La dirección de nuestro Partido evalúa los factores determinantes de la reelección del disoluto y sociópata Leonel Fernández

Proyecta como única opción para las masas de explotados y oprimidos, ante su pírrica victoria, la lucha sin tregua ni cuartel contra el gobierno del Pálido pelegato

 

Reivindicando en conjunto los componentes pormenorizados, puestos en juego por el inmundo tirano alimaña Joaquín Balaguer, para obtener su reelección desde el 1970 y 1974 hasta ser derrotado en el 1978, el disoluto y sociópata Leonel Antonio Fernández Reyna (ambos rasgos por formación y herencia a la vez, independientemente de quién sea su padre en realidad), ha logrado su objetivo en una tan fría como pírrica victoria electoral, de la que no puede excluirse el factor fraude, una vez que éste es una línea maestra que traspasa, desde el principio hasta el resultado final del proceso electoral recién efectuado, así como engaños y abuso por parte de los responsables organizadores de la contienda, que eran parte no sólo del gobierno, cuyo cabecilla se propuso continuar en el Poder, sino que eran de su mismo partido o de los que el gobierno, y personalmente el disoluto y sociópata como corrupto candidato reeleccionista, había venido sobornando por distintas vías y todas las formas, si no, obedientes y encuadrados como perros fieles a la Iglesia Católica-Vaticano, tal cual serían el mismo Presidente de la Junta Central Electoral, Julio César Castaños Guzmán y Aura Celeste Fernández de Guillermo Moreno, que son tanto piezas claves como parte de las estructuras opusdeistas que existen en el país. Castaños Guzmán es asesor jurídico del Arzobispado de Santo Domingo y de su cabecilla, el alias Cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, razón por la que, cuando algún partido o candidato objetaba alguna decisión de las adoptadas con carácter acentuadamente parcializado, por parte de la Junta Central Electoral, quien se tomaba la demanda no era otro que el arrogante y prepotente, como estúpido y absolutista déspota oscurantista ensotanado, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez.

El otro que representa un escándalo en sí, es el archicorrupto gángster Roberto Rosario, que, en un espasmo orgiástico de desfachatez, se sinceraba confesando que la Junta Central Electoral es, en realidad, un órgano periférico de la Iglesia Católica-Vaticano, y, en particular, del ambicioso y desalmado alias el Cardenal, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez y que en el seno de la Junta Central Electoral impera en forma absoluta la voluntad de dios. A buenos entendedores, pocas palabras bastan.

 

I.- La única carta de triunfo del reeleccionismo fue el fraude desde la misma Junta Central Electoral controlada por la Iglesia Católica proveyendo de actas de nacimiento y cédula electoral a medio millón de haitianos ilegales para que votaran por Leonel

 

Así, el fraude electoral, como maniobra de engaño y abuso a favor de un candidato, en este caso, el reeleccionista, el disoluto y sociópata Leonel Antonio Fernández Reyna, es tan patente como comprobable.

Pero además, y, sobre todo, cabe destacar que, a pesar de ser declarado ganador con un 53.83% de los votantes, lo que suma 2 millones 199 mil votantes de un total de 5 millones 800 mil con derecho al voto, o sea, aptos para votar, que resulta, a su vez, apenas un 38% del electorado, esto es, de los aptos para votar; lo que de por sí representa una arquetípica victoria pírrica, no sólo por su bastarda y dudosa naturaleza, o por lo poco duradero que puede y ha de resultar su logro u obtención, sino, porque ese triunfo alcanzado por el disoluto y sociópata Leonel Antonio Fernández Reyna y su banda (ciertamente que es una banda mucho más que un verdadero partido político), ha de resultar de más daño para éstos que para sus adversarios, principalmente que para el Perrodé-Vargas Maldonado, que han quedado como los derrotados por el reeleccionismo y los procedimientos del fraude, del engaño, del abuso del Poder y muy particularmente, del soborno, de la compra de conciencia como de los métodos intimidatorios del terror, la represión y el clima de ejecuciones y fusilamientos por parte de la P.N., convertida en un institucionalizado escuadrón de la muerte como parte coercitiva del Estado y su gobierno.

Leonel Antonio Fernández Reyna representa cabalmente los intereses del neoliberalismo y la globalización en su forma más aberrada, esto así, puesto que es, como gobernante, servil y entreguista hasta la condición inveterada del genuflexo lacayo incorregible y despreciable ante los consorcios monopolistas del imperialismo y su capital financiero; pero, a la vez, por poseer una falta de escrúpulos y de pudor, de principios y de decencia, incurre permanentemente en las peores de las prostituciones tanto ideológica y política como social; y así, a la vez que no se ruboriza ni se avergüenza (virtud que en realidad Leonel Antonio Fernández Reyna nunca ha conocido) de ser un lacayo genuflexo y redomado sirviente del imperialismo y sus monopolios, incurre en la más asquerosa entrega a los sectores más reaccionarios y entreguistas, como es la Iglesia Católica-Vaticano y a su intrínseco parasitismo, a su reaccionarismo, a su negación de la autodeterminación de los pueblos, al autocratismo monárquico, absolutista y despótico, asesino y persecutor, como discriminador, de todo principio de igualdad, como la igualdad de todos ante la ley y la ley igual para todos, reivindicando para sí (para la Iglesia Católica-Vaticano), tanto los privilegios absolutos y unilaterales, como la impunidad para sus delitos y crímenes, tal cual ilustran el Concordato, el Vicariato Castrense y el Patronato Nacional San Rafael; así como colocarse como censora privilegiada del Estado dominicano y por encima de éste, al mismo tiempo que obliga al Estado y a su gobierno a imponer insoportables y crecientes cargas impositivas al pueblo, que se hunde cada vez más en la miseria y la pobreza más aborrecibles como escandalosas; todo con el único propósito y finalidad de que los dominicanos y la República Dominicana les sigamos financiando, como vasallos feudales suyos, sus improductivas actividades de ocio y vagancia, como de supercherías y supersticiones que suman un todo oscurantista retardatario e infame. Y si, con esto, Leonel Antonio Fernández Reyna admite y se suma, sumisa y vilmente, al socavamiento y a la castración de la soberanía del Estado dominicano, y, a la vez, niega el carácter libre, autónomo en su soberanía, según corrobora la Constitución en su Art. 3, no repara siquiera en que se trata de otra acción o impostura de carácter anti-nacional y anti-dominicano, por cuanto la Iglesia Católica-Vaticano, aún su sucursal que opera en el patio, no es una institución estatal, no es una institución social, sino anti-social, pero, ante todo, no es nacional, sino parte de un cartel internacional de la fe religiosa y mágico-fantástica, que es el Vaticano, representante de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que gira alrededor de mitos, leyendas y supersticiones, con carácter contrario del todo al derecho a la autodeterminación de los hombres, de los pueblos y de las naciones; y que, en el caso nacional, está llevando a cabo la labor fundamental en cuanto a la traición que hace peligrar de muerte la vida y la existencia de la nación Dominicana, una vez que la Iglesia Católica-Vaticano es la principal auspiciadora de la fusión de la República Dominicana con Haití y aboga por la presencia masiva de haitianos en nuestro país, socavando la estabilidad de la República Dominicana, la alimentación de los dominicanos, la asistencia de salud, médica y hospitalaria de los dominicanos, así como su educación.

Y precisamente es alrededor de estas traiciones y acciones anti-dominicanas que Leonel Antonio Fernández Reyna ha llevado a cabo sus actividades reeleccionistas, saliendo momentáneamente airoso, pero que de seguro la suerte no le acompañará por siempre

 

II.- Miguel Vargas Maldonado, siendo otro sirviente del neoliberalismo, para ganar terreno, se vio compelido a enarbolar sentidas demandas económicas, políticas y sociales de la población y reivindicó la Asamblea Constituyente

 

Precisamente, el curso de la campaña electoral resultó en extremo ilustrativo en cuanto a que, siendo Miguel Vargas Maldonado otro neoliberal y tan sumiso y genuflexo como Leonel Antonio Fernández Reyna ante los monopolios imperialistas y la Iglesia Católica-Vaticano, llegado el momento en que se percatara de que la reelección era apoyada por las fuerzas vivas del sistema, del modelo neoliberal y la globalización, junto a la Iglesia Católica-Vaticano, las sectas protestantes cristianas y mormones y por igual la perversa secta Testigos de Jehová, así como los grupos empresariales y la prensa amarilla, en su totalidad bajo control de la Iglesia Católica-Vaticano y el Opus Dei, se vio obligado, en su empeño de ir contra la corriente, a reconocer la justeza de las más sentidas demandas económicas, políticas y sociales que anidan, como anhelos, en el seno de la población, y, contrariamente a Leonel Antonio Fernández Reyna y a su banda antinacional, disoluta y criminal en contra del pueblo, Miguel Vargas Maldonado se avocó a recoger y reivindicar la Asamblea Constituyente como espina dorsal de cualquier reforma constitucional que se planee llevar a cabo; declarar el fracaso estrepitoso de la privatización de la salud y la deserción impuesta por Leonel Antonio Fernández Reyna como disoluto, corrupto, indolente y servil, tal y como tipifica el himno nacional, levantando el puño de hierro de la nación contra semejantes traidores, y abogar para que se implemente un nuevo sistema de salud, en el que el Estado cumpla, no rehuya ni deserte, cobarde y traidoramente (como sucede en la actualidad) de las responsabilidades de salud, servicios y educación que el Estado dominicano debe asumir, sin poder traspasar y delegar a otras manos.

Miguel Vargas Maldonado es un neoliberal, comprometido con el sistema de dominio y subyugamiento que imponen el imperialismo norteamericano, su neoliberalismo y su globalización, que, aún con todos sus fardos arriba, llegó a hacer suya la Asamblea Constituyente, y, por igual, reconoció las calamidades y miserias a que, en esta situación de sufrimiento, se encuentra sometida la población y el país; y hasta, tratando de ganar terreno, hizo compromisos públicos, como de llevar hasta 20 mil el salario de los maestros, meta que el gobierno declaró una utopía inalcanzable por parte de los maestros; otro tanto hizo con los médicos y enfermeras, y lo mismo con el sector transporte.

Pero Miguel Vargas Maldonado no tuvo ni tiene bagaje ni compromiso de pueblo ni de la nación para enfrentarse al parasitismo y violación de la soberanía estatal y nacional por parte de la Iglesia Católica-Vaticano, y, tratando de ser sumiso ante ésta, cobardemente, guardó silencio y buscó ser acompañado en la boleta electoral por el recalcitrante agente de la Iglesia Católica-Vaticano y del Opus Dei, el corrupto y aberrado José Joaquín Puello Herrera, lo que, en perspectiva de pueblo y emancipación, trabó y obstaculizó su candidatura.

Sin embargo, ahí queda la reivindicación de la Constituyente y su reconocimiento de las adversidades que el gobierno neoliberal de Leonel Antonio Fernández Reyna les está propiciando al país y al pueblo.

Cierto es que la Iglesia Católica es la principal enemiga de la Constituyente, pues, con ésta, es cuestión de tiempo mandar pa’l carajo el Concordato, piedra angular del parasitismo de la Iglesia Católica que, a su vez, genera situaciones inaceptables, como la de la condición de vitalicios de los jueces usurpadores de la Suprema, a lo que, aún con timidez y blandenguería, Miguel Vargas Maldonado se opuso y llamó a ponerle coto de una vez por todas.

Si Miguel Vargas Maldonado hubiese tenido siquiera un poquito de independencia de criterio o de formación cultural, político-cultural, tal vez no se hubiese quedado callado sabiendo que la Iglesia Católica, el Episcopado, sobornado por Leonel Antonio Fernández Reyna, y el Arzobispado, cuyo incumbente, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, fue el vocero de la reelección a través de la Junta Central Electoral, que es un instrumento de la Iglesia Católica y de la reelección,  habían dotado -lo cual denunciamos- a cerca de 500 mil haitianos de cédulas dominicanas y actas de nacimiento, nacionalizándolos al vapor sin siquiera hablar español ni vivir aquí, a cambio de que votaran a favor del disoluto, archicorrupto, sociópata, inescrupuloso, carente de moral y de honradez, que era el candidato reeleccionista Leonel Antonio Fernández Reyna.

No puede obviarse y pasarse por alto que, habiendo nosotros hecho esta denuncia, que conllevaba hacer recaer en ese medio millón de haitianos el grueso de la victoria electoral fraudulenta de Leonel Antonio Fernández Reyna, éste, y no otro, haya sido casi exactamente el margen de diferencia electoral.

 

III.- El disoluto y corrupto Leonel Fernández se abanderó de las prácticas espurias del tirano alimaña Joaquín Balaguer, que siempre ganó las elecciones por medio del fraude orquestado por la Iglesia Católica y siendo ahora copartícipes la sectas protestantes, evangélicos, Testigos de Jehová, adventistas y mormones y la prostituida y venal prensa amarilla, contando en esta ocasión con la experiencia en tales tramoyas del licencioso criminal y depravado Leonardo Matos Berrido

 

El grupo de estrategas de la reelección siempre estuvo consciente de que obtener una victoria electoral en buena lid le era nada menos que imposible y que el fraude electoral era su única carta de triunfo. El mismo Leonel Antonio Fernández Reyna, cuando reivindicó su condición de discípulo y heredero político del tirano alimaña Joaquín Balaguer, quien nunca ganó unas elecciones limpiamente, sino todas por medio del fraude, lo que, al efecto estaba en realidad queriendo subrayar, era que apelaría a ese recurso sin miramientos, pruritos ni escrúpulos de ninguna índole; y fue con esa finalidad que recurrió a su entrega a la Iglesia Católica-Vaticano, al cardenal Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez y al equipo de fraude de la Iglesia Católica que trabajara a favor de las reelecciones del tirano alimaña; entre esos personajes se cuenta ese sujeto despreciable y asqueante, un corrupto y depravado amoral como asesino, que es Leonardo Matos Berrido.

Obsérvese, que el Ministro de Deportes de un país tan corrupto como Holanda, fue obligado a renunciar por estar involucrado en asuntos de actividades licenciosas, y que un funcionario de un Estado norteamericano corrió la misma suerte por semejantes actos, mientras que aquí, Leonardo Matos Berrido, cuyo despacho en el Banco Nacional de la Vivienda es un matadero de sexo por empleo, donde se deshonran matrimonios, se envilecen señoritas y se prostituyen mujeres casadas, por obra y gracia de Leonardo Matos Berrido, el gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna no sólo que lo mantiene en ese puesto, en donde hace reinar el más asqueroso nepotismo además, sino que lo mantiene como presidente de la Liga de Béisbol Profesional; tal vez, cabe pensar que ello es así, debido a que Marianela Sánchez tiene razón cuando se queja amargamente de la falta de atención estatal por el arte y la cultura, y avala la tesis de que este es un país de prostitutas y peloteros, que es lo mismo que lúmpenes.

Es un hecho que marca un hito de la historia socio-política de la República, que la Iglesia Católica-Vaticano y su Episcopado y Arzobispado de Santo Domingo son los que organizan y orquestan los fraudes electorales. Tanto lo hicieron con Balaguer en el 1970 y en el 1974, como en el 1986, en 1990 y en el 1994, como lo han vuelto a llevar a cabo ahora, la Iglesia Católica-Vaticano y su Episcopado dominicano, cada uno de cuyos componentes recibió, un año antes exactamente, un suntuoso obsequio personal de parte del disoluto y sociópata Presidente reelecto, Leonel Antonio Fernández Reyna, consistente en una yipeta Mitsubishi del año, como se puede comprobar visitando la casa de cada obispo de las distintas diócesis en que la Iglesia Católica divide sus operaciones de parasitismo, oscurantismo, injerencia y manipulación del Estado dominicano y sus distintos órganos, lo que la Iglesia Católica-Vaticano lleva a cabo por vía del Concordato y el Vicariato Castrense, además del chantaje y la intromisión desvergonzada a que somete a gobiernos y funcionarios.

Así, la Iglesia Católica-Vaticano, su Episcopado y Arzobispado, manipularon la Junta Central Electoral para consumar el fraude llamado victoria electoral del corrupto, disoluto y sociópata Presidente Leonel Antonio Fernández Reyna. Y es digno de resaltar que de por medio estuvo, como un ingrediente novedoso, que en este fraude electoral estuvieron como copartícipes la sectas protestantes, evangélicos, Testigos de Jehová, adventistas y mormones, dado que se trató de una orden emanada de los consorcios monopolistas estadounidenses y sus inversionistas en el país.

 

VI.- Para enfrentar las venideras jornadas de lucha las masas no pueden tener refugio en la línea traidora y entreguista del clerical y neoliberal Perrodé. Las propuestas de nuestro Partido Comunista –PACOREDO- están ahí, lo mismo que nuestra firme disposición para marchar junto a la población y la nación contra el neoliberalismo y el gobierno del genuflexo Leonel Fernández-Pálido

 

Una vez transcurrido este episodio, casi traumático, de la reelección de un modelo, un régimen y su Presidente, como son el capitalismo neoliberal, el Pálido y Leonel Antonio Fernández Reyna, que han demostrado y reafirmado estar totalmente entregados en cuerpo y alma a los peores intereses contrarios a la nación y al pueblo, episodio éste en el que la reelección se ha consumado, retrotrayéndonos a los tiempos macabros del tirano alimaña Joaquín Balaguer, pero en el que el protagonista actual de tan aciago hecho, Leonel Antonio Fernández Reyna, aparece suscribiendo una plataforma común con los sectores más recalcitrantemente retrógrados y reaccionarios como anti-dominicanos, como son los del neoliberalismo y su globalización, así como un compromiso con los haitianos y el proceso de fusión con Haití y la destrucción de la nación dominicana; todo lo cual representa, en forma clara, una dramática escalada de recrudecimiento de las adversidades y penalidades en que la población dominicana desenvuelve su proceso de depauperización y empobrecimiento crecientes, no hay dudas de que se abre una nueva situación de desafíos y luchas populares, y todo parece indicar que Leonel Antonio Fernández Reyna sólo contará en su haber con las posibilidades y capacidades represivas y persecutorias de su régimen, las que aumentan al pactar definitivamente con los sectores más recalcitrantes, lo que ha conllevado a que su estilo no sea ya precisamente, como simulaba en tiempos pasados, el de la concertación, sino el clásico estilo de los sectores retrógrados y corruptos, como criminales, del látigo y el pastel con soborno, chantajes, cargas impositivas desproporcionales y sin miramientos, con una desarticulación pasmosa del aparato de producción y una supeditación cada vez más acentuada de la economía nacional a las importaciones, con balanzas comerciales y de pago negativas.

Este cuadro bien puede simbolizar la sospecha de que se trata de una victoria pírrica, por cuanto el vencedor ha obtenido más daño que el vencido, por cuanto, el margen, en término de iniciativas políticas favorables para Leonel Antonio Fernández Reyna y el palidismo gobiernista no está claro ni es convincente, ya que, de su parte, además de que están las fuerzas del conservadurismo, y con muchos compromisos asqueantes e inconfesables, los problemas vivos de las gentes, éstas no están en condiciones de negociarlos, ni el gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna puede sobornarlas ininterrumpidamente.

Esas luchas de la población se han de desarrollar necesariamente sobre el gobierno en los órdenes político, social, económico, de salud, educativo, de transporte y alimentación.

Esas masas, que concurrieron contra el soborno y votaron contra Leonel Antonio Fernández Reyna, que se manifestaron en contra de éste en actos majestuosos que acorralaron al gobiernismo, el que contó a su favor todo el tiempo con la campaña vil y tergiversadora de la prensa amarilla, hoy por hoy bajo el control absoluto de la Iglesia Católica y el Opus Dei, adscritos en primera línea al neoliberalismo, que es inaplicable y no asimilable por las masas del país como del Continente Latinoamericano y del Caribe, tratarán de repetirse, y las masas tendrán que perseverar en la lucha sin posibilidad alguna de retroceder, pues para ellas es un asunto de vida o muerte.

Lo que es el Perrodé, con su dirección actual, tan neoliberal y clerical como anti-popular y antinacional, no será tenido por las masas como su fuente de orientación ni de refugio para las jornadas que ya continúan.

Por nuestra parte, nuestras propuestas están ahí, a favor de todas las reivindicaciones populares, sociales y políticas, educativas, en el área de los servicios sociales. Y todo el tiempo estaremos junto a la población y la nación, en contra del neoliberalismo y su globalización, en contra del oscurantismo y la injerencia en el Estado y la sociedad de la Iglesia Católica y, por tanto, siempre contra Leonel Antonio Fernández Reyna y su gobierno.

 

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