Los ensotanados de la parásita Iglesia Católica, tal cual hace el padre Luis Rosario, sus aberraciones como la pedofilia, la homosexualidad y el celibato, y sus comunes prácticas de las violaciones sexuales y el sadomasoquismo, las abordan y las tratan bajo las tenebrosas sombras del oscurantismo y las falacias demoníacas

 

Las aberraciones de que son portadores las legiones de parásitos ensotanados, se sabe que son materialmente el resultado precisamente de que constituyen la parte más importante de los sectores improductivos, que viven a expensas de la población trabajadora explotada y oprimida, y que dichas degeneraciones de la conducta y del pensamiento de que son portadores y que es a lo que se denominan aberraciones, que significa degeneraciones o desvíos (un aberrado es un degenerado o desviado en la esfera de la actividad que se trate), que en el caso de los curas católicos y pastores o sacerdotes protestantes se acentúan dichas aberraciones a consecuencia de sus respectivas falsas creencias supersticiosas, contrapuestas perversamente a los postulados, verdades comprobadas y a toda práctica científica, pues todas sus aberraciones, como la pedofilia, la homosexualidad y el celibato, como sus comunes prácticas de las violaciones sexuales y el sadomasoquismo, las abordan y las tratan bajo las tenebrosas sombras del oscurantismo y las falacias de atribuirle bases demoníacas a lo que, efectivamente, es el fruto de sus aberraciones mágico-religiosas que componen el cristianismo que los aliena, los enajena y los reduce a la misma condición de los seres humanos víctimas de la adicción a los estupefacientes, al alcohol, al cigarrillo y a todo tipo de drogas alucinógenas, con lo que corrobora aún más ampliamente la exactitud científicamente exacta de Carlos Marx de que la religión (en particular el cristianismo) es el opio de los pueblos.

Todo esto que enunciamos viene a ser confirmado por la actitud tan salvajemente atrasada y primitiva, como perniciosamente corrupta y reaccionaria, atrasada y recalcitrante, del llamado Luis Rosario, cura parásito católico que, además, es oficial de la P.N. y funcionario del cartel transnacional católico, que vive a costa de la sangre y el sudor del pueblo dominicano a través del Concordato, del Vicariato Castrense y del Patronato Nacional San Rafael, por medio de los cuales no sólo ejercitan y despliegan su condición de parásitos vividores llamados curas y monjas católicos, sino que anulan la soberanía nacional y secuestran la soberanía estatal, reduciendo el Estado nacional de libre que es, como proclama la Constitución, a vasallo de la Iglesia Católica-Vaticano, que reduce el Estado dominicano a una envilecida condición de Estado colonial del cartel imperial, oscurantista y supersticioso, pero por sobre todo parasitario e improductivo, que es la Iglesia Católica-Vaticano.

El sábado 12 de agosto del presente año, este Luis Rosario, obviando que desde la condición de parásito de la sociedad y entidad improductiva, no se puede postular más que la amoralidad monda y lironda, y que desde el salvajismo oscurantista que son la Biblia y el Nuevo Testamento, sólo se puede difundir supersticiones y perversidades, pero no reglas ni conductas humanas por parte de una moral social avanzada y mucho menos acorde con la modernidad y la libertad, que son negadas intrínsecamente por el cristianismo paulinista sobre todo, tanto catolicista como protestante, salió al ruedo público acusando a los padres y a las autoridades seculares del Estado civil de ser los propiciadores de lo que llama desenfreno sexual que caracteriza a la juventud, desenfreno según su retardatario y supersticioso criterio, propio de un brujo, hechicero o curandero social, que es en el campo en que se ha de ubicar con toda exactitud sociológica a los curas católicos y a los pastores evangélicos, pues en realidad no tienen otro carácter que no sea de tales denominaciones, dada su real primitividad.

Arremete en su depravada salvajada este sujeto supersticioso llamado Luis Rosario, al que se le asigna el título, dentro de su cartel religioso Iglesia Católica, de Coordinador de la Pastoral Juvenil -denominación denigrante del ser humano ésta que refleja y retrata que para esa supersticiosa institución mágico-religiosa, que es el cristianismo catolicista, los seres humanos somos su ganado de ovejas, de ahí lo de Pastoral, esto es, que pastorean sus “ovejas”- todavía con peores argumentajos propios de baratillos y ventorrillos de mala muerte, de que lo que él denomina depravación, desbordamiento o libertinaje sexual, tiene por consecuencia -¡Oh malditos energúmenos oscurantistas y supersticiosos que son estos curas- el que haya tantos centros de prostitución, turismo sexual, las vestimentas inadecuadas en las niñas y hasta en los medios de comunicación, y que por culpa de todo eso es que salen tantas niñas y adolescentes embarazadas que terminan practicándose abortos.

No debe extrañar que Luis Rosario, cura de la orden salesiana, salga con estas sandeces y estupideces, pero que al mismo tiempo no diga ni esta boca es mía con respecto a la pedofilia y la homosexualidad y la mariconería que predomina en los medios católicos, convirtiendo lo suyo en un desenfreno reaccionario y retardatario, en contra de todas las actividades del mundo secular, en cuya depravación interviene, fomentándola, precisamente la Iglesia Católica y el cristianismo, bajo todas las formas.

Como alternativa o solución el infeliz curita Luis Rosario, que no ha reparado siquiera en la nociva carga pedófila homosexual que encierra el lema del fundador de su orden, el llamado Juan Bosco, alias el santo, que tan impúdicamente exhiben tanto en su centro de la calle San Juan Bosco, como en el Barrio Mejoramiento Social, por los alrededores del puente, que dice: “Dejad que los jóvenes se acerquen a mí. Sólo basta que sean jóvenes para yo amarlos”, ofrece y propaga el trabalenguas supersticioso y oscurantista y más supersticioso aún de: “la educación sexual en valores”.

¿Qué significa y qué representa este embrollo o galimatías que el tal cura, Luis Rosario propaga a nombre de la transnacional supersticiosa Iglesia Católica-Vaticano?

Esto significa que el gobierno, las autoridades autónomas y los padres les impongan a los niños y adolescentes, como una camisa de fuerza para su desenvolvimiento humano en el terreno sexual, todos los absurdos y aberraciones primitivas y salvajes postulados en el Viejo y Nuevo Testamento, que son dos resúmenes de crímenes y aberraciones del pasado más remoto, y que a esas aberraciones les llama educación sexual en valores.

¿Y por qué “educación sexual en valores”? Esto no es más que otra perversidad saturada de la infame hipocresía estafadora de los curas y de todo el cristianismo, empleada para tratar de ocultar que a lo que tanto Luis Rosario, los salesianos, como toda la entente parasitaria y reaccionaria oscurantista y supersticiosa Iglesia Católica se oponen es a que se instituya y se siga desarrollando la educación sexual en base a la ciencia de la biología y la sexualidad humana y animal, lo cual viene imponiéndose como una medida de la modernización y actualización de la educación, que es reclamada cada vez con más fuerza e intensidad en nuestro país, cuya educación está secuestrada y retrasada en todos los órdenes, precisamente por estar en manos de la Iglesia Católica-Vaticano por imposición del maldito, infame, ignominioso y parasitario, inconstitucional, ilegítimo y amoral Concordato.

Pero aún más, y para que Fausto del Rosario Adames goce de nuestra estridencia y maledicencia intransigente, en oposición a su condición de despreciable creatura adocenada como él, y que es común a todos los miserables mercenarios que, como sabandijas, se mueven en el sub-mundo de los invertebrados, queremos subrayar que Luis Rosario miente y oculta la verdad hasta partiendo de su propia y personal condición, que bien le conocemos.

Esto así, puesto que la depravación y el libertinaje sexual que caracterizan los centros salesianos, como los citados en el Barrio de Mejoramiento Social y el de San Juan Bosco, resultado de lo cual han salido de ahí especimenes como el mismo Luis Rosario; el reconocido homosexual, el padre Andujar -El Moreno- que estuvo en la misma Catedral Primada de América en la Zona Colonial; Lendor, el catequista que fuera muerto durante una orgía en una cabaña del desaparecido Motel Casa Blanca de Villa, en pleno coito carnal; y tantos otros más, como el ex-policía Arcadio, Príamo y todo el equipo de catequistas del casi mellizo de Juan Bosco, el padre Ernesto, no eran ni fueron ni son el fruto de la prostitución, del turismo sexual ni porque sus madres los vistieran provocativamente en sentido sexual; pues el cura Luis Rosario -hipócrita y pervertido en sus asuntos- no debería olvidar que desde viejo lo conocemos, como bien conocimos a esos distinguidísimos pájaros componentes del personal salesiano, como el maestro Bass, el maestro Tellerías, el maestro Mendoza, el maestro Tábaro, el padre Ortiz, el padre Enrique y tantos otros más.

Este caso, de la oposición de los Luis Rosario a la educación sexual con sustento en la biología, aparece publicado en La Jornada de México, en cuyas páginas encontramos la información precisamente de que la Conferencia Episcopal de México emitió el 10 de este mes un comunicado en que acusa de un crimen grave contra la moral que el Consejo de Educación del Estado de México haya instituido la educación sexual científica en el nivel 1 de educación, con proyección a los textos de Educación Cívica y Etica de los niveles 2 y 3, o sea, correspondientes a segundo y tercero de secundaria (lo que aquí sería octavo y primero de bachillerato) sin la anuencia de los padres de familia puesto que, según el retardatario e incalificable salvaje punto de vista del cartel del oscurantismo y el parasitismo Iglesia Católica-Vaticano “los primeros educadores de sus hijos” son los padres, y no las escuelas y los profesores.

 

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