Los programeros y plumíferos cagatintas de la prensa prostituida y venal se prosternan como siervos de la gleba ante la criminalidad de las clases explotadoras y opresoras como de los parásitos religiosos

Los casos de Juan Bolívar Díaz Santana, Margarita Cordero, la Trueba, Ana Mitila Lora y Fausto Rosario Adames, Huchi Lora, Rafael Acevedo, Patricia Solano Lora, son más que elocuentes

23-10-2009

 

Los plumíferos y caga-tintas más abominables de todos dentro de esa fauna aborrecible de miserables mercenarios mendaces y desinformadores venales, cuya inescrupulosidad y orfandad absoluta de pudor sólo tiene punto de referencia y comparación con su misma condición de sucios cretinos de una prostituida mediocridad, son, de entre todo ese pantano de excrementos pestilentes, los que responden y sirven los intereses del parasitismo y la criminalidad olímpicas de la Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y Cristiana como de esos crápulas del protestantismo y sus perversas sectas supersticiosas de ignorantes supinos, cuya brujería es tan patética como ridícula.

Y este amasijo de escorias fétidas forman la gran mayoría de las legiones de cagatintas y plumíferos venales de a tanto por línea, que, así como son huérfanos de escrúpulos, por igual son depravados en sus ambiciones bastardas, lo que perfectamente queda explicado y por igual demostrado, con el hecho de que casi la totalidad absoluta de los órganos de prensa escritos (como periódicos y revistas de todas las índoles), son propiedad y obedecen a la Iglesia Católica-Vaticano y al Opus Dei, que es a su vez el sector hegemónico predominante entre los grupos de la burguesía neoliberal que gustan encubrirse con el eufemístico terminacho de “hombres de empresa”.

Así tenemos “El Caribe”, “Hoy”, “Listín Diario”, “La Información”, “El Diario Libre” o Libertino, la prensa como las “Clave” digital y semanal, todos los canales de televisión, como la mayoría de las empresas de telecable (nacionales y provinciales), al igual que la mayoría de las emisoras de radio principales de alcances nacionales.

La prensa y las legiones de plumíferos venales de la escrita, radial y televisada en la República Dominicana, forman un medio o ambiente social en que, en forma absoluta, predomina, como bien afirma Lenin “esa máxima maldita de cada uno para sí mismo, y la droga dios para todos”. Da asco y repugnancia la forma tan de siervo de la gleba en que, como restrojos de esclavos redomados y amaestrados, ni siquiera sienten vergüenza de su venalidad prostituida.

Es escandalosa la forma en que, por ejemplo, se atemorizan, sudan, cambian de color, sienten contracciones en las tripas y hasta se mean, cuando siquiera oyen que se denuncian las infamias y actos comprobatorios de que, por ejemplo, el espía de la CIA, Juan Emilio Bosch Gaviño, siempre todo lo que hizo fue dentro del marco de la estrategia y planes configurados por el imperio-capitalismo y la misma Iglesia Católica-Vaticano.

Que Juan Emilio Bosch Gaviño es el  más insigne propiciador y engendrador, junto a José Francisco Peña Gómez y la sabandija espuria del tirano alimaña Joaquín Balaguer, de todas las lacras humanas en persona como en expresiones de abyección, servilismo, pusilanimidad, cobardía y adocenamiento que hoy, imperando en los tres corruptos partidos del sistema, escandalizan y asquean a toda persona de principios y capaz de discernir con inteligencia y libertad de espíritu.

Esas legiones de cagatintas son propagandistas del oscurantismo religioso, sublimando sus mentiras y engaños, como son esos que operan en las cadenas opusdeistas-catolicistas e informantes policiales y de las agencias de espionaje norteamericanas, principalmente de la CIA, como son los casos de “1+1”; del grupejo espurio de esa alimaña insulsa y mediocre, como ignorante y simplista, con un amaestramiento como siervo de la gleba y el amaneramiento adocenado de Huchi Lora, al que concurren los degenerados y aberrados, con indisolubles vínculos con los peores centros reaccionarios, como ese granuja que responde al nombre de Rafael Acevedo, junto con el padre Avelino, dos profesionales de la homosexualidad en la especialidad de la pedofilia y parte del grupo del degenerado ex-general Radhamés Lora, del clan asesino del cura Hemeregildo en Manabao, en las lomas silenciosas y retiradas de Jarabacoa, como de la sospechosa de cojear de la misma pata, Patricia Solano Lora; o bien, súmese a este estercolero de inmundicias la afluencia (con la Iglesia Católica-Vaticano y el Opus Dei de por medio) a su seno, de refuerzos fétidos desde la gusanera cubana de Miami, o la que se desarrolla en invernaderos desde el seno de Cuba, a través de la Iglesia Católica-jesuitas y los grupos opusdeistas, de los que son ejemplos Alicia Ortega y el cubanito bulloso ese que vive preconizando la caridad, la beneficencia y la filantropía, que se dice martiano y chivaista y que nunca fue del partido de prostitutos políticos que usurpa el nombre de Partido Comunista de Cuba; y todas estas afluencias de pudrición que son canalizadas a través de los tubos de cloacas y portadores de aguas negras y excrementos sólidos que encarna siempre la Iglesia Católica-Vaticano.

Pero por sobre todo, hay que nombrar los grupos que operan, tanto en el producto del lavado del fraude de Baninter por la mafia de los Báez-Opus Dei, ahora traspasada a otros socios y testaferros de esa mafia sagrada, a través de Micalo Bermúdez, el hijo del bastardo y degenerado Marcelo Bermúdez, todos usufructuarios de la impunidad imperante que ya se objetiviza como una de las expresiones más agudas de la delincuencia ostentosa de la oligarquía bastarda que encabeza, con toda su olímpica podredumbre parasitaria y vividora, la Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y ejemplar cristiana.

Y no podemos cerrar este breve comentario sin mencionar esos nombres, sinónimos de las crápulas mercenarias más viles y más desaprensivas de los Juan Bolívar Díaz Santana, Margarita Cordero -La Ninfa-, la Trueba, Ana Mitila Lora y un agentazo confidente de la CIA como ese granuja de siete suelas de Fausto Rosario Adames.

Nadie, absolutamente nadie puede negarles que son rameras y fornicarios que lo hicieron con el tirano alimaña durante su dictadura de los 12 años y sus otros sucesivos espurios gobiernos; que lo han hecho y lo hicieron con el Perrode Guzmán, Salvador Jorge Blanco y con José Francisco Peña Gómez y el rufián Rafael Hipólito Mejía; como con Leonel Antonio Reyna desde el ’96, del 2004 al 2008 y lo siguen haciendo del 2008 en adelante, ocultándoles su corrupción, su podredumbre, su inescrupulosidad, su condición de ladrones y saqueadores del Estado como instigadores y cómplices de su política narcoterrorista y criminal por medio de los escuadrones de la muerte policiales.

 

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