ALOCUCIONES DEL PRESIDENTE-SECRETARIO GENERAL DEL PACOREDO LUIS MONTAS

En torno al homenaje en palacio del pichón de tirano alimaña a su padre del alma Joaquín Balaguer

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Tal y como he prometido, hoy tengo proyectado concluir la semana de alocuciones respecto al homenaje que al tirano alimaña efectuara el pichón imitador del mismo, Leonel Antonio Fernández Reyna.

Y en esta última alocución, quiero advertir que, en caso de que sea necesario, la próxima semana, o en otra cualquiera, me aprestaría a elaborar lo que sería el epílogo de estas alocuciones.

Todos los exponentes designados para ensalzar la monstruosa como repulsiva figura anti-histórica del carnicero dinosaurio de la época anti-diluviana que nunca podrán lograr cambiar de naturaleza, que es el tirano alimaña y sabandija siniestra llamada Joaquín Balaguer, y afirmaban, con su propia trayectoria personal y pública que arrastraban como un fardo de infamia, no sólo la orfandad absoluta de principios políticos o del orden de la moral social, que sería el derecho moderno, que caracterizara a esa hiena de dos patas que se cobijara todo el tiempo de su existencia bajo la sombra criminal del absolutismo y del despotismo autocrático que emana y nada en la sangre y la ignominia hechas derramar por casi dos mil años, esto es, el absolutismo despótico y criminal de la Iglesia Católica y del cristianismo paulino, hoy entronizado en el nefasto Vaticano, representado por el Papa Benedicto XVI, mejor conocido en el mundo de la exégesis histórica y de las religiones como la rata Ratzinger, y a la vez bajo la tutela de su engendro inmediato en los entornos de la República Dominicana, que fuera la infernal dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina, que, como se viene esclareciendo, fue, en último caso, una dictadura precisamente más de la Iglesia Católica que hasta del imperialismo norteamericana, del que el dictador fue, simple y llanamente, un peón criminal y ambicioso.

Basta y sobra citar los nombres de los exponentes en ese homenaje, cocinado por el nefasto pichón de imitador del tirano alimaña, para comprobar que no mentimos sino que, por el contrario, nos quedamos cortos al pretender describir la catadura bastarda y espuria de cada uno de esos exponentes escogidos por el pichón de tirano alimaña que, no cabe duda, es Leonel Antonio Fernández Reyna, entre los que entendía como los mejores exponentes de la naturaleza de aquel nefasto personaje.

Y cabe preguntarnos, ¿acaso hay un sujeto que produzca una sensación de náuseas y pestilencias inmundas más que esa sabandija que responde a los nombres de Ramón Font Bernard?

Este sujeto apesta y cada vez que abre la boca el vaho que suelta se explica sólo porque la suya es una letrina inmunda de intrigas, perversidades y actos viles, tan solo propios de la peor canalla, como es su propia naturaleza.

Vincho Castillo Rodríguez, al que sólo para tener una idea más o menos aproximada de su nefasta y degenerada naturaleza que escapa a la condición humana, para adentrarse a la de aquellas especies, como las hienas y los chacales, o sea, de los depredadores, preferiblemente de cuatro patas, que se alimentan de la carroña y que inevitablemente causan una sensación de asco y desprecio con solo oírlo mencionar, y que cuenta en su haber un historial inequívoco y suficientemente elocuente como para prescindir de muchas palabras de sus nefastas hazañas, cargadas de pus y vilezas, como practicando la delación y provocando la muerte por asesinato de su propio hermano, a cambio de poder obtener un peldaño en el prostíbulo que el dictador, secundado por el mismo tirano alimaña Joaquín Balaguer, daban en llamar Congreso, Cámara de Diputados.

Por la vía de la confidencia con los servicios de espionaje de la dictadura de Trujillo y sus sicarios, convirtiéndose en agente directo del carnicero Jhonny Abbes García, con el que se asiló en Haití, y no terminó muerto igual que éste, junto con todo y su familia (lo cual hubiese sido una bendición para la República Dominicana), por el hecho de que, en su condición de adicto depravado al alcohol y a las drogas, fue herido y dado por muerto en un centro de orgías y bacanales, de homosexuales, prostitución, lesbianismo y canibalismo en Haití.

Vincho Castillo regresó al país bajo el gobierno sietemesino del agente del imperialismo yanqui y su Departamento de Estado como de la CIA, Juan Bosch y Gaviño, y favoreció y colaboró con la intervención yanqui y el gobierno fantoche de San Isidro, alrededor del que estaban la mayoría de los más connotados criminales supervivientes de la dictadura de Trujillo y que fueron luego los cabecillas militares del mismo tirano alimaña en su sangrienta dictadura de los 12 años, como Enrique Perez y Perez, Neit Nivar Seijas, Machetico Medina, Emilio Jiménez hijo, Mélido Marte, Braulio Alvarez Sánchez, Elías Wessin y Wessin y otros tantos responsables de la carnicería perpetrada durante la contienda bélica sobre civiles indefensos, entre las que sobresalen los genocidios y crímenes de lesa humanidad, que tuvieron como escenario Mata Redonda, paraje próximo a Yamasá, así como la Hacienda Estrella, en las mismas proximidades.

Sin embargo, debe observarse y resaltarse, que el mismo tirano alimaña, a pesar de todo el despliegue como incondicional sirviente suyo que le hiciera el chacal Vincho Castillo, el tirano alimaña siempre mantuvo distancia y se cuidaba en extremo de que el chacal y despreciable Vincho Castillo, jamás, jamás apareciera junto a él en público y mucho menos en el Palacio Nacional.

La razón de todo esto, que a lo mejor para muchos resulta extraña, obviamente se encuentra en que el tirano alimaña jamás, dentro del mundo de ignominia en que desenvolvió su asquerosa existencia, pudo aceptar coexistir con Jhonny Abbes García, de quien tenía tanto pánico y terror, que tan pronto se enteraba que se encontraba en el Palacio, en la época de Trujillo, el tirano alimaña era preso de terribles sudores y temblores, que obligaban a sacarlo del Palacio de Gobierno y ser trasladado a otro lugar, bajo cualquier pretexto.

Y ese pánico y terror, después, durante su misma dictadura sangrienta de los 12 años, no pudo dejar de proyectarlo como desprecio hacia la sabandija que es el chacal Vincho Castillo, pues nunca pudo dejar de verlo como un desalmado personaje, capaz de la más monstruosa acción criminal, a imagen y semejanza de Jhonny Abbes García, sólo que Vincho Castillo nunca ha poseído ni pizca de valor ni mucho menos arrojo varonil.

Y es ahí, que lo suyo siempre han podido ser las intrigas, las calumnias, el incentivar bajas pasiones y peores patrañas, pues en realidad jamás ha servido para nada positivo.

Estos dos personajes, es decir, el chacal Vincho Castillo y Font Bernard, para quienes no existen los principios como piedras angulares rectoras de la conducta humana pues lo suyo ha sido la inconducta de la depravación permanente, sólo pudieron desparramarse en anécdotas y relatos, como ha sido siempre el hábito de los ambientes degenerados de Font Bernard o de los iguales, pero de mucho alcohol y con aire de orgías neronianas en que el chacal Vincho Castillo Rodríguez ha desenvuelto su nauseabunda existencia.

Aparecen así el perverso y nefasto Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez y el mismo Leonel Fernández, como los otros participantes en el homenaje.

El nefasto Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, descendiente del núcleo criminal y oligárquico terrateniente común a Vincho Castillo Rodríguez, con el que guarda estrecho parentesco familiar, pertenece al sector de Juancito Rodríguez, que fue el cabecilla de una de las corrientes anti-trujillistas, sólo por cuestión de ambiciones personales y tal vez por capacidades criminales, lo que sirviera de base para que Bosch, como trujillista y balaguerista, deformador de las verdades y tergiversador de la historia, se empeñara en denigrar a todo el movimiento democrático revolucionario anti-balaguerista y anti-imperialista, forzosamente de amplias bases anti-trujillistas, para fabular con lo de que el anti-trujillismo fue una corriente de carácter oligárquico, y que Trujillo fue el representante del nacionalismo, aberración interpretativa acomodaticia en la que ahora precisamente Leonel Antonio Fernández Reyna, el organizador-auspiciador del homenaje al amasijo viviente de podredumbre que fuera Joaquín Balaguer, extrae la aberración, cosa ya habitual en todo lo que hace y dice en su vida, que le hace afirmar que Balaguer fuera un patriota ejemplar, y algo así como una figura simbólica para la nación dominicana.

El sujeto llamado Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, alias el Cardenal católico metomentodo y métesentodo, ahora más que nunca que el cartel del opio católico se encuentra de lleno en la restauración de su predomnio, echando mano a una segunda versión del Concilio de Trento y de la cruzada criminal que fuera su Inquisición, y amparándose además en la existencia de un gobierno genocida como el de George W. Bush, en los EE.UU., esto por un lado, y por el otro lado, ahora que ya le quedan apenas 5 años para que, de acuerdo con el Concilio Vaticano II, a los 75 años quedar fuera de la fiesta de vivir como príncipe a costa del ejercicio del parasitismo, para de ahí pasar al mundo de los muertos vivos, similar al purgatorio, a que están condenados todos los obispos, monseñores y cardenales, una vez puestos en retiro, lo cual es sencillamente inevitable, a menos que no muera en su desesperada agonía por acumular la mayor riqueza de dinero y bienes posibles con que pasar esos tristes tiempos que ya para él, arrogante, estúpido e imbécil, están a la vuelta de la esquina.

Leonel Antonio Fernández Reyna, por su parte, no pudo hacer peor papelazo, pero es así que le brinda la oportunidad que facilita que el tribunal de la historia empiece a juzgarle y a descalificarle por inepto, por corrupto, por falta de moral y por falta sobre todo de honestidad frente a un pueblo que esperaba de él capacidad para conducirlo por caminos de decencia y de la honradez.

Y es que su formación corrompida y corrupta, quizás con raíces congénitas e innatas, agregada a una orfandad de bagaje cultural, sencillamente conduzca a este funesto personaje a un colapso antes de tiempo puesto que lo único que posee en simulación de cultura es el estilo de lumpen, formado como ser marginal en los bajos del Bronx, con todos los malos hábitos y deformaciones aberradas que abundan en esos bajos mundos, por lo que está condenado a manejar el Poder del Estado como hasta ahora lo ha venido haciendo, es decir, aplicando los mismos procedimientos y los mismos métodos que caracterizan la conducción de las gangas y de las mafias organizadas en dicho bajo mundo del Bronx, del que nunca podrá dejar de ser una de sus criaturas, sellada y marcada para siempre.

Este, en último caso, fue el mismo estilo de Balaguer y tal vez el reconocer su identidad común a éste sea el gran acierto de su peculiar lucidez que, fugazmente, cabe reconocer en cada personaje como Leonel Antonio Fernández Reyna, pero que esa misma lucidez momentánea, común a todos los que se dedican a sus hábitos, termina por empujarlo a la celebración de homenajes, como éste que ha efectuado a Balaguer, que es un homenaje a su maestro en el alma en el centenario de su fatal y desgraciado nacimiento.

 

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