NO CEJAREMOS EN MANTENER VIVA LA DENUNCIA

La mendaz prensa mediática bajo el control del Opus Dei-Iglesia Católica sólo se afana por silenciar y ocultar, enterrando en el olvido

Horrendos hechos de pedofilia en la diócesis de Higuey que han alcanzado una dimensión mundial o universal con los crímenes y asesinatos masivos para borrar las evidencias y callar testigos

 

Para nosotros es importante recordar, a diferencia y en contra, precisamente por ello, de la prensa comercial y amarilla, adicta al régimen neoliberal y antipopular como antinacional, que calla, guarda silencio y simula como que nunca ocurrió un hecho nunca antes visto en toda la historia del país en los 164 años transcurridos desde el 1844 hasta la fecha, un 6 de marzo, día fatal y desgraciado en que, en Higüey, cerca de 200 seres humanos, dominicanos en su gran mayoría, así como extranjeros, caen calcinados por las llamas del fuego, al que son tan proclives los llamados cristianos, como corroboran las ciento y tantas veces con que amenazan recurrir al fuego, en contra de sus contrarios, en los Evangelios y en las 14 cartas paulinas, así como en el Apocalipsis, que son los documentos propiamente cristianos.

¿Acaso este muro de silencio artificial de esa prensa. dominada por la Iglesia Católica, no es una conducta cómplice, como un mea culpa expiatorio, tácito, obvio y sobreentendido con ese calcinamiento masivo de infelices hombres reducidos a la condición de bestias anti-sociales por las clases dominantes y su odioso sistema de explotación y opresión?

En la opinión pública de todo el país, faltando sólo hacerlo efectivamente en el campo internacional, para lo que se requieren la comunicación por todos los medios, en especial el Internet, haciendo que en todos los rincones del mundo se conozcan los horrores de la bestialidad de la pedofilia, la homosexualidad, depravación, aberración, falta de escrúpulos y vocación y práctica asesinas criminales, por medio de la tea incendiaria, recordando su Inquisición, de la Iglesia Católica, seccional dominicana de esa trasnacional religioso-financiera parasitaria vaticanista, hay cada vez un mayor convencimiento de que la Iglesia Católica, a través de sus Episcopado y Arzobispado de Santo Domingo, es la siniestra mano maestra que ha llevado a cabo desde las violaciones y diversas actividades de la pedofilia ocurridas en el albergue de Yuma, Higüey, República Dominicana, contra niños y niñas, lo mismo que de los asesinatos, quema de la cárcel de Higuey, con cerca de 200 muertos, desaparición de los expedientes judiciales de los tribunales, así como la evidente conspiración de silencio e impunidad imperante en todos los círculos de los medios y órganos de comunicación amarillos de la prensa escrita, radial y televisada, llevados a cabo por la Iglesia Católica vaticanista, seccional suya del patio, en aras de borrar las huellas y ocultar evidencias.

Ciertamente que el convencimiento de la población sobre la corrupción homosexual y pedófila como asesina, todo como fruto y a causa, a la vez, de su parasitismo imperante, en esa Iglesia Católica-Vaticano, en particular su capítulo seccional República Dominicana, crece, se expande y se consolida ese crecimiento que reclama la eliminación del Concordato y la absoluta separación de la Iglesia Católica y toda confesión religiosa con respecto al Estado, lo que se produce no obstante las diversas coartadas y cortinas de humo, lo mismo que aún y a pesar del terrorismo y la amenaza de actuar despiadadamente en contra de quienes les denunciamos todos esos desmanes que emanan tanto de parte de los prelados católicos, como del Cardenal y de la jauría de Benito de la Rosa Carpio y Nicanor Peña Núñez, en coordinación con el banquero y agente financiero de Jesucristo, Agripino Núñez Collado.

Y no obstante las diversas coartadas con que la Iglesia Católica y sus prelados aberrados, degenerados y corruptos, como vilmente curtidos en el parasitismo despótico y absolutista obstruyen y favorecen la impunidad, sin embargo, las conquistas democráticas, como la libertad de prensa y de creencias, que el pueblo ha conquistado al lado de sus movimientos y organizaciones democráticos, revolucionarios y progresistas, permiten ser utilizados para hacer que, a pesar de lo armónicamente que la Iglesia Católica y sus prelados han hilvanado sus coartadas, quede en claro que los prelados católicos están compelidos, en forma inevitable, a esa conducta, habidas cuentas de la naturaleza anti-social, anti-nacional y anti-humana de los objetivos supersticiosos, falsos, oscurantistas de la Iglesia Católica y el cristianismo, pero por sobre todo que no sirven al pueblo sino para adormecerlo y endrogarlo, en tanto fortalece e intensifica la voracidad y agresividad de las fuerzas explotadoras, opresoras y represivas.

Basta que se tenga sentido común para identificarse con que jamás se pueden producir tantas ocurrencias, como los hechos acaecidos, con apariencia de casualidades y todos al mismo tiempo y del mismo carácter, apuntando siempre y únicamente en un solo sentido y una misma dirección, de la muerte violenta de los testigos y la desaparición de expedientes y evidencias, para que el cuadro de conjunto sea quien termine llevando al colapso la conspiración de la Iglesia Católica-Vaticano con el involucramiento, en forma irrefutable, como el protagonista número uno del Episcopado dominicano y el Arzobispado de Santo Domingo, e indudablemente, con la anuencia y el visto bueno cómplice del hasta hace poco Nuncio apostólico italo-norteamericano, de profundos vínculos con la mafia siciliana, Timothy Broglio, ya que, como aspirante al Cardenalato y al solio papal de la trasnacional o cartel religioso, opio para las masas, ha de tener, en forma inequívoca, una posición de respaldo incondicional y más allá de lo racional y lo prudente a todos, en especial a los prelados, obispos y monseñores, como sacerdotes de filas en general, involucrados en escándalos sexuales, homosexuales y de la pedofilia, sobre todo ésta, que es la especialidad del conglomerado sacerdotal católico, como de crímenes y asesinatos, salvo determinados casos en que las evidencias sean devastadoramente aplastantes y contundentes, que es precisamente lo que se puede palpar al pasar revista del pedigree o historial del actual Papa, por lo que se llama el Papa Rata, además de que es un ideólogo y teólogo creador de las infamias peores, como es ese argumento, que siempre está presente en todo prelado y cura católico, definitivamente comprobados como pedófilos y criminales, que se atrincheran en que no hay Poder terrenal, ni jueces ni personas humanas que puedan condenarlos, y que sólo dios, su dios, puede hacerlo.

Una de las dos haitianas involucradas por la Fiscalía y el Juez de Instrucción como las principales autoras, murió envenenada en la cárcel de El Seybo, a raíz de lo cual se facilitó poner en libertad bajo fianza a la otra acusada, que, al salir, murió atropellada por una camioneta misteriosa que nunca apareció ni fue localizada jamás, en el llamado Cruce de Pavón en la carretera de El Seybo.

Está claro que en toda la trama criminal ha desempeñado un estelar papel la prensa amarilla, pero en particular “El Nacional” y el periódico “Hoy”, que son propiedad de Pepín Corripio, cabeza de una acaudalada familia española miembro del Opus Dei, que a su vez es la propietaria de una extensa cadena de prensa, radio y televisión, que incluye a varios grupos de presión mediática, como es el de comunicadores católicos que tiene como núcleo el llamado “UnomasUno” que dirige el reconocido personaje espurio, agente de la Embajada de los Estados Unidos además, Juan Bolívar Díaz Santana, que es especie del coordinador entre muchos ramales que operan en esos medios y se vinculan, irradiándose por otros, como es el caso de las “Clave” semanal y digital, así como del “Listín”, “El Caribe” y “La Información”, que es dirigida por un hombre de los Legionarios de Cristo, que es Pérez Memén.

En el relato de los pasos con que opera el complot para que las sombras de la infame impunidad cubran ese capítulo de ignominia de la Iglesia Católica-Vaticano, con el protagonismo de toda la Iglesia, con su sucursal del patio, en las violaciones, sodomización, prostitución y tráfico y comercialización de niños y niñas desde Yuma, Higüey, describimos que siempre Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador), estaba en primera línea de los pormenores, como anunciando el enrumbamiento de los pasos de los asesinos y violadores, que no se concluyó con el holocausto masivo de los presos de la cárcel de Higüey y la muerte de los dos testigos claves de los hechos de San Rafael del Yuma recluidos en dicha cárcel, que fueron los primeros muertos y que fueron asesinados la misma noche del 6 de marzo, día en que, en la mañana, en su edición dominical, Radhamés Gómez Pepín (Jack El Destripador) había anunciado que Benito de la Rosa Carpio llamaba a que se pusiera fin a esas investigaciones, bajo el alegato de que se estaban acusando e involucrando a personas inocentes en este caso.

El y Nicanor Peña Núñez, siendo uno el obispo saliente y el otro, obispo entrante, como presidente de la diócesis en cuya demarcación sucedieron los espeluznantes episodios de pedofilia en el albergue San Francisco Javier, que es una dependencia de dicha diócesis, debían dar detalladamente su versión.

Se trataba de que el Juez de Instrucción demandaba la presencia de ambos prelados para ser interrogados, a lo que ellos se negaban, declarándose de hecho en franca rebeldía y desconocimiento de Poder para hacer tal cosa a la Judicatura dominicana, como se sabe, amparándose en el Concordato.

Curiosamente, no hace mucho, justamente al momento en que fuera designado por el actual Papa el nuevo cabecilla de la siniestra como criminal orden de los jesuitas, el español ultra-franquista y ultra-fascista Nicolás Sánchez, al que denominan el Papa Negro, en un juego de palabras con el que, fingiendo que se le llama como tal por siempre vestir con sotana negra, o sea, con ropa negra, cuando en realidad se le llama el Papa negro por ser el núcleo y cabeza de las peores cosas oscuras y negras en que se involucra, bajo todas las formas, la orden de los jesuitas.

El perverso que es Radhamés Gómez Pepín (Jack el Destripador), que se jacta de su condición de ideólogo y promotor de los grupos para-policiales y escuadrones de la muerte, confesó, de su puño y letra, que él era un jesuita frustrado ya que, haber alcanzado esa consagración era su más alta meta en su existencia.

Pero, como sabe la Iglesia Católica y sus altas instancias, él nunca ha hecho otra cosa que cumplir al pie de la letra sus directrices y aplicarlas acogiendo sus disposiciones.

Está claro que su seguimiento a lo del caso asqueroso y criminal de San Rafael del Yuma, por parte de la Iglesia Católica, al que siempre está atento, como para garantizar que no se salga de control, prosiguió con la forma harto evidente en que Benito de la Rosa Carpio y el mismo Cardenal fueron los que prácticamente secuestraron a González Padial, provocándole la aceleración de la muerte, no sin antes hacerle padecer graves torturas de ansiedad y angustia, bajo control médico incluso, para prolongarle la muerte y ésta le llegara lenta pero inevitablemente, en la agonía de trasladarlo, en un largo y doloroso paseo, desde el extremo oriental de la isla en el Suroeste, desde Higüey, hasta el corazón del Cibao, a Santiago, donde llegó con los ojos desorbitados y el corazón explotado saliéndosele por la boca, todo por haber traicionado a la Iglesia Católica y a los obispos, al recurrir a la Justicia y a la opinión pública para que el país conociera lo que los prelados llevaban a cabo, como un sacrificio de ofrenda a sus deidades divinas, y en particular a su suprema, que es su dios y de cuyos atributos morales cabría dudar si buscamos a través de la Iglesia Católica-Vaticano y sus castas sacerdotales, que se autoproclaman los representantes de su dios ante los hombres aquí en la tierra.

Cabe ser destacado que fueron dos personajes especialmente serviles a la Iglesia Católica-Vaticano en el país los que, actuando como sus representantes oficiales prácticamente, dentro del Ministerio Público, los que dispusieron, hecho que hoy queda como detalle básico del complot o trama diseñado por la criminal Iglesia Católica a través de sus prelados, el encarcelamiento, sin ningún tipo de seguridad y garantías previsoras, a los nombrados Joel Pérez José y Eliseo Colón, en la incendiada cárcel de Higüey, que, como se recordará, hemos dicho que fueron los dos primeros presos asesinados la noche del mismo domingo 6 de marzo en que, Gómez Pepín (Jack El Destripador) había hecho pública la declaración de rebeldía ante la Justicia de Benito de la Rosa Carpio y de Nicanor Peña Núñez, ambos obispos de Higüey, pero que el primero ya había sido designado como Presidente de la Conferencia Episcopal dominicana y quien exigió ese día, 6 de marzo, la adopción de medidas extremas para ponerle fin a la situación.

Esos funcionarios judiciales fueron: el entonces Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito y Marisol Tobar, su primera ayudante.

Si Francisco Domínguez Brito es de una familia ultra-católica, de baña-santos y de muy cuestionables virtudes morales, la señora Marisol Tobar es parte, por igual, de otra familia similar, que recuerda que el otro Tobar es una vieja pieza del engranaje de la Putamaima de Agripino Núñez, todos, vinculados a los privilegios y cosas sucias como impunidades de la Iglesia Católica-Vaticano en el país.

Dada la vulnerabilidad en cuanto a estabilidad emocional de Domínguez Brito, al que se le tiene en no pocos sectores allegados a él como un badulaque, de no pocas miserias humanas en su conducta personal, fue que éste se dispuso pasar desde la Procuraduría General de la República a la posición de Senador por Santiago, cargo al que aspiró y alcanzó en las elecciones congresionales de medio tiempo en el 2006, gracias sobre todo, a que la Diócesis de Santiago asumió directamente, junto con Agripino Núñez, la promoción de su candidatura, e incluso fue protagonista del manejo indecoroso y espurio de los votos, saliendo derrotado, hecho que quedó rodeado de extrema suspicacia y con un ominoso velo de sospecha como atmósfera, el candidato Héctor -Papín- Domínguez del Perrodé.

 

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