HIPOCRESIA CAMPEA EN LA BERBORREA CONTRA LA CORRUPCION QUE DESPLIEGAN LOS CLERICALES REPRESENTANTES DE LA ULTRAREACCION Leonel Antonio Reyna, modelo vivo de lo que es la corrupción, es un disoluto, podrido, corrupto, corruptor, mentiroso, cínico y sanguinario 20-07-2009
Cuando se ha formado, por parte de los más prominentes pontífices de la más ancestral y bestial corrupción que satura, envenenando, toda la atmósfera nacional y social de la República, un ruidoso como bullicioso coro alrededor, precisamente, de lo que en sus espurias bocas infestas se torna en un estribillo cínico y paradójico, además de vulgarmente burlón de: hay que frenar la corrupción y a los corruptos; hay que castigar a la corrupción y a los corruptos; la corrupción y los corruptos gozan del privilegio de la impunidad, y así por el estilo, y en digno ejemplo de la más solemne hipocresía (rasgo éste genuinamente cristiano y católico, que no se exagera al afirmar que es lo único original y auténticamente propio de dicha aberración alucinante, que es el opio de la humanidad, el cristianismo y el catolicismo; hipocresía que, junto a sus mentiras, engaños, parasitismo y criminalidad, integran las columnas de su ortodoxia), se proclaman escandalizados y consternados ante el predominio galopante de la corrupción, pero lo que callan es tan elocuente y sencillo que las voces más chillonas del coro anticorrupción de marras, son las de los principales corruptos, así como de las instituciones fuentes perennes de la peor y más infame de las corrupciones. Inequívocamente hemos resaltado que Leonel Antonio Reyna, modelo vivo de lo que es la corrupción en su más amplia y exacta significación, es un disoluto, podrido, corrupto, corruptor, mentiroso, cínico, sanguinario, hipócrita, por lo que, cuando asume la pose de la gatica de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano, erigiéndose en abogado de la corrupción y negando su palpable existencia, que predomina en forma absoluta en ésta su tercera administración, cuando apenas lleva 11 meses en su gestión, por lo que es un ejercicio lógico de lo más simple inferir que esa corrupción es la continuación, prolongación, proyección y auge de toda la corrupción que anteriormente, en sus dos gestiones precedentes, había venido desplegando, por lo que a nadie debería ni extrañar, ni mucho menos causar sorpresa, sino que bien es la cosa más normal y natural del mundo, que el pontífice de la corrupción se erija en el abogado de la corrupción. No obstante, mueve a preocupación y resulta hasta sorprendente el hecho y la situación de que, mientras el pontífice de la corrupción asume la defensa a ultranza de su práctica y oficialización, negando de plano su existencia y predominio, tal cual hace y es Leonel Antonio Reyna, y a la vez presenta el alegato de que el coro anticorrupción encierra, para esta nueva ocasión, elementos extraños al puro interés moralizador y que la presente campaña, que frenéticamente estremece al país por la ola comprobada de corrupción, está impregnada y motivada por el expreso interés de sectores y círculos que han elaborado proyectos políticos que buscan, en el más corto tiempo posible, hacerse de la dirección del Estado, esto es, del gobierno, y no precisamente por la vía electoral, pues las elecciones presidenciales constitucionales están pautadas para el 2012 y, por lo tanto, está diciendo que se trata de planes y proyectos de las cavernas anacrónicas políticas aún más a la derecha suya, si es que esto es posible, que fraguan y conspiran para darle un Golpe de Estado. Cuando se habla de corrupción estatal y política es indudable que no se está hablando del robo de una vaca, de un caballo, de una actividad de prostitución sexual, ni siquiera de narcotráfico, ni aún de una estafa de carácter nacional, como la perpetrada por los opus dei en el área bancario-financiera, entre los que cabe citar, porque ¡vaya casualidad!, todos son feligreses fanáticos cristianos, acentuadamente católicos de la sagradísima y santifísima Iglesia Católica-Vaticano, como son el clan de los Báez Romano, Báez Figueroa, Báez Coco, Alvarez Renta, la Lubrano de Castillo, Pedrito Castillo Lefeld, del clan Yuyo D’Alessandro-Orden de Malta C x A, Arturo Pellerano, Mendoza, Aybar Sánchez, que desde Baninter, Bancrédito, Mercantil y el Progreso, entre otros, se han robado millones y millones, compartiéndolos con las altas instancias eclesiásticas católicas (en especial con el parásito social, alias el Cardenal, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez), altos mandos policiales y militares, como con los flamantes integrantes de la Judicatura, empezando por su solemne Suprema Corte, usurpada por la jauría de cínicos, violadores sagrados de la Constitución y de Ley de la Carrera Judicial, que recibieron monumentales partes para la impunidad, como es arquetipo Listín Diario, exculpado de lavado, etc. ¡No! Estamos hablando de algo de mucho más contenido y significado de estos escandalosos hechos de corrupción financiera, bancaria y social, estamos hablando, al decir estatal, de la corrupción en el órgano que se supone es reflejo y directa expresión de la existencia de la República y de la nación, por lo que estamos hablando de que un cáncer está atacando el Estado Mayor o el cerebro del cuerpo y la anatomía del país, y es de esto de lo que precisamente se trata en la presente ocasión. Como innegable pontífice de la corrupción, Leonel Antonio Reyna refleja una enajenación que lo retrata carcomido por la más profunda indolencia e irresponsabilidad, una vez que él mismo se da por descontado que se ha involucrado en esa práctica, como lo dicen en nivel incipiente el Caso Peme, el Caso Baninter, y como lo corroboran más recientemente, y en dimensiones cada vez más crecientes, el caso de la Sun Land, los escándalos de las empresas de electricidad, la vorágine de préstamos indiscriminados a la banca internacional para cubrir los déficits presupuestarios, las concesiones onerosas a empresas extranjeras y a personajes extranjeros, íntimos y socios suyos, de lo que el magnate mafioso Gustavo Cisneros y su esposa es un ejemplo, o bien éste tan reciente de la Cementera en Los Haitises concedida a la Iglesia Católica-Vaticano Opus Dei, grupo mafioso Zona Franca de Santiago, etc., etc. Leonel Antonio Reyna nunca ha podido entender que, mientras más adocenada y abyectamente servil practicara la corrupción del Estado, para llenar de riquezas y privilegios, por ejemplo, a la Iglesia Católica-Vaticano, más agresiva, llegado el momento, ésta se tornaría en su contra, porque hay cuerpos que nunca echan cabeza y, por lo tanto, no logran aprehender las contundentes enseñanzas que da la historia como, por ejemplo, el caso del dictador Trujillo y la misma Iglesia Católica-Vaticano. Esta, la Iglesia Católica-Vaticano, movió sus peones y agentes, como el tirano alimaña Joaquín Balaguer y el criminal Anselmo Paulino, alrededor del carnicero criminal y hiena de dos patas, el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, para que éste le firmara el Concordato infame con que hoy, la Iglesia Católica-Vaticano, vive parasitariamente del pueblo dominicano, y mediante el cual anula la soberanía misma del Estado Dominicano, y no conforme con ello, habiendo firmado Trujillo con el Papa de Hitler, Pío XII, el Concordato en el 1954, siguieron presionando para convertir en leyes ese oneroso e ilegal acuerdo a través del ilegítimo Congreso del dictador Trujillo, así como para que se llevara a cabo la firma del Vicariato Castrense y del Patronato Nacional San Rafael, lo cual aconteció en el mes de febrero del 1958; y con esto el dictador, de hecho, le había dado hasta poco más de su asqueroso trasero a la Iglesia Católica-Vaticano, puesto que le había legado, por testamento de herencia, su finca nacional, que era la República Dominicana, y por lo cual ésta, hoy día, es una finca de pendejas ovejas de las que la Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo viven parasitariamente a sus anchas. Como se sabe, toda esa infame entrega del cretino e imbécil dictador Trujillo, lejos de hacer que la Iglesia Católica-Vaticano le guardara gratitud, sólo logró que esa Iglesia Católica-Vaticano se desesperara por ver cuanto antes como se liberaba de la persona del dictador, de la que, desde febrero del 1930, había sido su consagrada protectora. Ciertamente que Leonel Antonio Reyna es uno de esos extraños cuerpos que, por más que se empeñen, nunca logran echar cabeza. Y ciertamente que hace de ridículo, y hasta repite el mal ejemplo del social traidor Juan Emilio Bosch Gaviño durante su incompetente gobiernucho de 7 meses, en el 1963. El mismo personaje éste provocó que le dieran el Golpe de Estado, teniendo en su contra a las inmensas mayorías nacionales, lo que se comprobó cuando el 25 de Septiembre nadie salió a las calles a defender a esa aberrada administración boschista.
|