¡Vota nulo por ninguno! Certera consigna elaborada desde 1996 por nuestro Partido Comunista -PACOREDO- para trazar el camino de lucha contra el mercenarismo entreguista de los partidos del sistema, sus satélites y sus depravados politiqueros ante los depredadores e insaciables monopolios imperio-capitalistas y la infame, parásita y oscurantista Iglesia Católica 09-03-2010
Unos muchachos de los estamentos y capas económico-sociales que, física y gráficamente corresponden a los sectores medios colocados entre, de un lado, la oligarquía, que es el bloque de las clases burguesas en sus distintas connotaciones de acuerdo a las ramas del capital en las que sus familiares se entroncan con la explotación capitalista, junto con los de los grupos terratenientes medievales, que ya casi todos se han incorporado en forma principal a las actividades productivas e improductivas capitalistas, por lo que más bien son lo que, con esa exactitud matemática que el marxismo-leninismo le imprime a la lingüística en cuanto al uso de los términos o palabras conceptuales, se define como burgueses territorializados o viceversa, terratenientes aburguesados por el sistema capitalista en que forzosamente desempeñan sus actividades económico-sociales y financieras, casi siempre de carácter parasitario e improductivo, por su colocación física dentro de la estructura económico-social del régimen burgués, es a esos sectores a los que, principalmente, pertenecen los muchachos esos a los que aludimos desde la primera frase de este procesamiento mental hecho en voz alta; es que se habla de las llamadas “clases” medias, así mismo, entre comillas, por el hecho de que en realidad no hay tales clases medias, sino más exactamente capas medias o estamentos intermedios o medios de las clases fundamentales en que se escinde la sociedad en su escala económico-social. Pero bien, el hecho es que esos muchachos han venido incursionando, con todo el soberanísimo derecho conquistado, en los asuntos vivos que atañen tanto a la nación, de la que forman parte de su población, como de la sociedad, y por ello les atañe, o sea, que les van, les vienen y les caen encima, de una u otra manera, los efectos y consecuencias de las instituciones del sistema de Estado y del sistema de gobierno imperantes en el país este que su carácter, tan intrínsecamente conflictivo por contradictorio, se expresa en los dos conceptos de significados diametralmente opuestos y contradictorios con que se les designa, y ello por encima y para gurupela e insomnio con pesadillas de la oligarquía retardataria y cavernaria, cuyo Estado mayor y núcleo dirigente es ese antro infame, vil, ignominioso y arquetipo, modelo o prototipo del parasitismo y el oscurantismo asqueante y supersticioso y hechicero en toda su vergonzante primitividad, que es la Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y cristiana. Así pues, se denomina República Dominicana en tanto en verdad y objetivamente lo que nos encaja y nos dignifica es lo de la República de Quisqueya. Y al atreverse a incursionar en los asuntos del sistema de Estado, del sistema de gobierno y del régimen o sistema económico-social imperante, todo lo cual nos llena de entusiasmo, esos muchachos han dicho “estamos jartos”, “esa no es nuestra Constitución”, lo que individualizado y personificado difunden con no poco impacto y fuerza sugestiva y de atracción singular: “Esa no es mi Constitución”; y ahora, para opinar, y hacerlo con travesura juvenil, han hecho suya, impregnándole el vuelo que, por sectarismo y envidia, se le había negado, a la indudablemente significativa consigna de “Vota nulo por ninguno” que tan orgullosamente confeccionamos hace 14 años para la farsa electoral del 16 de mayo del 1996, y desde entonces reiterada por nuestro Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) en cada proceso electoral, principalmente presidencial. “Vota nulo por ninguno” por primera vez apareció en el escenario nacional en el titular en primera página del periódico “¡Despertar!” No. 968 del 6 de mayo del 1996. “Vote nulo por ninguno” con la sucinta y lacónica explicación debajo “una forma de ejercer el derecho del sufragio en contra de todos los candidatos de los distintos partidos”. Honran así, esos muchachos, al insigne maestro de juventudes latinoamericanas, a pesar de sus caídas, José Ingenieros, autor de la ingeniosa expresión “jóvenes son aquéllos que no tienen ataduras con el pasado”. Y es que, tanto lo de “Esa no es mi Constitución”, en referencia y definición de actitud digna y soberana en relación a la mamotrética, retranca o talanquera, cocinada en su maridaje espurio por los rufianes y miserables mercenarios que encabeza el disoluto y corrupto como desalmado sanguinario criminal Leonel Antonio Reyna y sus pálidos pelegatos, atajo repulsivo de degenerados y prostitutas, junto con los perrodé Miguel Vargas Maldonado y las sabandijas repugnantes y abominables de las alimañas del tirano incalificable Joaquín Balaguer del corrup-Partido Reformista Social Cristiano, todo de un lado, y del otro, la atalaya de lo peor y más aborrecible, antro infinito de infamia y desvergüenza que es la Iglesia Católica-Vaticano, Apostólica, Romana y cristiana, como la de votar por ninguno, vienen a poner el dedo en la llaga viva del rámpano purulento y asqueante que arropa el cuerpo entero de la sociedad y la nación dominicanas, como resultado de la crisis y estancamiento del sistema imperante desde hace varios siglos, producto de ese torpe empeño de querer mantener atado al país y a Quisqueya la indómita y brava a las calendas del atraso, del oscurantismo y la superchería religiosa, en rechazo, contraposición y negación bizarra de la ciencia, de la cultura y de la evolución de la civilización. Sin embargo, los muchachos, con su ímpetu y arrojo, no pueden suplir y llenar estas expectativa que son necesarias resolver, ya que es tan abismal y profundo el mal de fondo que daña a la nación y la hace hasta peligrar en su existencia misma, que si jóvenes y viejos nos ponernos a cavilar, en una reflexión ponderada y acuciosa, hasta corremos el riesgo de quedar desconcertados, atolondrados y víctimas de una catástrofe espiritual de la que sólo el más decidido de espíritu y con conciencia de apego a la confianza en los pueblos y en la humanidad que ha hecho posible tantos logros científico-culturales, puede hacernos salir airosos. No es sólo que ninguno de los corrup-partidos y sus satélites representan nada positivo para el pueblo y la nación, sino que somos una nación que, como patria, sólo y únicamente poseemos un símbolo digno de la denominación de símbolo patrio, que es el Himno Nacional, un prodigio del pensamiento humano, un homenaje al valor trascendental de la perseverancia en la lucha tesonera por alcanzar una patria y una sociedad justa. Nuestro Himno contrasta, embiste, avasalla y aplasta todos los otros símbolos apócrifos, falsos, negación del papel estelar del pueblo en busca de hacer realidad el ideal supremo de la humanidad, que es la igualdad y la desaparición de la explotación y la opresión de esas infamias que se resumen en la explotación y opresión del hombre por el hombre. Todas las simbologías patrias, aparte del Himno Nacional, como los ridículos supuestos padres de la patria, los nombrados Duarte, Sánchez y Mella, pero por sobre todo la estafa esa del primero, del nombrado Juan Pablo Duarte, como padre de la nación y de la patria, a la que se negó rotundamente para que fuera libre e independiente; como el lienzo infame con el símbolo de la ignominia más abominable que es la maldita cruz, y en su centro, esa aborrecible y vergonzosa Biblia cristiana, con esa frase nauseabunda inscrita en la parte superior del de por sí nauseabundo escudo de dios, patria y libertad. ¡Carajo!, todas esas son basuras, basuras y más basuras, y ello explica de manera categórica y rotunda de por qué estamos como estamos. Ninguna de esas simbologías representa la igualdad ni la esperanza de redención de la nación ni del pueblo dominicano alrededor de la autodeterminación, de la democracia, la libertad ni la hermandad soberana e independiente del pueblo ni de la nación Quisqueyana; reiterando la honrosa como espectacular excepción que es el Himno Nacional: “Salve el pueblo que indómito y bravo a la guerra con heroísmo viril se lanzó”. “Que si fuese mil veces esclava, otras tanto ser libre sabrá”; esto es, confianza plena en el pueblo de Quisqueya. Nada, nada ¡carajo! de vagabunderías e infamias religiosas como eso de cruz, biblia, dios y demás emblemas de atraso e infamia. Hace días, en vísperas del 27 de febrero, dijimos, en réplica y desafío a nuestros adversarios, que reafirmábamos que enarbolábamos con firmeza y absoluta convicción aquel principio de La Ilustración europea del siglo XVIII, enriquecido con todo lo que significa materialismo dialéctico e histórico marxista-leninista, de que todo lo que existe está obligado a presentar sus títulos y credenciales de derecho a la existencia ante los soberanos fueros de la razón, y que si lo que reivindica su derecho a la existencia no puede presentar sus títulos y credenciales que avalen y acrediten su supuesto derecho a la existencia, pues entonces que desaparezca de una vez por todas. Aquí vamos pues, y reafirmamos, de nuevo, que todos los días y cada momento es bueno y oportuno para deshacer y desenmascarar estafas, engaños, entuertos, supersticiones y hechicerías baratas y vergüenzas para la condición humana. Proseguimos pues. Mañana es un día bueno y oportuno para volver a hacerlo. Y cada día es mejor todavía que éste que ya agotamos.
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