Cámaras congresionales dieron un respaldo ciego e incondicional a la llamada reforma fiscal en demostración de la catadura anti-popular de los corrup-partidos del sistema, en particular del binomio de gángsteres depredadores palidistas Leonel Fernández y el dañino “murmullo” Medina

 

“Pato roba’o vamo’a comer”, dicen las letras de una composición vernácula de la música de la calle, las que al parecer han tomado un nuevo realce a raíz de que se comenzara a ventilar lo de la reforma fiscal que, tan alegre como con sadismo inigual, acordaron el Fondo Monetario Internacional y el gobierno genuflexo e indolente como neoliberal y corrupto del Pálido Pelegato que encabeza el inaprensible y desaprensivo Leonel Antonio Fernández Reyna, para ser impuesta como un eslabón decisivo más de la interminable cadena con que los verdugos, que representan FMI y gobierno, subyugan a la población criolla obligándola a sufrir miserias y pobreza, hambre y falta de salud.

Aunque inicialmente el FMI demandó que el gobierno recurriera a una nueva tanda impositiva sobre la población, al gobierno, al Poder Ejecutivo y a sus funcionarios, de inmediato se les hizo la boca agua, como se acostumbra a decir, puesto que esto representa la oportunidad de la que ellos siempre viven al acecho para sacar provecho y culpar a los otros de los males, que es coherente con lo de vivir atento a la lucha y problemas del pueblo y los demás, pero no con objetivo de coadyuvar y participar para su solución, sino para ver la forma de servirse de ellos para su provecho propio, negociando con los verdugos del pueblo-país en detrimento de éstos y a favor de los verdugos del pueblo y del país, como ha sido tan característico de la plataforma ideológico-política del boschismo y del palidismo, ahora devenido en pelegatismo, en indicio de que ya han entrado a la fase del colapso y su declive final.

A sabiendas de que el objetivo de la reforma fiscal no es en verdad dar cumplimiento a compromisos que a la población y al país les han impuesto tras su política y gobiernos depredadores y corruptos, los tres grupos de politiqueros antipopulares y entreguistas del Perrodé, PRSC y Pálido-Pelegato, las Cámaras congresionales dieron un respaldo ciego, abrupto e incondicional al proyecto sometido por el gobierno con todos sus puntos contradictorios y confusos, pues el móvil real es que haya siempre mayores recaudaciones fiscales de las que dispongan el gobierno del Poder Ejecutivo y sus funcionarios, como se puede apreciar en el curso de los hechos, para, con esa abundancia, tener más de dónde y por dónde meter las manos y terminar embolsillándose una buena parte, porque el gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna es, además de lacayo y genuflexo, un régimen de corruptos desalmados.

Se conoce que la gran mayoría de funcionarios medios y máximos de muchas áreas autónomas dentro del gobierno, así como gran cantidad de empleados, eran afines al corrupto Secretario de la Presidencia que hace poco renunciara, el Dañino Medina, o el Gángster Murmullo, como también se le conoce, y no es para menos.

Esto se repite entre los legisladores recién electos al Congreso Nacional, tanto senadores como diputados. Y muchos han querido declararse confundidos ante el hecho de que estos legisladores, que se dicen danilistas, hayan respaldado con tanto dinamismo y pasión ciega la nueva avalancha impositiva solicitada en aprobación por su adversario antagónico, Leonel Antonio Fernández Reyna, eventual aspirante a la reelección para los comicios de mayo del 2008.

Pero esos sorprendidos son víctimas de la mala costumbre de no atender a la lógica de las cosas. Y dentro de estas cosas lógicas sobresale y ocupa el primer lugar, que en cuanto al carácter de genuflexos lacayos ante el capital financiero y despiadados enemigos del pueblo, entre Leonel Antonio Fernández Reyna y el Dañino Medina no hay absolutamente ninguna diferencia, y si acaso esta diferencia existiera, como tendencia, el Dañino Medina es más recalcitrante y desalmado que Leonel Antonio Fernández Reyna, para quien, por lo menos, cuentan las apariencias, cosa que dada la truculenta vulgaridad y la ambición inescrupulosa del Dañino, en su cuadro de valoración no cuentan en absoluto.

En segundo lugar, si los del Dañino Medina ocupan mayor cantidad de puestos públicos dentro del gobierno, si hay mayores impuestos a recaudar, pues por las manos suyas pasarán mayores recursos de los que ellos gustan y habitualmente les meten la mano. Es aquello de, a río revuelto, ganancia de pescadores.

Y como la corrupción, estando el Dañino haciéndole desde fuera del gobierno oposición a la reelección de Leonel Antonio Fernández Reyna, la misma recaería negativamente sobre éste, lo mismo piensan que ocurriría con el peso y secuelas de todas las nuevas cargas impositivas.

Siguen olvidando que la lógica de las cosas presenta ante el pueblo el hecho innegable de que son los legisladores del Dañino Medina, que son mayoría, los que han aprobado en forma feroz las cargas impositivas, ¿o acaso creen que la gente vive en la luna?

La actitud asumida por el grupo de los que se dicen progresistas y nacionales, esto es, los del vinchismo reaccionario, prefirieron la abstención, y eso podría no ser importante, pero no deja de representar interés el hecho de que éstos, por boca de sus congresistas, afirmaran que por lo menos el 40% de lo que debe recaudar el gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna, por acuerdo y compromiso con el FMI, el gobierno lo puede lograr, puesto que está en sus manos el poder hacerlo, sin tener que recurrir a la pela impositiva que representa contra la población la llamada reforma fiscal.

¿Por qué entonces lo hacen Leonel Antonio Fernández Reyna y su Pálido-Pelegato, así como los del Dañino Medina?

La respuesta es que ellos se proponen que Leonel Antonio Fernández Reyna y el gobierno recauden por lo menos tres veces lo necesario para darles rienda suelta a las malas mañas, puesto que no sólo la politiquería de reelección y sobornos, no sólo el derroche y dispendio, por lo de que a lo que nada nos cuesta hagámosle fiesta, sino que “pato roba’o vamo’a comer’, que es lo que los pálidos-pelegatos boschistas, leonelistas y dañinistas están habituados y acostumbrados a hacer. Y van en pos de ello, como perros hueveros desbocados y fuera de control.

 

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