LAS IGLESIAS CATÓLICA Y CRISTIANAS

Buscan adueñarse del Poder político para hacer más en grande de lo suyo que es vivir del pueblo

(Comentario publicado en el periódico “¡Despertar!” de Marzo del 2002)

 

La esencia del programa de la Iglesia Católica y las sectas cristianas es obstruir el proceso de democratización del Estado y la sociedad, manipulando y maniobrando para hacer fracasar la sociedad de los hombres, es decir, ir socavando y preparando el terreno para que se acepte, en un momento dado, su asalto total y directo al Poder en todos los órdenes: en lo económico, en lo político, en lo ideológico y espiritual.

Sobresale el hecho contradictorio y escandaloso de que el cristianismo como religión y, por lo tanto, acorde con su carácter sectario, sea católica o protestante, o testigo de Jehová o mormona, son antidemocráticas y antisociales dichas iglesias. Su esencia es contraria al régimen democrático, puesto que en éste, el pueblo y su decisión es la fuente del Poder, mientras que en las iglesias cristianas, el pueblo de feligreses no cuenta, sino que es su dios, llamado Jesucristo, en tanto los feligreses no cuentan ni disponen nada y su voluntad está de antemano castrada. Su régimen es teocrático, no democrático.

Sin embargo, todas estas sectas, en particular la católica, pretenden, como se puede comprobar las 24 horas del día durante todos los días del año y durante todos los años, dar, en este país, cátedras de democracia y de conducta democrática a la sociedad laica y secular. Como se ve, ese es el más claro y contundente ejemplo de doble moral, de engaño y de falsedad. Nadie puede dar lo que no tiene, ni impartir lecciones de lo que rechaza.

 

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