchez.

A través de Marco Rodríguez Victoria, hermano de Polo y a la vez otro hombre clave de la infraestructura militar, con quien se casó Jeannette Miller en forma sorpresiva, pues todo el tiempo había sido novia-amante del pintor Iván Tovar, y tras ese “matrimonio”, que luego se ubicó como por encargo de los servicios de inteligencia militar que le seguían los pasos a los aprestos insurreccionales de la infraestructura del 14 de Junio, Jeannette Miller pasó extrañamente a tener beligerancia en las actividades de la infraestructura esa del 14 de Junio.

Lo cierto es que José Ernesto Oviedo Landestoy se recluyó (durante todo el período que se declaró la insurrección del 14 de Junio) en su casa y no salió de ésta hasta después del 21 de diciembre, fecha en que fue fusilado, tras entregarse, el grupo de Manolo Tavárez en Las Manaclas, así como previamente sucediera con los otros grupos del Este, del Sur y de San José de Ocoa.

Pero de nuevo volvió a sus andadas, y por más esfuerzos que se hicieron durante el período que fue desde fines del ’63 hasta abril del ’65, para que fuera alejado de las actividades del 14 de Junio, Roberto Duvergé (Arturo - hermano del agente de la CIA, Papito Duvergé y yerno del principal matón del SIM en El Seybo) lo involucraba a través de un funesto personaje llamado Osvaldo Vásquez “El Chory” (que luego reapareció como parte de la banda de Macorís, Ramón Pérez Martínez, y que se incorporó además al PLD), en actividades de carácter terrorista, como las de colocar bombas en carros públicos sin reparar en el significado político de dichos actos, y manifiestamente dirigidos a socavar y desviar el movimiento político de masas que cubrió todo el período del 1964 hasta abril del 1965 principalmente.

Por vía de (Arturo) Roberto Duvergé se incorporó a las actividades del 14 de Junio -infraestructura- Martín, “El Españolito”, que era miembro activo del SIM y que vivía en la misma 30 de Marzo, en la parte atrás -digámoslo así- del cuartel general de dicho SIM, que estaba ubicado precisamente en la México con 30 de Marzo, donde más tarde pasó a funcionar la Escuela de Peritos Contadores hasta que a ésta le construyeron las instalaciones que operan por los alrededores del Gautier-Plaza de la Salud-Play-Seguros Sociales.

Cuando el personaje en cuestión, José Ernesto Oviedo Landestoy, el día 8 de mayo pronuncia palabras tan groseramente depravadas como: “Mi corazón está con la izquierda, pero mi estómago con la derecha”, es interesante analizarlas con detenimiento y tomándolas como la expresión de un personaje cabalmente degenerado y retorcido, puesto que muchos pueden creer, si sólo literalmente interpretan esas capciosas expresiones suyas, que es simple y llanamente una bandera de capitulación hecha con toda desfachatez, pero, ¿con qué izquierdas es que está su corazón?

Sería bueno que se sepa que José Ernesto Oviedo Landestoy, que fuera quecher, como le decían, de la cofradía de Radhamés Trujillo, teniendo apenas 14 ó 15 años (y no crea que era quecher de juegos de pelota, que no eran de las actividades de Radhamés Trujillo y su grupo, sino quecher en actividades contra-natura de las que ha sido protagonista desde los 11 ó 12 años de edad), está muy conciente de que durante la época de Trujillo, sobre todo en los últimos 10 años, a los homosexuales se les recogía y se refugiaban en los campos de concentración de El Sisal y Julia Molina (Nagua), por lo que, estando vedada la palabra izquierda, a los que estaban afectados de esa aberración se les llamaba eufemísticamente “zurdos”, “de la otra banda”, “cambiado”, que hoy sería equivalente a “izquierda”, por ello, nos preguntamos, ¿no estaría José Ernesto Oviedo Landestoy refiriéndose a esta característica suya cuando decía “mi corazón seguirá en la izquierda y mi estómago en la derecha”?

Las partes ulteriores de sus palabras de ingreso al PLD pueden revestir una tremenda gravedad hasta para el mismo que lo juramentara como nuevo miembro de dicho partido, que no es otro que Leonel Antonio Fernández Reyna.

Pero esto lo vamos a desarrollar mañana sin falta.

 

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